Terrorismo
Se presentan las conclusiones de las asociaciones de v¨ªctimas del terrorismo decantadas en el transcurso de la celebraci¨®n del III Congreso Internacional de Terrorismo como firmes posiciones a tener en cuenta por el Gobierno espa?ol, ahora que, seg¨²n parece deducirse de algunos detalles, resulta evidente que no s¨®lo hab¨ªa intenci¨®n de negociar desde hace muchos meses sino que ya puede referirse el presidente Rodr¨ªguez a que no estamos todav¨ªa en la fase de proyecto.
La estrat¨¦gica declaraci¨®n del presidente del Gobierno en v¨ªsperas de la apertura del Congreso se?alando que quiz¨¢s estemos razonablemente cerca de alguna novedad, es cierto, habr¨ªa creado en los detractores de cualquier negociaci¨®n o de alguna negociaci¨®n que implique cesiones impropias del Estado democr¨¢tico, una alarma que, de inmediato, se ha trasladado a las asociaciones, que, quiz¨¢s por ello, han centrado sus declaraciones de estos d¨ªas en reiterar su negativa a la estrategia de la negociaci¨®n directa o indirecta con ETA.
Discursos oficiales y declaraciones han abundado en criticar -sin conocer exactamente cu¨¢les son las acciones del Gobierno- la mera intenci¨®n de hablar sobre el tema con el entorno pol¨ªtico de ETA, o con las fuerzas pol¨ªticas que representan al nacionalismo democr¨¢tico vasco, enfatizando que para las v¨ªctimas cualquier cesi¨®n ante los terroristas constituye un vilipendio de su dignidad, y una abdicaci¨®n de la legitimidad democr¨¢tica que permite al Estado perseguir con todos los medios constitucionales a su alcance a los actores del terror, a sus c¨®mplices, a quienes le complementan, e incluso, a quienes les comprenden, entienden, o simplemente desean que la salida al conflicto se produzca mediante una combinaci¨®n de generosidad, firmeza y sentido de la historia.
Es l¨®gico que quienes representan a las v¨ªctimas se ubiquen en la posici¨®n irreductible que se deduce del aluvi¨®n de declaraciones recogidas en Valencia estos d¨ªas, pero no es menos evidente que en la soluci¨®n de conflictos tan graves como el que nos aqueja desde hace varias d¨¦cadas, si la convicci¨®n de que s¨®lo cab¨ªa la soluci¨®n represiva hubiera gozado de la unanimidad que habr¨ªa sido menester, las alusiones a salidas negociadas no habr¨ªan tenido ning¨²n predicamento. Y no es eso lo que ha ocurrido, pues el propio pacto por las libertades y contra el terrorismo que en su d¨ªa suscribieron los dos grandes partidos, de entrada, ya no cont¨® con la unanimidad que pretend¨ªa pues fuerzas pol¨ªticas significativas como IU, PNV, CiU, y otras se vieron excluidas incluso por el lenguaje empleado en el texto.
Pero si l¨®gica y digna es la posici¨®n de las v¨ªctimas, y no un¨¢nime la salida exclusivamente represiva del terrorismo etarra, todav¨ªa hay que a?adir un tercer factor que viene a reordenar los argumentarios y los propios umbrales de lo que es y no es negociable: el dato de que en otros episodios contempor¨¢neos de terrorismos ligados a causas nacionalistas con audiencia social, despu¨¦s de agotar el espacio de las c¨¢rceles para ubicar a los presos, una vez comprobado que criminalizar tambi¨¦n las siglas pol¨ªticas paralelas de las organizaciones armadas no facilitaba pol¨ªticas de represi¨®n sin matices (no se puede encarcelar a todos los militantes pol¨ªticos independentistas, ni mucho menos a los simpatizantes, ni a los votantes,...), se ha buscado otras v¨ªas donde el desarme previo llev¨® a sofisticados, imaginativos y arriesgados pactos para devolver la paz civil.
Vicent.franch@eresmas.net
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