Las ideas que marcaron la transici¨®n
Santos Juli¨¢ termina un curso sobre las corrientes del pensamiento en la Espa?a del siglo XX
Ayer termin¨® el ciclo de conferencias que el historiador Santos Juli¨¢ ha dictado sobre los Or¨ªgenes intelectuales de la democracia en Espa?a en la Fundaci¨®n Juan March. Durante ocho sesiones, el autor de Historias de las dos Espa?as (Taurus) ha propuesto, primero ante un reducido grupo de profesores de instituto y despu¨¦s ante el p¨²blico, las l¨ªneas maestras que han marcado el pensamiento en Espa?a durante la centuria pasada. El regreso a la democracia despu¨¦s de la larga dictadura que Franco impuso tras derribar a la Rep¨²blica en una cruenta Guerra Civil ha sido el horizonte hacia el que se han orientado las reflexiones del historiador: ?qu¨¦ papel desempe?aron las grandes corrientes del pensamiento cuando muri¨® el dictador y urg¨ªa cambiar de r¨¦gimen?
Empez¨® el 26 de enero hablando del concepto de democracia en las distintas tradiciones del pensamiento espa?ol y, a partir de ah¨ª, Santos Juli¨¢ fue configurando a lo largo de siete citas m¨¢s (hasta ayer) el mapa de las ideas que han influido en la historia de nuestro pa¨ªs en el siglo pasado. Trat¨® de fascismo y catolicismo, de la rebeli¨®n universitaria y de la dura vida del liberalismo durante la dictadura, y cont¨® lo que vino despu¨¦s: esa singular mezcla de marxismo. socialismo y democracia. Habl¨® tambi¨¦n del desencanto de la transici¨®n y de los nacionalismos y el neoliberalismo durante la consolidaci¨®n de la democracia. Esta conversaci¨®n con el historiador termina sin embargo ah¨ª: en el momento en que se opera en Espa?a el gigantesco paso de dejar una dictadura y afrontar la elaboraci¨®n de una Constituci¨®n democr¨¢tica.
El desastre de la Guerra Civil
"El bando vencedor de la contienda se propuso terminar con todas las tradiciones de pensamiento que pudieran haber inspirado a sus enemigos. Depurar, erradicar, exterminar, liquidar: ¨¦sas fueron las palabras que utilizaron, y se aplicaron a destruir sobre todo la corriente liberal, porque entend¨ªan que hab¨ªa sido ¨¦sta la que hab¨ªa abierto las puertas de Espa?a al anarquismo, al comunismo y al nacionalismo separatista. El r¨¦gimen de Franco part¨ªa de una ideolog¨ªa ultranacionalista y entend¨ªa que todas las ideas que se hab¨ªan ido consolidando a lo largo del siglo XIX -de la democracia al socialismo- eran un virus letal que hab¨ªa que exterminar".
Estado nacional sindicalista
"El gran proyecto de los vencedores durante los primeros a?os de la dictadura fue construir en Espa?a un Estado fascista, pero hacerlo de una manera original, distanci¨¢ndose del modelo italiano. El partido ¨²nico que defendieron fue la organizaci¨®n de todos los productores reunidos en la empresa de la reconstrucci¨®n nacional. El totalitarismo adquiri¨® as¨ª en nuestro pa¨ªs, de mano de sus te¨®ricos (Serrano Su?er, La¨ªn Entralgo, Ridruejo), la forma de un Estado nacional-sindicalista que participaba del esp¨ªritu de construcci¨®n del nuevo orden europeo que lideraban Italia y Alemania. El proyecto no dur¨® mucho: hacia 1942-1943, la Iglesia y los militares no vieron con agrado el protagonismo de los fascistas. Inglaterra segu¨ªa sin caer y en el terreno militar empezaba a fallar la maquinaria de alemanes e italianos. Hab¨ªa que cambiar".
El problema espa?ol
"Los pensadores del r¨¦gimen se volvieron entonces hacia el pasado y empezaron a rastrear un pensamiento pol¨ªtico espa?ol propio. Buscaron en los neoescol¨¢sticos de los siglos XVI y XVII -Soto, Vitoria, Su¨¢rez y Molina- la manera de subrayar el catolicismo como elemento constitutivo del Estado. La Iglesia adquiri¨® entonces todo el protagonismo: con la victoria de los aliados, el r¨¦gimen deb¨ªa presentarse en la escena internacional no como un r¨¦gimen fascista, sino como un Estado cat¨®lico y tradicional fuertemente anticomunista. En la Navidad de 1944, P¨ªo XII habl¨® de que exist¨ªan varias formas de democracia. Eso permiti¨® a la dictadura la invenci¨®n de una f¨®rmula que limitara el poder del Ejecutivo. Habr¨ªa unas Cortes, no elegidas por sufragio universal, y otras entidades, que representar¨ªan a la familia, los municipios y los sindicatos, como una suerte de piezas cuya funci¨®n era la de servir de contrapeso a ese poder. El individuo no era nada si no formaba parte de un ¨®rgano. S¨®lo pod¨ªa expresarse a trav¨¦s de organizaciones como Acci¨®n Cat¨®lica o el Frente de Juventudes. La Iglesia fue el puente para que el r¨¦gimen estableciera relaciones con el Vaticano y, m¨¢s adelante, con Estados Unidos, y ten¨ªa el mayor poder en una sociedad totalmente cerrada: la educaci¨®n y la cultura estaban en sus manos. Hab¨ªa dos corrientes te¨®ricas entre los cat¨®licos. Los que entend¨ªan Espa?a como problema (La¨ªn) y pretend¨ªan rescatar a los extraviados (Machado, por ejemplo), y los que cre¨ªan que Espa?a no era ning¨²n problema (Calvo Serer), pues tiraban toda la tradici¨®n no cat¨®lica a la basura".
La llegada del Opus
"En 1957 entra el Opus en el Gobierno de la mano de L¨®pez Rod¨®, y controla los ministerios de Hacienda y Comercio. Cambia el reparto del poder. Ya no s¨®lo cuentan los militares, Acci¨®n Cat¨®lica y Falange, sino que existe un nuevo elemento cuyo objetivo fundamental es la secularizaci¨®n del ¨¢mbito pol¨ªtico. Importa la eficacia, una gesti¨®n profesional que permita que Espa?a se vincule al capitalismo internacional. La pol¨ªtica es un asunto de bur¨®cratas, de profesionales. No puede desperdiciarse el potencial desarrollo econ¨®mico; es importante crear una administraci¨®n que cumpla con la legalidad".
Los estudiantes se rebelan
"Fueron tambi¨¦n a?os en los que los estudiantes tomaron la palabra, y la tomaron para sostener que no se cre¨ªan la versi¨®n que de la guerra y de la victoria hab¨ªan dado los vencedores.
Lo que hay detr¨¢s de las manifestaciones estudiantiles de 1956 y 1957 es un radical rechazo al esqueleto de la dictadura. El SEU (Sindicato de Estudiantes Universitarios), una de esas organizaciones del r¨¦gimen, no representa los intereses de los estudiantes, eso vienen a decir. Son los hijos de la guerra, los que no la vivieron, los que crecieron sin otro horizonte que el que el r¨¦gimen les ofrec¨ªa. De pronto, comprenden que entre lo que les han contado siempre y la realidad existe un gran abismo. La herramienta que les permite ver el mundo de otra manera es el marxismo".
Tres l¨ªneas maestras
"Con el Concilio Vaticano II, parte del universo cat¨®lico sufre una profunda convulsi¨®n. Se dir¨ªa que con Juan XXIII y su enc¨ªclica Pacem in terris los cat¨®licos descubren los derechos humanos. En Espa?a se produce un salto enorme: de la escol¨¢stica a la Revoluci¨®n Francesa. As¨ª que junto a la emergencia de los estudiantes, y al pensamiento marxista -ya sea vinculado al Partido Comunista o a socialistas independientes (como Tierno Galv¨¢n y su Bolet¨ªn Informativo de Salamanca)-, surge un sector del catolicismo que cambia de registro: Ruiz-Gim¨¦nez y Cuadernos para el di¨¢logo van a tener una influencia decisiva para la apertura del r¨¦gimen a la democracia. Pero hay un tercer elemento que cobra una importancia creciente: el regreso de los viejos liberales (que han ejercido de tales exclusivamente en ¨¢mbitos privados) a la escena p¨²blica. Lo hacen de una manera particular: firmando manifiestos".
"La f¨®rmula de los "abajo firmantes", que hoy no tiene mayor relevancia, entonces era uno de los pocos caminos para disentir y protestar. Muchas de las iniciativas pol¨ªticas del Partido Comunista se concretaban en esos manifiestos. Pero para que tuvieran m¨¢s peso necesitaban las firmas de esas figuras de referencia (Vicente Aleixandre, Men¨¦ndez Pidal...), y para conseguirlas deb¨ªan cuidar su tono, evitar los excesos. As¨ª, poco a poco se fue extendiendo el lenguaje com¨²n de la democracia (donde el di¨¢logo y el acuerdo son esenciales), y entre los abajo firmantes coincid¨ªan los comunistas con los cat¨®licos, y los liberales con los falangistas reciclados y los socialistas".
El gran enfrentamiento
"Dentro del r¨¦gimen conviven durante los a?os sesenta dos tendencias enfrentadas a la hora de reducir la incertidumbre en el posfranquismo. De un lado, Presidencia (Carrero Blanco) y los ministerios econ¨®micos (con L¨®pez Rod¨® al frente) reclaman una ley org¨¢nica del Estado que regule la sucesi¨®n (se confirma la condici¨®n mon¨¢rquica del r¨¦gimen) y confirme el Estado como una burocracia que se abra a la sociedad a trav¨¦s de las Cortes y distintas instituciones corporativas. De otro, Fraga y Sol¨ªs quieren asegurar al Movimiento el protagonismo, controlando la inevitable apertura a trav¨¦s de la creaci¨®n de asociaciones que nazcan en su interior".
?Reforma o ruptura?
"Algunos analistas tem¨ªan que la muerte de Franco desencadenara el caos, pero la transici¨®n no se hizo bajo el signo del miedo, y hubo mucho di¨¢logo entre las distintas fuerzas, mucho debate. Al final el escenario se dibuj¨® entre los que defend¨ªan la reforma del r¨¦gimen -el Estado franquista era una conquista con una amplia base social y ten¨ªa que evolucionar desde dentro- y los que consideraban que no hab¨ªa reforma posible, que hab¨ªa que acabar con la dictadura y abrir un proceso constituyente. No ocurri¨® ni una cosa ni otra. Se hizo finalmente lo que quer¨ªa la oposici¨®n (convocar elecciones libres y redactar una nueva Constituci¨®n), pero lo hizo la gente del r¨¦gimen, con Su¨¢rez a la cabeza".
Babelia
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