"Me he reencontrado con la memoria del sonido"
El flechazo ven¨ªa de lejos y se remonta a un concierto en Salzburgo en 1986, con obras de Stravinski, Liszt y Schumann. El director austriaco Herbert von Karajan fue el padrino de la ceremonia de encuentro entre la Gewandhausorchester de Leipzig y Ricardo Chailly que, por entonces, comenzaba su etapa art¨ªstica al frente del teatro Comunal de Bolonia. La invitaci¨®n de Von Karajan fue el pistoletazo de salida de un idilio con final feliz. Chailly es ahora director musical de la ?pera de Leipzig y asimismo titular de la hist¨®rica Gewandhausorchester -sus or¨ªgenes se remontan a 1743- de la ciudad sajona. Con ella se presenta la pr¨®xima semana en el Auditorio de Madrid (1 de marzo) y el Palau de Barcelona (d¨ªa 2). En ambas dirigir¨¢ nada menos que la S¨¦ptima Sinfon¨ªa de Gustav Mahler. El viernes 3 redondear¨¢ su presencia madrile?a, dentro de los ciclos de Iberm¨²sica, con un programa centrado alrededor de Johannes Brahms, con la colaboraci¨®n del pianista brasile?o Nelson Freire, que incluye tambi¨¦n la sonata pian¨ªstica opus 1 de Alban Berg orquestada por el compositor holand¨¦s Theo Verbey.
El director milan¨¦s se expre-
sa con entusiasmo. "La regi¨®n de Sajonia, en la antigua Alemania del Este, es como un peque?o para¨ªso por la manera de sentir la m¨²sica. Aqu¨ª he reencontrado en la orquesta la belleza del sonido, el equilibrio entre tradici¨®n y energ¨ªa. Hay una cultura musical muy especial, ligada a una disciplina y un concepto humanista de la existencia", dice.
"Pocos comprendieron de inmediato mi cambio de Amsterdam a Leipzig, pero me atra¨ªa la idea de embarcarme en una experiencia nueva, en un lugar de reconstrucci¨®n moral en busca de una nueva identidad m¨¢s all¨¢ de la propia Historia. La renovaci¨®n en la orquesta del Concertgebouw de Amsterdam era inmediata, pero llevaba ya 16 a?os como director, y quer¨ªa alg¨²n desaf¨ªo ambicioso, algo as¨ª, como dec¨ªs los espa?oles, quer¨ªa vivir una locura de juventud". Riccardo Chailly era director del Concertgebouw desde 1988, un puesto que alternaba en los ¨²ltimos a?os con la orquesta Verdi de Mil¨¢n. Con esta ¨²ltima vino a Madrid por ¨²ltima vez en octubre de 2002 y tambi¨¦n, como ahora, con Nelson Freire.
La nueva apuesta de Chai-
lly ha sido sorprendente. Pero la ilusi¨®n con la que transmite su experiencia es irresistible. Esta conversaci¨®n se desarrolla en su camerino del Teatro de La Scala de Mil¨¢n, un poco antes de que el maestro dirija Rigoletto. "Verdi es muy importante en la historia de la cultura. Despu¨¦s de este Rigoletto, que para m¨ª supone la vuelta a La Scala tras una larga ausencia, voy a inaugurar la pr¨®xima temporada del teatro con Aida en una nueva puesta en escena de Franco Zeffirelli".
Tambi¨¦n en la ?pera de Leipzig ha comenzado su trabajo el pasado 12 de noviembre con un t¨ªtulo de Verdi. "?Sabe usted? El p¨²blico de Leipzig demanda el repertorio italiano mucho m¨¢s que el alem¨¢n, justo al contrario de la casi vecina -a ochenta kil¨®metros- Dresde. Elegimos Un ballo in maschera, con la direcci¨®n esc¨¦nica de Ermanno Olmi, el cineasta de El ¨¢rbol de los zuecos, que ha optado por una teatralidad est¨¢tica y muy bella. La temporada pr¨®xima la repondremos y al a?o siguiente haremos Manon Lescaut, de Puccini. De todos modos lo que en este momento me tiene m¨¢s en guardia del terreno oper¨ªstico es c¨®mo celebrar en 2013 el segundo centenario del nacimiento de Wagner que, como sabe, naci¨® en Leipzig. Precisamente vivo ahora a 50 metros de donde Wagner naci¨®. La casa natal est¨¢ destruida y en su lugar hay una especie de centro comercial".
Detalla Riccardo Chailly la organizaci¨®n de la vida musical en Leipzig y se detiene en la tradici¨®n vinculada a Bach, en su proyecto de alternar las Pasiones en la hist¨®rica iglesia de Santo Tom¨¢s y en la Gewandhaus -"si ellos programan la de San Juan para la Thomaskirche, nosotros hacemos la de San Mateo en Gewandhaus", dice- para continuar explicando las reconstrucciones tras los bombardeos de la II Guerra Mundial hasta llegar al edificio actual de la orquesta -"con cierto parecido al de la Filarm¨®nica de Berl¨ªn y unas 2.000 plazas", precisa- en la Augustplatz justo enfrente del de la ?pera.
"La rutina es la muerte de
un director de orquesta", piensa Chailly. Y se manifiesta ilusionado por este regreso a Madrid y Barcelona, y sobre todo por hacerlo con su nueva orquesta, en la que ha vuelto a encontrar "el fuego visceral de hacer m¨²sica, el fuego de 1986, cuando gracias a Von Karajan comenz¨® una siembra cuyos frutos pueden ahora salir a la luz". Mahler, su querido Mahler, y Brahms ser¨¢n en Espa?a los c¨®mplices de esta fertilidad.
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