El presidente de Colombia destituye al jefe del Ej¨¦rcito por las torturas a reclutas
La decisi¨®n de ?lvaro Uribe desencadena la dimisi¨®n de otros dos mandos militares
El presidente de Colombia, ?lvaro Uribe, destituy¨® ayer al jefe del Ej¨¦rcito, general Reynaldo Castellanos, a ra¨ªz del esc¨¢ndalo por las torturas a 21 soldados durante su instrucci¨®n militar. En solidaridad con Castellanos dimitieron dos altos cargos castrenses, el brigadier Luis Coronado y el coronel Jairo Uribe. Para el primero, detr¨¢s de la decisi¨®n de Uribe hay intereses pol¨ªticos. "Todos est¨¢n en campa?a, pero no por eso dejaremos que se mancille el nombre de una persona", dijo Coronado. Uribe reemplaz¨® a Castellanos por un general de su confianza, Mario Montoya.
Uribe pas¨® factura a Castellanos, quien llevaba a?o y medio en su puesto, porque el Ej¨¦rcito jam¨¢s le inform¨® de lo sucedido con los 21 reclutas. El presidente se enter¨® de lo ocurrido el 25 de enero, hace s¨®lo dos d¨ªas. Fue mediante un reportaje (texto y fotograf¨ªas) de la revista Semana, que supo que en un batall¨®n de instrucci¨®n del municipio de Piedras, al oeste de Bogot¨¢, una veintena de soldados hab¨ªan sido torturados y humillados -abusos sexuales, quemaduras, golpes- por no sortear una prueba en la que simulaban escapar de un grupo guerrillero.
"La fuerza p¨²blica y el Gobierno tienen que anticiparse con la verdad, no esperar a que vengan los medios de comunicaci¨®n y publiquen lo que realmente ocurri¨®", declar¨® Uribe pasado el mediod¨ªa del lunes. Finalmente, en la madrugada de ayer (hora espa?ola), tom¨® la decisi¨®n de destituir al general Castellanos. En su lugar, Uribe ha puesto al general Mario Montoya, un militar muy popular entre la tropa y muy amigo del presidente.
Las denuncias de la revista generaron una ola de repudio en todo el pa¨ªs. Los periodistas que realizaron la investigaci¨®n -puestos sobre la pista por una llamada an¨®nima-, constataron que algunos de los militares directamente implicados cre¨ªan que la violencia en la instrucci¨®n es ¨²til para endurecer el car¨¢cter de los soldados. Sin embargo, las vejaciones s¨®lo impulsaron a los soldados maltratados a desahogar su rabia con la poblaci¨®n civil cercana al campo de instrucci¨®n. Ahora, los 21 soldados ser¨¢n indemnizados por el Gobierno. De entre ellos, seis han solicitado la baja.
"Me voy con la frente alta, con la convicci¨®n de haber cumplido mi deber", dijo ayer el general Castellanos al despedirse de sus hombres, tras su destituci¨®n. Tambi¨¦n desde muchos sectores pol¨ªticos se alzaron voces en contra de la decisi¨®n de Uribe.
"Fue apresurada, injusta, y desproporcionada", explic¨® el analista Alfredo Rangel, experto en temas de seguridad y candidato al Senado por una de las listas uribistas. Seg¨²n ¨¦l, la decisi¨®n fue apresurada porque no se tuvo en cuenta que los hechos empezaron a ser investigados dos d¨ªas despu¨¦s de ocurridos y que ya hay algunos suboficiales detenidos. Cree, adem¨¢s, que si Uribe quer¨ªa enviar un mensaje de "tolerancia cero", lo l¨®gico hubiese sido achacar la responsabilidad a los oficiales directamente involucrados.
El coronel al mando del batall¨®n donde ocurrieron las torturas y el coronel encargado del centro de instrucci¨®n de la VI Brigada fueron suspendidos mientras se aclara el asunto. Desde ayer, la investigaci¨®n ha pasado de la jurisdicci¨®n militar a la civil.
Rangel cree que Uribe se ha "ganado el aplauso de la galer¨ªa, pero ha ocasionado un gran da?o moral a la tropa". El general destituido ten¨ªa una hoja de servicios intachable. Nunca ha sido acusado de violar los derechos humanos, algo muy importante en Colombia. Tambi¨¦n fue el art¨ªfice de la victoria t¨¢ctica m¨¢s grande del Ej¨¦rcito contra la guerrilla al lograr desarticular los frentes que operaban en los alrededores de Bogot¨¢.
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