Los l¨ªmites de la pol¨ªtica de signos
Asistimos a un proceso de popularidad internacional del presidente Zapatero dif¨ªcil de imaginar dos a?os atr¨¢s. A punto de atravesar el ecuador de la legislatura, Zapatero y su "talante" est¨¢n influenciando notablemente a opciones de centro izquierda de todo el mundo. En Italia, tras el acuerdo alcanzado por Romano Prodi y su gran coalici¨®n antiberlusconiana, no cesan las referencias al l¨ªder socialista espa?ol. El filme de Sabina Guzzanti ?Viva Zapatero! trataba, sin un solo plano del pol¨ªtico espa?ol, de situarlo como contrareferente de la coalici¨®n conservadora medi¨¢tico-empresarial que encabeza Berlusconi. Se publican libros sobre su pol¨ªtica y son constantes las referencias al ideario simb¨®lico que Zapatero ha desplegado: pacifismo, interculturalismo, laicismo, gran ¨¦nfasis en medidas relacionadas con las libertades personales, ruptura del silencio sobre la memoria hist¨®rica y claras referencias a las tradiciones republicanas de su familia. Michelle Bachelet, reci¨¦n elegida en Chile, no ocult¨® su voluntad de conectar con lo que representa Zapatero y su universo cultural e ideol¨®gico. En M¨¦xico, instalados ya en plena campa?a electoral, el que fue alcalde del distrito federal y l¨ªder del Partido de la Revoluci¨®n Democr¨¢tica, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, no deja de recrear en sus discursos la l¨®gica pol¨ªtica de Zapatero, en ese bien cuidado equilibrio entre radicalismo de valores y derechos, independencia en las relaciones exteriores y moderaci¨®n m¨¢s que notable en el campo socioecon¨®mico. La receta zapaterista encuentra as¨ª espacios en una izquierda socialdem¨®crata bienpensante que oscila entre las dudas que plantea el excesivo fervor liberal y securitario de Blair, y los recelos que genera el eje Morales-Ch¨¢vez.
Es precisamente esa cada vez m¨¢s evidente contradicci¨®n entre el radicalismo ideol¨®gico en los temas ¨¦ticos y de estilos de vida de Zapatero, y su exquisito respeto por mantenerse en la ortodoxia econ¨®mica que marca la mundializaci¨®n econ¨®mica, la que puede provocarle problemas en esta segunda parte de su mandato. No parece que deba pasar mucho tiempo para que el ruido que llega desde abajo en forma de una inmensa mayor¨ªa de j¨®venes en precario, unas enormes dificultades para encontrar vivienda y la dif¨ªcil supervivencia mes a mes de muchas personas, empiece a dejarse o¨ªr y a pasarle factura. De momento, cuenta con un inesperado aliado que le permite situar la agenda pol¨ªtica y medi¨¢tica en otro escenario. En efecto, la hist¨¦rica algarab¨ªa que ha provocado el Partido Popular en torno a la reordenaci¨®n territorial del pa¨ªs, a los intentos de pacificaci¨®n de Euskadi o enarbolando las banderas m¨¢s conservadoras de la jerarqu¨ªa cat¨®lica, est¨¢ permitiendo que el foco de la atenci¨®n social y pol¨ªtica no se sit¨²e en los temas econ¨®micos y sociales de car¨¢cter m¨¢s estructural. En la agenda de las pol¨ªticas p¨²blicas no aparecen temas cruciales para millones de personas en Espa?a: precariedad y siniestralidad laboral, vivienda y dificultad para atender adecuadamente a ni?os, ancianos e inmigrantes. Temas sobre los cuales apenas si se tienen respuestas, ya que en muchos casos exigir¨ªan salir de la l¨®gica de efervescencia mercantil y del "s¨¢lvese quien pueda" en el que estamos sumidos.
Zapatero practica, pues, con maestr¨ªa la moderna pol¨ªtica de signos. Se trata de lanzar mensajes, de generar im¨¢genes, de trazar sonrisas y realizar gestos. Parecer¨ªa que es m¨¢s importante intervenir en la imaginaci¨®n colectiva, en el campo simb¨®lico, que preocuparse por cambiar, transformar y mejorar las condiciones de vida de la gente, admitiendo quiz¨¢ que en ese terreno las posibilidades se han ido restringiendo debido a los notables condicionantes de la ortodoxia econ¨®mica dominante. Las rentas del capital no dejan de crecer con cifras de beneficio extraordinariamente positivas, mientras que las rentas del trabajo apenas si logran recuperar el poder adquisitivo en una espiral de precios que cada d¨ªa aprieta un poco m¨¢s. S¨®lo hace falta fijarse en lo significativa que resulta la proliferaci¨®n inaudita de ofertas de peque?o cr¨¦dito instant¨¢neo a tasas de inter¨¦s que rozan la usura. No quiero decir con esto que no sea relevante el avanzar en mejorar la incardinaci¨®n de la diversidad nacional y territorial de Espa?a o acabar de una vez con la violencia en Euskadi, pero lo cierto es que esa otra realidad, la de aquellos a los que les cuesta cada vez m¨¢s vivir su ciudadan¨ªa de forma completa, puede hacerse cada vez m¨¢s presente en el escenario pol¨ªtico. Y es en ese campo en el que la pol¨ªtica de signos presenta l¨ªmites claros y concretos.
En M¨¦xico, se est¨¢ desarrollando la otra campa?a, la que protagoniza la contradictoria figura del subcomandante Marcos, visitando comunidad tras comunidad, en largas sesiones de debate y di¨¢logo con los sectores m¨¢s necesitados del pa¨ªs. Hace unos d¨ªas, en un peque?o pueblo del valle de Tehuac¨¢n, cerca de Puebla, un millar largo de mixtecos le oyeron decir refiri¨¦ndose a la campa?a electoral convencional: "Si volteamos para arriba escuchamos mucho ruido, se hablan entre ellos, se gritan, para abajo nos avientan promesas, mentiras que ya conocemos. Aparecen diferentes rostros, diferentes nombres, y sabemos cada quien en su coraz¨®n que son lo mismo. Y si seguimos mirando para arriba, seguimos sintiendo que estamos solos o solas. Y cuando volteamos para abajo, vemos nuestra mesa vac¨ªa, vemos nuestra casa sin servicios, vemos como un raqu¨ªtico sueldo se va en pagar el drenaje que no funciona, el agua que llega sucia y la luz que sale muy cara". Tambi¨¦n ¨¦l practica una pol¨ªtica de signos, trata de generar sus espacios en los medios y en la red. Pero sus mensajes parecen hablar de otras realidades y de otras necesidades, tratando de abrir brechas aunque sea de manera a¨²n contradictoria y confusa. Empezamos la cuenta hacia atr¨¢s que nos llevar¨¢ a Espa?a a nuevos procesos electorales en 2007 y 2008. Esperemos que el inevitable uso de signos, s¨ªmbolos y mensajes que caracteriza la din¨¢mica pol¨ªtica contempor¨¢nea no nos evite tratar de encauzar problemas de fondo de la ciudadan¨ªa, con su evidente carga de conflictividad y, por tanto, de creatividad social y colectiva.
Joan Subirats es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona.
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