Pura pasi¨®n

La mezzosoprano romana Cecilia Bartoli comenz¨® anteayer en Valladolid una gira de seis conciertos por Espa?a, que en los pr¨®ximos d¨ªas le llevar¨¢ a Madrid, Valencia, Barcelona y Pamplona, para cerrar su periplo el pr¨®ximo 28 de febrero en Bilbao. Es un acontecimiento, y no solamente por el tiempo transcurrido desde sus ¨²ltimas actuaciones en nuestro pa¨ªs, sino especialmente porque la cantante se encuentra en un gran momento de madurez vocal, en lo que se podr¨ªa denominar su plenitud art¨ªstica.

Despu¨¦s de su dedicaci¨®n a Vivaldi, Gluck, H?ndel o Salieri, la cantante articula su programa alrededor de Scarlatti, Caldara y H?ndel, con el t¨ªtulo gen¨¦rico ?pera prohibida, que responde por otra parte a su ¨²ltimo trabajo discogr¨¢fico. A Valladolid se desplazaron gran n¨²mero de aficionados madrile?os, gallegos o vascos, algunos por los precios de las entradas, la mitad o menos que los que imperan en Madrid o Barcelona, otros simplemente por la urgencia de escuchar a la gran artista lo m¨¢s pronto posible.

La actuaci¨®n de Bartoli fue sencillamente sensacional. Transmite con su presencia esc¨¦nica y su manera de cantar una alegr¨ªa de vivir indescriptible. Su t¨¦cnica es portentosa, pero la pirotecnia en el desarrollo de las coloraturas y virtuosismos es ¨²nicamente una an¨¦cdota. Lo que prevalece por encima de cualquier otra consideraci¨®n es su capacidad de emocionar, de estremecer. Bartoli hace m¨²sica con su voz, pero tambi¨¦n con las vibraciones de su cuerpo, con su tendencia desde el movimiento a la direcci¨®n orquestal, con sus silencios, con su sonrisa, con su simpat¨ªa desbordante. Es capaz de contagiar un aut¨¦ntico fervor a trav¨¦s de sus interpretaciones de m¨²sicos casi desconocidos como Caldara, y en autores como H?ndel puede llegar a enloquecer.

Vestida de verde esmeralda con el mismo traje largo que visti¨® en la fiesta de cumplea?os de Mozart en Salzburgo el pasado 27 de enero, dirigida por Riccardo Muti, Cecilia Bartoli provoc¨® en Valladolid una explosi¨®n incontenible de j¨²bilo colectivo. El p¨²blico grit¨® de entusiasmo, o patale¨®, o camin¨® aturdido hacia el escenario, o se qued¨® inmovilizado, o..., como pocas veces se ve en un teatro de ¨®pera. El ¨¦xito fue clamoroso. En fin, el canto. Qu¨¦ gran pasi¨®n si se hace as¨ª.