"Vivo con menos miedo"
Una mujer v¨ªctima de la violencia conyugal y su escolta relatan su experiencia
Teresa (prefiere ocultar su verdadero nombre) decidi¨® separarse de su marido por motivos personales que se reserva, pero que no est¨¢n relacionados con el maltrato. Sin embargo, en ese momento pas¨® a engrosar la larga lista de v¨ªctimas de la violencia conyugal y hoy es una de las cerca de cien mujeres que viven por ello en Euskadi con escolta, cubierta por agentes de un cuerpo policial o de una empresa de vigilancia privada.
El marido de Teresa parece que no encaj¨® bien la noticia de la separaci¨®n. Empez¨® a lanzarle amenazas, incluso de muerte, que fueron creciendo d¨ªa a d¨ªa. "Tras un tiempo de amenazas verbales, ¨¦stas continuaron acompa?adas de una serie de acciones concretas que me iban anunciando un golpe definitivo", recuerda la mujer. Present¨® una primera denuncia judicial por una de esas amenazas de muerte, pero "parece que no la consideraron suficientemente importante, porque el caso se archiv¨®", explica.
"La vida te da un vuelco no por vivir protegida, sino cuando alguien te dice que va a matarte"
Presa del miedo, Teresa tom¨® sus propias medidas de protecci¨®n. "Ve¨ªa que algo iba a pasar, ve¨ªa una escalada de hechos [opta por no detallarlos] que me hac¨ªan presagiar un desenlace fatal", insiste. No andaba descaminada. Tres meses despu¨¦s de interponer la primera denuncia, un d¨ªa sali¨® de casa para ir al trabajo y su marido intent¨® matarla en plena calle. "Fue una librada", asegura. A ella no le pas¨® nada, pero otra persona result¨® herida.
Ya "con sangre de por medio", Teresa present¨® una segunda denuncia en los juzgados y su abogado solicit¨® la prisi¨®n preventiva para el agresor. El juez no la concedi¨® y se limit¨® a dictar una orden de alejamiento. El letrado recurri¨® esa resoluci¨®n y volvi¨® a pedir el ingreso en la c¨¢rcel del hombre. Tampoco esta vez hubo suerte, aunque en este caso se articul¨® una protecci¨®n policial para la mujer durante las 24 horas del d¨ªa.
En principio, fue un ertzaina el encargado de proteger a Teresa, pero desde hace ya 14 meses lo hace ?scar (nombre tambi¨¦n ficticio), un escolta privado. ?Le ha cambiado mucho la vida el hecho de tener que vivir con escolta? "La vida te da un vuelco importante no por vivir con protecci¨®n, sino desde el momento en que alguien anuncia que te va a matar y luego lo intenta", subraya la mujer. El cambio asociado a la protecci¨®n resulta, en todo caso, "a mejor". "A m¨ª me ha dado m¨¢s autonom¨ªa y libertad de movimientos. Vivo con menos miedo".
A la espera de que se celebre el juicio contra su ex pareja, Teresa insta a los jueces a estudiar las denuncias con m¨¢s detenimiento para tomar las medidas preventivas adecuadas, pues de ellas dependen las vidas de muchas mujeres. "Mi caso, por ejemplo, pod¨ªa haber tenido un desenlace fatal", reitera. ?scar est¨¢ convencido de que hay muchas mujeres que no llevan protecci¨®n, pero que la precisar¨ªan. "Se han volcado muchos medios en los pol¨ªticos, algunos de los cuales ni siquiera han sido amenazados. En cambio, hay mujeres que han sido agredidas y amenazadas, que tienen p¨¢nico, y a las que no se les pone protecci¨®n", comenta.
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