A contrapi¨¦
La 'contraopa' del grupo alem¨¢n E.ON sobre Endesa, competidora de la que present¨® en septiembre pasado Gas Natural, modifica dr¨¢sticamente las perspectivas del mercado energ¨¦tico espa?ol y europeo. En Espa?a, porque atropella las expectativas del grupo catal¨¢n de comprar la primera compa?¨ªa el¨¦ctrica espa?ola y convertirse en un grupo energ¨¦tico de rango europeo capaz de vender gas y electricidad en condiciones competitivas; y, adem¨¢s, porque, de llevarse a buen t¨¦rmino, frustrar¨ªa abiertamente la pol¨ªtica del Gobierno espa?ol de configurar grandes grupos empresariales que impulsen la pol¨ªtica industrial y financiera y representen la imagen de la modernidad econ¨®mica espa?ola en el exterior. En Europa, la adquisici¨®n situar¨ªa al grupo alem¨¢n como el m¨¢s importante del continente, en el que quedar¨ªan dos grandes jugadores: E.ON y la francesa EDF.
La oferta de E.ON no es, por supuesto, una operaci¨®n inocente ni exenta de connotaciones pol¨ªticas. Responde claramente a una negociaci¨®n dirigida por el equipo ejecutivo de Endesa para abortar la OPA de Gas Natural y, probablemente, para asegurar la permanencia (total o parcial) de los gestores actuales de la compa?¨ªa. Desde esta perspectiva, la contraopa debe ser examinada con sumo cuidado. Es verdad que su oferta es m¨¢s atractiva para los peque?os accionistas y para los fondos de inversi¨®n que componen el accionariado de Endesa. Promete 27,5 euros por acci¨®n en met¨¢lico -la oferta inicial de Gas Natural es de 21,3 euros y los dos tercios del precio iban a pagarse en acciones del grupo gasista-, y su oferta est¨¢ condicionada a lograr el 50,01% del capital, sin que contemple la segregaci¨®n de activos en Espa?a o en Europa. Pero si E.ON gana claramente en el aspecto financiero, su proyecto empresarial provoca una cierta depresi¨®n. Concibe Endesa como una simple filial, destacada si se quiere, pero al fin y a la postre sin relieve pol¨ªtico ni autonom¨ªa respecto a su matriz. ?sa es la raz¨®n por la cual la pol¨ªtica de campeones nacionales patrocinada por el Gobierno queda gravemente afectada por la contraopa. Tampoco resuelve los problemas acuciantes de monopolio que actualmente se dan en varios mercados regionales, como el de las islas Canarias. A todo lo anterior habr¨ªa que a?adir la elevada probabilidad de que despu¨¦s de Endesa sean otras grandes empresas espa?olas los objetivos de OPA por parte de otros grupos europeos.
Existen suficientes razones estrat¨¦gicas que justifican cumplidamente que el Gobierno se proponga intervenir activamente para oponerse a la OPA de E.ON, por supuesto siempre desde el respeto a las leyes de los mercados. El Ejecutivo tiene el derecho e incluso la obligaci¨®n de defender, con los instrumentos legales disponibles, su proyecto econ¨®mico y empresarial para Espa?a. E.ON es el resultado de una fusi¨®n con Ruhrgas que le permiti¨® crear un grupo empresarial semejante al que Gas Natural pretende formar con Endesa, es decir, una gran empresa de gas y electricidad. Con su OPA actual, E.ON rebaja el papel de Endesa al de simple comparsa y sit¨²a las decisiones principales de inversi¨®n, gesti¨®n y producci¨®n en D¨¹sseldorf. Las voces que desde Endesa y el PP se alzaron indignadas para defender la espa?olidad integral de la compa?¨ªa el¨¦ctrica, amenazada al parecer por una oferta procedente de Catalu?a, defienden ahora alborozadas la germanizaci¨®n de la compa?¨ªa y, lo que es peor, la degradaci¨®n de la importancia estrat¨¦gica de la empresa espa?ola. Nadie deber¨ªa rasgarse las vestiduras si el Gobierno, despu¨¦s de un an¨¢lisis exhaustivo y de explorar las posibilidades de actuaci¨®n legal, rechazara la oferta de E.ON.
Antes de aplicar la ¨²ltima ratio para defender la creaci¨®n de un gran grupo espa?ol de gas y electricidad, Gas Natural tiene la oportunidad de mover pieza. Si de verdad quiere comprar Endesa y hacer realidad el proyecto, tendr¨¢ que mejorar notablemente su oferta inicial. Una hip¨®tesis razonable en t¨¦rminos de mercado es que eleve el precio y, al mismo tiempo, rebaje de forma sustancial la proporci¨®n que se paga mediante acciones de Gas Natural.
Con la ventaja que proporciona el tiempo transcurrido, Gas Natural debe reflexionar sobre c¨®mo ha gestionado su oferta, siempre a remolque del estruendo pol¨ªtico, jur¨ªdico y medi¨¢tico orquestado por Endesa y el Partido Popular, henchidos de un obsceno patriotismo que ha identificado una empresa catalana con una suerte de enemigo extranjero, hasta el punto de preferir la compra por una compa?¨ªa alemana. Pero tampoco ha sido capaz Gas Natural en ning¨²n momento de explicar claramente su proyecto empresarial y hacerlo entender a los inversores y a la opini¨®n. Ni los organismos reguladores han sido capaces de imponerse a ese concierto de ruido y furia que ha politizado una operaci¨®n empresarial. La rectificaci¨®n todav¨ªa es posible, aunque dif¨ªcil.
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