La contemporaneidad de un origen
El Espai d'Art de Castell¨®n muestra la primera retrospectiva de uno de los grandes experimentadores del cine, Paul Sharits
En un momento en el que las v¨ªdeoinstalaciones coronan muchas de las exposiciones de arte contempor¨¢neo, resulta m¨¢s que interesante que alguien se preocupe por mostrar el origen de las ahora tan utilizadas piezas. Paul Sharits no fue el ¨²nico pero s¨ª uno de los grandes experimentadores con la cinta de celuloide. Las grabaciones est¨¢n realizadas en 16 mil¨ªmetros, entre finales de los 60 y los 70. Pero la contemporaneidad que a¨²n ahora desprende su obra refleja la magnitud de sus trabajos.
Si encima de tener algo interesante que contar, se cuenta con un espacio capaz de transformarse como lo ha hecho el Espai d'Art Contemporani, el resultado es lo que, desde ayer, se puede ver en Castell¨®n: la primera retrospectiva que se hace en Espa?a sobre Paul Sharits, comisariada por Gloria Moure.
Nacido en Denver (EE UU), estudi¨® pintura y dise?o visual y, en plenos sesenta, tras pasar por la pintura, encontr¨® en las filmaciones el medio m¨¢s apropiado para hurgar en los conceptos que le inquietaban, tras interesarse por los pensamientos de Wittgenstein, Pierce, Chomsky, Saussure y Derrida. Como otros, empez¨® a trabajar en filmaciones que nada ten¨ªan que ver con la, hasta el momento, usual narraci¨®n con principio y fin. Y, entonces, el espectador empez¨® a ser part¨ªcipe y a percibir sensaciones ¨²nicas.
La dimensi¨®n del proyecto se percibe nada m¨¢s entrar en el espacio. Modificado, variado, transformado, reconvertido en seis "capillas" que, entre dos fondos de color, se distribuyen al margen de un muy cin¨¦filo pasillo negro. Habit¨¢culos que son reproducciones de los planos que el propio Sharits dise?¨® y en los que tambi¨¦n ha trabajado su ¨²ltimo asistente, al que ha impresionado la fidelidad con la que se han seguido las "instrucciones" legadas por el artista. As¨ª, al margen de las filmaciones, el espacio, la luz (o su pr¨¢ctica ausencia), los proyectores y cintas de celuloide son, en s¨ª mismos, pura est¨¦tica.
Sobre el contenido, Moure ha logrado destacar seis piezas con las que ha recuperado la memoria de uno de los artistas que, con su an¨¢lisis del cine como medio y su ruptura de fronteras, m¨¢s han aportado tanto a los artistas de su generaci¨®n como a los posteriores.
Llegadas del Anthology Film Archives, de Nueva York, se han "instalado" seis proyecciones que abarcan los dos grandes segmentos en los que se puede dividir su obra: los "flicker films" y los "locational films". Los primeros, de los que el Espai muestra tres piezas, son pantallas parpadeantes en las que el autor juega con la velocidad, el color y el sonido hasta conseguir la creaci¨®n de colores inexistentes o la proyecci¨®n de elementos que el ojo no percibe. Dentro de los "locational films" hay tres estrellas. T.o.u.c.h.i.n.g., puro transformismo, Shutter Interface, reflejo de lo po¨¦tica que puede ser la inestabilidad y Epileptic Seizure Comparison, una impresionante filmaci¨®n de un ataque epil¨¦ptico que, seg¨²n algunos cient¨ªficos, provoca la misma frecuencia de ondas que el momento ¨¢lgido de la creaci¨®n de una obra de arte.
Pero nada es azaroso. La exposici¨®n de Sharit tiene el sello de Gloria Moure y la complicidad del director art¨ªstico del EACC, Juan de Nieves, que, con este proyecto, ha marcado un antes y un despu¨¦s.
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