Santi Garrido: "No volver¨ªa a hacerlo"
"Fueron nueve meses, a veces con cuatro y cinco ataques diarios. Lleg¨® a peligrar mi empresa", recuerda Sapena
Su madre, en A Coru?a, dice que "el chico est¨¢ muy bien", y eso parece cuando Santi Garrido, alias Ronnie y 10 apodos m¨¢s, accede a hablar a trav¨¦s del correo electr¨®nico con Ciberp@¨ªs. Para este experto programador de 28 a?os, condenado a dos de prisi¨®n y a pagar casi 1,4 millones de euros por bombardear la red de chats IRC-Hispano, la pesadilla termin¨®: "No volver¨ªa a hacerlo, no merece la pena". "Ya se han ahorrado bastante en publicidad a mi costa". Santi ha vivido la nefasta combinaci¨®n de la ira vengativa con el impresionante poder que da el conocimiento inform¨¢tico. De acuerdo con la sentencia dictada la semana pasada en Lleida, en la Nochebuena de 2002 los operadores de la red de chats IRC-Hispano expulsaron al joven por conectarse a ella "a trav¨¦s de un ordenador V-host, que ten¨ªa como fin dificultar su identificaci¨®n", una conducta il¨ªcita en IRC-Hispano.
"Los administradores de la red estaban avasallando a gente", explica Santi Garrido. "Protest¨¦ y dijeron que me echaban porque usaba un V-host. Actu¨¦ en caliente, pero no falt¨¦ el respeto a nadie, ni nadie tuvo queja sobre m¨ª en los canales que frecuentaba. Acostumbraba a estar en otras redes de chat y, al conectarme a ¨¦sta y ver estas cosas, era como aterrizar en el pueblo de la pel¨ªcula Los chicos del ma¨ªz".
Ronnie veng¨® su expulsi¨®n bombardeando con paquetes de bits la red de chats, en lo que se llama un ataque de denegaci¨®n de servicio.
Hasta aqu¨ª, era uno m¨¢s de los bombardeos que suele recibir el IRC-Hispano por parte de usuarios enfadados con sus operadores. Pero, el d¨ªa de Navidad, Santi Garrido les envi¨® un mensaje de correo, haci¨¦ndose responsable del ataque y amenazando con volver.
"Me irrit¨® que me echaran"
"La amenaza fue echarles todo abajo, como efectivamente ocurri¨®. Me irrit¨® que me echaran por una nimiedad", explica el joven. La sentencia se?ala: "Los ataques se fueron sucediendo de forma continuada y peri¨®dica hasta mayo de 2003".
Garrido se dedic¨® a infectar, con un gusano llamado Deloder, miles de ordenadores en Europa y Asia, que convert¨ªa en zombies a sus ¨®rdenes, lanzados como un ej¨¦rcito contra el IRC-Hispano. A medida que crec¨ªa el n¨²mero de zombies, el bombardeo se transformaba en una temible denegaci¨®n distribuida de servicio (el ataque no viene de un frente, f¨¢cil de atajar, sino de m¨²ltiples).
Entre abril y mayo, arremeti¨® tambi¨¦n contra los proveedores que dan soporte a la red de chats, como Wanadoo, Ono y LleidaNet, que lo denunciaron.
Sisco Sapena, presidente de IRC-Hispano, explica: "Fueron nueve meses, a veces cuatro y cinco ataques diarios. Recuerdo el primero, en Navidad, estuve 24 horas encerrado en una habitaci¨®n para atajarlo. No era la primera vez que nos atacaban, pero nunca hab¨ªa sido tan sistem¨¢tico. Lleg¨® a peligrar mi empresa, LleidaNet".
Bajo un bombardeo, se bloquean las m¨¢quinas y todo deja de funcionar: el correo, la web...
La Unidad de Delitos Telem¨¢ticos de la Guardia Civil detuvo a Garrido en julio de 2003, pocos d¨ªas antes de su cumplea?os. Viv¨ªa con sus padres, una familia humilde de A Coru?a. Se le acusaba del mayor ataque de denegaci¨®n distribuida de servicio ocurrido en Espa?a. El IRC-Hispano, que colabor¨® en su identificaci¨®n junto con Panda Software, ped¨ªa siete a?os de c¨¢rcel.
La semana pasada, despu¨¦s de un acuerdo entre acusaci¨®n y defensa, un juez de Lleida dict¨® sentencia: dos a?os de prisi¨®n, que no cumplir¨¢ por no tener antecedentes, multa de 3.240 euros e indemnizaci¨®n de 1.384.459, a repartir entre Wanadoo, LleidaNet, Ono y la Asociaci¨®n IRC-Hispano.
"No da?¨¦ ning¨²n sistema ni programa inform¨¢tico de las entidades acusadoras, ¨²nicamente se produjo una saturaci¨®n de servicio, como cuando se bloquea una centralita telef¨®nica por llamar demasiadas personas", comenta Garrido.
El joven acept¨® el acuerdo: "No me ve¨ªa aguantando un juicio de d¨ªas. La parte contraria, compa?¨ªas poderosas, ten¨ªa cinco abogados y yo uno de oficio. Sin recursos econ¨®micos, mis padres pod¨ªan costearme un viaje a Lleida, pero no varios, menos los honorarios de abogados y peritos para intentar conseguir una sentencia absolutoria. Si me hubieran absuelto, ellos habr¨ªan recurrido y todo seguir¨ªa, nuevo juicio, etc¨¦tera. Quiero pasar p¨¢gina y reanudar mi vida".
Sobre c¨®mo pagar¨¢ las indemnizaciones, asegura: "Me gustar¨ªa, pero no dispongo de un euro de mi propiedad".
Sapena explica: "Estoy contento por la sentencia, sienta un precedente y permite que no quede impune, porque este tipo de ataques se est¨¢n multiplicando". Garrido opina que no hay tal precedente: "Es una sentencia basada en un reconocimiento de los hechos y, por tanto, sin celebraci¨®n de juicio previo donde se hayan probado los hechos y perjuicios".
Adem¨¢s, comenta: "De todos es conocido el gran negocio en Internet con la pornograf¨ªa infantil y pocas son las sentencias ejemplares a las que se da la difusi¨®n que se ha dado a la m¨ªa".
En todo caso, esta sentencia muestra una tendencia a endurecer las penas por delitos inform¨¢ticos.
Es la primera por un ataque de denegaci¨®n de servicio en Espa?a, aunque no se pronuncia sobre su causa: la galopante conversi¨®n de ordenadores en zombies mediante virus. Es tambi¨¦n la m¨¢s cuantiosa en este tipo de delitos y la segunda en que se decreta c¨¢rcel. La primera fue para el inform¨¢tico catal¨¢n J. H. R., condenado a tres a?os en el a?o 2002 por copiar la base de datos de su empresa, pena que no ha cumplido por estar fuera del pa¨ªs.
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