Galicia despide a un Fraga de ida y vuelta
Multitudinario adi¨®s en Pontevedra al fundador del PP, que se incorpora al Senado dispuesto a contribuir a su reforma
Manuel Fraga se cubri¨® con la antigua coraza y logr¨® aplacar esa vena emotiva que se le ha descubierto en la vejez. Ten¨ªa delante a 5.000 seguidores que hab¨ªan pagado 25 euros por persona para compartir un almuerzo con ¨¦l. Previamente lo hab¨ªan lustrado con los mayores elogios una quincena de oradores, entre ellos el l¨ªder de su partido, Mariano Rajoy, y el ex presidente Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. La ma?ana era propicia a la nostalgia, con los campos del interior de Galicia resplandecientes de nieve y la pantalla gigante del escenario ofreciendo im¨¢genes en blanco y negro para repasar la biograf¨ªa del homenajeado. Pero, en la hora de la despedida, a Fraga no se le escap¨® una l¨¢grima y ni siquiera se le quebr¨® la voz.
No se le escap¨® una l¨¢grima; ni siquiera se le quebr¨® la voz
En las naves inmensas del recinto ferial de Silleda (Pontevedra), el ex presidente de la Xunta y fundador del PP record¨® que jubilaci¨®n viene de j¨²bilo y que senado procede del lat¨ªn senex (anciano). La C¨¢mara Alta ser¨¢ desde ma?ana el ¨²ltimo destino de una carrera pol¨ªtica que ha prolongado durante 55 de sus 83 a?os. "All¨ª me tendr¨¦is mientras quer¨¢is y Dios me lo permita", prometi¨® ante un auditorio encabezado por los m¨¢s destacados dirigentes nacionales y regionales del PP. Todos unidos con el hombre que fund¨® el partido, que se retir¨® a su tierra de origen para gobernar triunfalmente durante tres lustros y que ahora regresa a Madrid porque dice que no quiere estorbar a su sucesor, Alberto N¨²?ez Feij¨®o.
Fraga ya ha recogido todas sus cosas en Santiago. El viernes renunci¨® a su esca?o en el Parlamento gallego y hoy mismo se mudar¨¢ a Madrid para instalarse en casa de una sus hijas. Ma?ana tiene previsto acreditarse en el Senado y tomar posesi¨®n del peque?o despacho que le corresponde. El que ocup¨® durante 15 a?os en la Xunta de Galicia ha estado de reformas en las ¨²ltimas semanas por orden del nuevo presidente, el socialista Emilio P¨¦rez Touri?o. Las costumbres espartanas de Fraga lo hab¨ªan dejado sumido en cierto estado de abandono. Uno de tantos peque?os detalles de la vida a los que el fundador del PP, obsesivamente entregado a la pol¨ªtica, jam¨¢s concedi¨® importancia. Aunque en su ¨²ltima etapa en la Xunta se hizo construir una residencia oficial con magn¨ªfico estilo, sobre una colina que tiene al frente las torres de la catedral de Santiago, apenas utilizaba dos habitaciones: el dormitorio y un estudio. Las dem¨¢s estancias, incluida una piscina cubierta, pr¨¢cticamente las est¨¢n estrenando Touri?o y su familia.
En esa atm¨®sfera un tanto fantasmal que transmit¨ªa la residencia del presidente de la Xunta, en el monte P¨ªo de Santiago, se represent¨®, durante el oto?o de 2004, el inicio de la agon¨ªa pol¨ªtica de Fraga en Galicia. Solo y enfermo, el patr¨®n recib¨ªa a los dirigentes del PP que le visitaban de noche y a hurtadillas para intentar arrancarle su apoyo en los conflictos internos desatados desde dos a?os antes, cuando la cat¨¢strofe del Prestige deriv¨® en una crisis en la Xunta. Fue el lento calvario que precedi¨® a su abandono del poder, tras las elecciones auton¨®micas del pasado junio, y que le han dejado un poso de amargura que aflor¨® en su discurso de ayer: "No recomendar¨ªa a un padre que metiera a su hijo en la pol¨ªtica con plena dedicaci¨®n, porque los disgustos son much¨ªsimos". Sin embargo, precis¨® de inmediato, ¨¦l siempre ha sido un hombre dispuesto al sacrificio: "Si se quieren hacer hospitales, carreteras o universidades hay que pasar por eso. Y la verdad es que no hay nada m¨¢s hermoso".
Los dirigentes del PP han insistido estos d¨ªas en que Fraga se marcha invicto de Galicia. Rajoy se sum¨® ayer, al recordar que, desde 1989, logr¨® cuatro mayor¨ªas absolutas y en las ¨²ltimas elecciones "sac¨® 12 puntos a la segunda fuerza pol¨ªtica".
Tan cierto como que hay victorias amargas y que no es la primera vez que Fraga las prueba. En 1985, cuando a¨²n era el l¨ªder de la oposici¨®n a Felipe Gonz¨¢lez, convirti¨® otras elecciones gallegas en un asunto personal. Entonces, como ahora, gan¨® sin mayor¨ªa absoluta. Y, en t¨¦rminos pol¨ªticos, result¨® una derrota. En aquel momento se precipitaron los acontecimientos que le llevar¨ªan a abandonar el liderazgo del PP para refugiarse en Galicia. Ahora otro triunfo amargo le ha condenado a hacer el camino inverso.
Tampoco es que le falten satisfacciones en la despedida. Se va con el respeto de sus rivales, con la emoci¨®n incluso que dijo sentir Touri?o hace unos d¨ªas, tras la ¨²ltima entrevista entre ambos. Y, sobre todo, no deja en su partido el paisaje b¨¦lico que tem¨ªan sus propios dirigentes y que ¨¦l mismo parec¨ªa barruntar cuando, en el verano de 2004, por en¨¦sima vez en su carrera pol¨ªtica, rectific¨® un anuncio de retirada present¨¢ndose de nuevo como el hombre providencial que evitar¨ªa la divisi¨®n interna. Contra sus propios augurios, ayer le despidi¨® un PP gallego aparentemente unido en torno al nuevo l¨ªder. Y a la cita no faltaron ni los antiguos delfines que fue abandonando por el camino, como el ex ministro Jos¨¦ Manuel Romay Beccar¨ªa o el ex secretario regional Xos¨¦ Cui?a.
El multitudinario homenaje sirvi¨® tambi¨¦n para reconciliarle con Aznar, tras el ¨¢spero encontronazo que mantuvieron hace un a?o por una insinuaci¨®n de Fraga sobre la falta de apoyo que percibi¨® en algunos momentos de la crisis del Prestige. Aznar disip¨® cualquier reticencia present¨¢ndose a s¨ª mismo y a Rajoy como meros continuadores de Fraga, lo que le dio pie para zambullirse en la actualidad: "?Qu¨¦ hubiese pasado si Rajoy aceptase la presi¨®n que pretend¨ªa callar al PP? ?Qu¨¦ pasar¨ªa si no hubiese denunciado claramente las consecuencias de ruptura nacional que tienen lo que Zapatero se trae entre manos?".
Antes de salir para Madrid, Fraga ha dejado concluido el tercer tomo de sus memorias, Final en Fisterra, escritas en los ¨²ltimos seis meses en castellano y en gallego, que publicar¨¢ en primavera la peque?a editorial Alvarellos. La obra contiene una especie de legado doctrinal sobre su visi¨®n del galleguismo, los principios que, seg¨²n anuncia, tratar¨¢ de aplicar al debate sobre la reforma del Senado. Como todo el mundo en el partido sabe que ha ido a veces contracorriente en esos temas, N¨²?ez Feij¨®o se permiti¨® bromear desde la tribuna con P¨ªo Garc¨ªa Escudero, portavoz popular en la C¨¢mara alta: "Ya sabes, P¨ªo, prep¨¢rate".
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