El Madrid resuelve sin despeinarse
El conjunto blanco vive un partido sencillo ante un Alav¨¦s que se suicid¨® por orden de Piterman
Est¨¢ de fiesta el Madrid. Andaba inspirado el equipo hasta que el Zaragoza le acuchill¨® en La Romareda, en aquel 6-1 que a punto estuvieron de remontar los blancos en un partido de vuelta que supuso la eliminaci¨®n m¨¢s triunfal que se conoce. Anoche, en un Bernab¨¦u deseoso de prorrogar la juerga del martes, despach¨® al Alav¨¦s sin despeinarse. Le bast¨® con que Guti levantara de vez en cuando la cabeza y Robinho se arrancase a todo tren para tumbar a un Alav¨¦s que fue la viva imagen de su presidente, entrenador, delegado, due?o y capataz. Esto es, un disparate.
Fue el Alav¨¦s un equipo tan caricaturesco como Dimitri Piterman, el general¨ªsimo que se sent¨® en el banquillo en calidad de utillero, acompa?ado de un s¨²bdito ejemplar, de nombre Mario Luna, tras haber echado hace pocos d¨ªas a un entrenador por cometer la insolencia de ganar partidos.
REAL MADRID 3 - ALAV?S 0
Real Madrid: Casillas; Salgado, Sergio Ramos, Mej¨ªa, Ra¨²l Bravo; Diogo; Beckham (Cicinho, m. 73), Baptista (Ra¨²l, m. 66), Guti, Robinho; y Ronaldo (Cassano, m. 59).
Alav¨¦s: Costanzo; Edu Alonso, Sarriegi, Juanito, Coromina; De Lucas (Georgiev, m. 74), Astudillo, Lacen; Bodipo (Jandro, m. 71), Aloisi y Nen¨¦.
Goles: 1-0. M. 6. Guti, de disparo cruzado desde la media luna. 2-0. M. 11. Guti eleva de cuchara al borde del ¨¢rea, Baptista lanza de chilena, el bal¨®n rebota en el poste y Robinho marca. 3-0. M. 78. Cicinho recibe el bal¨®n de Cassano, recorta a un defensa y marca con la zurda.
?rbitro: Undiano Mallenco. Amonest¨® a Sarriegi, Guti, De Lucas, Coromina y Salgado.
Unos 60.000 espectadores en el Bernab¨¦u.
Quiso ser valiente Piterman y lo ¨²nico que consigui¨® fue que el Alav¨¦s adquiriera la condici¨®n de cad¨¢ver en s¨®lo 11 minutos. Intent¨® jugarle de t¨² a t¨² al Madrid, sin presionarle, al ataque, con tres puntas, despoblado su centro del campo. Un suicidio fue aquello. El Madrid se divirti¨® un ratito, jugando a uno, dos toques, una filigrana por aqu¨ª, un taconazo por all¨¢, y cerr¨® el partido sin inmutarse. Precisamente de un taconazo naci¨® el primer gol. Robinho fue su autor, abriendo un pasillo a Ra¨²l Bravo. El centro de ¨¦ste fue un churro, pero los centrales no supieron qu¨¦ hacer con el bal¨®n, que acab¨® de nuevo en los pies de Robinho. El brasile?o vio a Guti tan bien plantado al borde del ¨¢rea que no pudo por menos que regalarle la pelota. El zurdazo del capit¨¢n, seco y cruzado, se fue dentro.
Hab¨ªa optado L¨®pez Caro por las rotaciones, roto como qued¨® a nivel f¨ªsico el equipo tras la paliza de la Copa. Dio descanso a Cicinho, Woodgate, Roberto Carlos y Zidane. Pod¨ªa haber cambiado a otros tantos que nada hubiera variado. Lo que se antojaba una soluci¨®n arriesgada, la de dejar la salida del bal¨®n en manos de Diogo, result¨® un hecho sin mayor trascendencia, que no hace falta ser Guardiola para igualar el ideario futbol¨ªstico del ausente Gravesen.
Tal y como fue la puesta en escena del Alav¨¦s era imposible que el Madrid no resolviera por la v¨ªa r¨¢pida. Porque se han visto partidos de chapas en los que los jugadores est¨¢n mejor colocados que los del Piterman en Chamart¨ªn, desperdigados sobre el c¨¦sped como si acabaran de caer del cielo.
Y como la pelota era del Madrid, las ocasiones eran del Madrid y el f¨²tbol era del Madrid, pues el gol tuvo que ser del Madrid. Lleg¨® merced a dos obras maestras que se encadenaron. Una de ellas, suave, delicada, sutil; la otra, salvaje. Nadie como Guti y Baptista para representar uno y otro papel. Recibi¨® el capit¨¢n el bal¨®n, se plant¨® al borde del ¨¢rea y levant¨® aquel con una cuchara de dibujos animados. Baptista se asom¨® al punto de penalti, baj¨® la pelota con la cabeza y, sin dejarla caer, se sac¨® de la manga una chilena que fue un misil. El bal¨®n sali¨® despedido de su pie derecho y se estamp¨® en el poste. El rebote le lleg¨® al m¨¢s listo del barrio, Robinho, que la clav¨® por arriba.
No hab¨ªa dado dos pases seguidos el Alav¨¦s y ya ten¨ªa perdido el partido, aunque la impresi¨®n es que ya lleg¨® a ¨¦l derrotado. Encantado de haberse conocido y, lo que es peor, convencido de haber descubierto el f¨²tbol, asunto sin duda m¨¢s freudiano que deportivo, Piterman demostr¨® que de f¨²tbol sabe m¨¢s bien poco y permiti¨® que el Madrid viviera el partido m¨¢s pl¨¢cido del siglo.
Tan f¨¢cil lo ten¨ªan los blancos que bajaron el list¨®n de forma descarada. Pudo marcar Baptista, autor de un partido m¨¢s que decente, pero el gol se le est¨¢ atragantando al brasile?o. Lo mereci¨® con la chilena que dio origen al segundo tanto y con un chutazo bestial que rechaz¨® como pudo el portero.
Fue transcurriendo el encuentro con Robinho regate¨¢ndose a s¨ª mismo, con Sergio Ramos asom¨¢ndose al centro del campo e intentando pases que ya quisiera Laudrup, con el Madrid, en fin, sin dar una carrera de m¨¢s. Apareci¨® Cicinho, que est¨¢ como un cohete, e hizo el tercero. Pero antes de ello, el Bernab¨¦u en pleno ya se hab¨ªa puesto en pie para saludar con una ovaci¨®n estruendosa la entrada al campo de Ra¨²l. Eran momentos para el sentimiento y el jolgorio de un Madrid que vive buenos tiempos y que derrib¨® sin despeinarse a otro que tambi¨¦n los viv¨ªa hasta que su caudillo decidi¨® hacerse presente y firmar despidos sin reparos, no sin antes llamar mercenarios a sus jugadores, esos mismos jugadores que ayer demostraron que la osad¨ªa y la ignorancia de su jefe no tienen l¨ªmites..
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