La turbadora humanidad de Diane Arbus
CaixaForum acoge la m¨¢s completa y reveladora exposici¨®n realizada sobre la fot¨®grafa
"Fotografiado por Diane Arbus, cualquiera es monstruoso", dijo Susan Sontag. Monstruoso en el sentido de extra?o, inquietante, carne de desasosiego. Eso es v¨¢lido tanto para un alfiletero humano, un lun¨¢tico enmascarado y el hombre reversible como para una pareja de enamorados o un beb¨¦. Porque Arbus logr¨® retratar, con cientificidad de forense, lo turbador de la condici¨®n humana en cualquier sujeto. Ahora, una gran exposici¨®n, la mayor realizada sobre la fot¨®grafa, se exhibe en CaixaForum, en Barcelona. Incluye m¨¢s de 200 im¨¢genes, entre ellas las m¨¢s c¨¦lebres de la artista, aut¨¦nticos iconos de la desaz¨®n existencial moderna como las gemelas de Roselle, la mujer puertorrique?a con lunar o la mujer con velo en la Quinta Avenida.
"Me encuentro en un hotel enorme, maravilloso, blanco, est¨¢ ardiendo"
"Creo realmente que hay cosas que nadie puede ver si yo no las fotograf¨ªo"
"Creo realmente que hay cosas que nadie puede ver si yo no las fotograf¨ªo", escribi¨® Diane Arbus (Nueva York, 1923-1971), una de las figuras cumbre de la historia de la fotograf¨ªa. Ciertamente, su capacidad para hacer aparecer en sus fotos la fisura que conecta la realidad aparente con la expresi¨®n m¨¢s profunda y conmovedora del alma humana es uno de los rasgos primordiales de su obra.
La exposici¨®n Diane Arbus Revelaciones (hasta el 14 de mayo), integrada por obras procedentes de colecciones p¨²blicas y privadas de todo el mundo y muchas de las cuales se exhiben por primera vez, incluye adem¨¢s de las fotograf¨ªas numeroso material de la artista como sus carnets de trabajo -llenos de abigarradas notas en las que uno puede descubrir, por ejemplo, el tel¨¦fono de Christopher Isherwood-, cartas, listas de personajes a retratar ("Turkey Queen", "Miss Smile"), libros (las Eleg¨ªas de Duino junto a La rama dorada y Encyclopedia of Aberrations), ?una postal de Walker Evans!, contactos, su ampliadora y sus c¨¢maras (la Nikkon 35 mil¨ªmetros y la baqueteada Rollerflex gran angular 2-1/4. El paso de la primera a la segunda signific¨® un cambio decisivo en su obra). Varios murales con material muy diverso (fotos, recortes de diarios, p¨¢ginas de revistas) remiten a los collages de los tablones de sus estudios.
Todo ello convierte la exposici¨®n, que inici¨® su singladura en octubre de 2003 en el Museo de Arte Moderno de San Francisco y que en Espa?a s¨®lo se ver¨¢ en Barcelona, en un intenso, completo y apasionante viaje al universo creativo de Diane Arbus, una oportunidad ¨²nica de explorar sus or¨ªgenes y evoluciones, de asomarse al otro lado del objetivo.
La exhibici¨®n patentiza, seg¨²n recalcaron ayer la comisaria Sandra Philip y el fot¨®grafo Nil Selkirk, encargado del tiraje de las fotos de Arbus desde su suicidio y ex alumno de la artista, que la fot¨®grafa era una persona muy reflexiva, de ideas muy complejas y que trabajaba de una manera extremadamente meticulosa. En muchas ocasiones, entablaba una larga relaci¨®n con los sujetos antes de retratarlos, una comunicaci¨®n real "sin ning¨²n tipo de juicio sobre la persona fotografiada". Silkirk se?al¨® c¨®mo "la c¨¢mara de dos pulgadas y media requiere una imagen quieta y eso ayudaba a crear esa relaci¨®n". La exposici¨®n muestra asimismo que Arbus era una excelente escritora.
"Me encuentro en un hotel enorme, maravilloso, blanco, est¨¢ ardiendo", escribe Arbus en un carnet donde anotaba sus sue?os (el original figura en la exposici¨®n). "Es terriblemente hermoso. Me siento llena de gozo pero ansiosa y confusa y no consigo fotografiar (...) Quiz¨¢ no pueda fotografiar si pongo algo a salvo, incluso mi c¨¢mara o yo misma".
La exposici¨®n presenta las fotograf¨ªas, desde las primerizas a las ¨²ltimas, algunas agrupadas en series, como las famosas (y tan dolorosas) de pacientes de psiqui¨¢trico que realiz¨® poco tiempo antes de su suicidio -fue hallada en la ba?era con cortes en las mu?ecas y ya en estado de descomposici¨®n-, y aparte tres ¨¢mbitos o "bibliotecas" con el material personal e informaci¨®n sobre la trayectoria profesional y vital de la artista, con especial atenci¨®n a sus grandes proyectos, Vertical journey o The full circle.
El recorrido es una sucesi¨®n de im¨¢genes inolvidables, a cual m¨¢s impresionante: Ni?a con gorro, Joven transexual con rulos en West 20 Street, Muchacho con sombrero de paja esperando para participar en una marcha a favor de la guerra -luce un pin con la leyenda "Bombardead Hanoi"- o Tragasables albina en una feria de Maryland. Pueden verse en la visita seres deformes, enmascarados, locos, misses, ancianas solitarias, tatuados, nudistas, la desoladora Ni?a vendiendo orqu¨ªdeas de pl¨¢stico por la noche y el entra?able gigante jud¨ªo del Bronx con sus padres. "Nunca te promet¨ª un jard¨ªn de rosas", copia en su cuaderno Arbus.
Entre la galer¨ªa de retratos del lado oscuro del sue?o americano, aparecen de repente rostros conocidos -Borges, Mailer, James Brown, Timothy Leary-, pero incluso ellos comparten la misma atm¨®sfera extra?a, a veces grotesca.
Sandra Philips y Nil Selkirk se esforzaron ayer por contrarrestar el aura de transgresi¨®n, tenebrismo y grand guignol que rodea a la fot¨®grafa (sobre su vida v¨¦ase Diane Arbus, de Patricia Bosworth). "Uno de los problemas de trabajar con la obra de Arbus es que hay una leyenda sobre ella, creada tras su muerte, el mito de que era problem¨¢tica". Achacaron parte de la responsabilidad de ello al "ambiente" del momento de su muerte y, concretamente, a Susan Sontag -¨¦sta verti¨® sus opiniones sobre Arbus en su extraordinario libro Sobre la fotograf¨ªa, recientemente reeditado por Alfaguara-. "La reacci¨®n de Sontag fue algo cruel, emiti¨® un juicio sobre la obra sin entender realmente la honestidad y el humanismo de esa obra", dijo Philips. La exposici¨®n Diane Arbus Revelaciones pretende "alejarse de ese primer impulso y mostrar la obra de la fot¨®grafa sin el sentimentalismo que la mediatiza". Ante la objeci¨®n de que las fotos de Arbus parecen cualquier cosa menos neutras, Selkirk apunt¨®: "Diane Arbus era completamente apol¨ªtica e independiente, no ten¨ªa una agenda ideol¨®gica, su ¨²nica posici¨®n ante el hecho de fotografiar era la b¨²squeda de conocimiento de qui¨¦nes somos, y su inter¨¦s por la diferencia entre lo que queremos proyectar que somos y lo que proyectamos en realidad".
M¨¢s tarde, durante la visita a la exposici¨®n, Selkirk recalc¨® que Arbus, en su opini¨®n, no era en absoluto una persona atormentada: "No, no. Era muy seductora, en el sentido amplio, se interesaba en ti. Y era lo contrario de morbosa, para ella era una fuente de alegr¨ªa conocer a la gente y fotografiarla. Lo que hab¨ªa era una fascinaci¨®n por el proceso de fotografiar y su sofisticaci¨®n. Y una gran alegr¨ªa por su trabajo. El suicidio arroj¨® una luz oscura sobre su obra. Hay que separar sus fotos de su suicidio".
Los herederos de Arbus han ejercido un control riguroso sobre la exposici¨®n. Hasta tal punto que, seg¨²n explic¨® ayer la responsable de fotograf¨ªa de la Fundaci¨®n La Caixa, Marta Gili, no ha sido posible editar un cat¨¢logo propio. La alternativa es comprar el editado en ingl¨¦s en 2003 (56,95 euros).
Babelia
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