?tica para un 'homo sapiens'
Hace treinta a?os, cuando le preguntaron su opini¨®n sobre el marxismo, el bi¨®logo Edward O. Wilson respondi¨®: "Bella teor¨ªa. Especie equivocada". Una bella frase pronunciada en el momento equivocado. Wilson, investigador de los insectos sociales y creador de la sociobiolog¨ªa, se convirti¨® pronto en la bestia negra de la izquierda cient¨ªfica norteamericana, y no por sus ideas pol¨ªticas, sino por atreverse a extender a la especie humana lo que es cierto de todas las dem¨¢s especies del planeta Tierra: que su psicolog¨ªa y su comportamiento social son producto de la evoluci¨®n biol¨®gica, y por tanto est¨¢n muy influidos por los genes. Pero Wilson, por desgracia para los ide¨®logos de todo signo, ten¨ªa raz¨®n.
LA NATURALEZA HUMANA
Jes¨²s Moster¨ªn
Espasa Calpe. Madrid, 2005
400 p¨¢ginas. 21,90 euros
Jes¨²s Moster¨ªn expone en su
nuevo libro una visi¨®n panor¨¢mica de la naturaleza humana, de c¨®mo la evoluci¨®n ha dado forma a nuestro cerebro, y de lo mucho que ello importa para nuestra vida, nuestra ¨¦tica y nuestra organizaci¨®n pol¨ªtica. La mitad de este libro es m¨¢s bien biolog¨ªa, y la otra mitad es m¨¢s bien filosof¨ªa, pero no hay que ser bi¨®logo ni fil¨®sofo para leer ninguna de las dos. Ni siquiera es necesario tener un especial inter¨¦s por esas dos materias, porque el verdadero asunto de este libro es usted: un homo sapiens bombardeado por opiniones ajenas y contradictorias sobre el respeto a las otras culturas, el encaje de los nacionalismos, las pol¨ªticas ling¨¹¨ªsticas, la relaci¨®n entre Iglesia y Estado, la discriminaci¨®n de la mujer, el modelo educativo y los riesgos del progreso cient¨ªfico, por no hablar de temas como la selecci¨®n gen¨¦tica de los hijos, la sedaci¨®n de los enfermos terminales, la eutanasia y el suicidio asistido.
Con independencia de lo que usted piense sobre todos estos asuntos, lo m¨¢s probable es que los expertos dict¨¢menes e inviolables principios que haya o¨ªdo sobre ellos est¨¦n lastrados por el mito de que el ser humano nace vac¨ªo de talentos y libre de instintos, y de que su naturaleza es el producto de la comunidad cultural, religiosa o pol¨ªtica en que se educa, y de la que absorbe sus valores sin m¨¢s gu¨ªa que la raz¨®n pura. No somos esa especie de ¨¢ngeles, y no podemos seguir basando en ese mito nuestras ideas ¨¦ticas, sociales y pol¨ªticas: por muy buenas que sean ¨¦stas, corremos el riesgo de aplicarlas a la especie equivocada y verlas estrelladas contra el duro cemento de la realidad biol¨®gica. Ignorar los hechos es el mayor pecado en ciencia, y ya va siendo hora de que tambi¨¦n lo sea en las ciencias humanas.
El fil¨®sofo Jes¨²s Moster¨ªn no cree que sea posible pensar con claridad sobre todas esas cuestiones sin saber antes qui¨¦n es el que piensa -un producto imperfecto de la evoluci¨®n biol¨®gica-, y sin reconocer que la libertad, la lengua, la cultura y la religi¨®n son atributos del cerebro de cada individuo, y por tanto no pueden atribuirse a la naci¨®n ni a la comunidad cultural donde se alojan los individuos. Y para eso ha escrito este libro, para mostrarle cu¨¢l es su verdadera naturaleza, lector, y para permitirle de este modo una discusi¨®n serena y racional de todos aquellos grandes principios que le pueden estar amargando la vida. Y la muerte. Si "el ser humano se volver¨¢ mejor cuando le ense?es c¨®mo es", como dej¨® escrito Anton Ch¨¦jov, este ensayo filos¨®fico puede convertirse en el libro de autoayuda m¨¢s eficaz de su estanter¨ªa.
En la mec¨¢nica estad¨ªstica,
una rama de la f¨ªsica, la temperatura de un cazo de agua no es m¨¢s que el promedio de la agitaci¨®n de cada una de las mol¨¦culas de agua. La temperatura es una abstracci¨®n ¨²til, pero no tiene una existencia propia: s¨®lo existen mol¨¦culas individuales, cada una movi¨¦ndose a su aire. El pensamiento de Moster¨ªn se basa en una especie de ¨¦tica estad¨ªstica. La naci¨®n, la comunidad, el pueblo y otros grupos son meras entidades estad¨ªsticas.
No tienen cerebro, y por tanto no pueden tener libertad, cultura, lengua ni religi¨®n, que son atributos del cerebro y s¨®lo pertenecen a cada individuo. El error de los nacionalismos, las religiones y las ideolog¨ªas totalitarias es que pretenden encajar a los individuos en un molde colectivo -la cultura del pueblo, la religi¨®n del pa¨ªs, la lengua de la naci¨®n-, cuando son los moldes los que deben adaptarse a los individuos, y no al rev¨¦s.
?ste es un libro que deber¨ªa interesar a todo tipo de lector, incluido el lector apresurado: si tiene poco tiempo, le recomiendo empezar por el cap¨ªtulo 9 y seguir hasta el final. Puede que entonces se d¨¦ cuenta de que no ten¨ªa tanta prisa, y decida leer tambi¨¦n los ocho primeros. Bello libro. Y especie correcta.
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