Despu¨¦s de la marcha

El Gobierno deber¨¢ tomar en consideraci¨®n el fuerte rechazo que suscita entre las v¨ªctimas de ETA la posibilidad de una negociaci¨®n pol¨ªtica con la banda, y el apoyo ciudadano a ese rechazo, evidenciado ayer en la manifestaci¨®n celebrada en Madrid, la segunda por el mismo motivo en ocho meses. Pero no podr¨¢ escudarse en esos datos de la realidad para rehuir su responsabilidad en la direcci¨®n de la lucha antiterrorista. Y esa responsabilidad incluye la de tomar las medidas m¨¢s convenientes, siempre en el marco del Estado de derecho, para convertir el largo periodo sin atentados mortales en cese definitivo de la violencia. Y la de hacer frente, con paciencia y buenos argumentos, a la demagogia con que se est¨¢ tratando este asunto.

La manifestaci¨®n de ayer, como la de junio pasado, fue menos contra ETA que contra la pol¨ªtica antiterrorista del Gobierno. "Zapatero, dimisi¨®n" y otras consignas del mismo tenor marcaron la marcha convocada por la AVT y otros colectivos, y a la que se hab¨ªa adherido el Partido Popular. El presidente de la AVT, Alcaraz, reiter¨® ayer su acusaci¨®n de que el Gobierno y su presidente se han "rendido al chantaje de ETA" y se han "arrodillado ante los terroristas". Sin embargo, lo que esta misma semana ha reiterado Zapatero y varios ministros es que no habr¨¢ un precio pol¨ªtico a cambio del cese de la violencia y que el compromiso de abandono definitivo de las armas ser¨¢ condici¨®n previa para cualquier di¨¢logo. Es decir, lo acordado por el Congreso de los Diputados.

Los terroristas tienden a dar por terreno conquistado todo desaf¨ªo sin respuesta. Por eso ha sido oportuno que el Gobierno haya dicho claramente, tras el ¨²ltimo comunicado de la banda, que no habr¨¢ intercambio de paz por autodeterminaci¨®n, y que haya rechazado claramente la pretensi¨®n de cualquier movimiento previo al cese definitivo de toda violencia, incluyendo la extorsi¨®n mafiosa.

Que, pese a ello, el Gobierno no haya conseguido neutralizar el tremendismo demag¨®gico de los Alcaraz y sus equivalentes del PP constituye un cierto fracaso. Hay motivos para pensar que Rajoy se ha acomodado a esa oposici¨®n populista que le llev¨®, por ejemplo, a plantear un debate en televisi¨®n sobre la pol¨ªtica antiterrorista: algo que bastar¨ªa para descalificar a un pol¨ªtico responsable. Pero ello no exime al Gobierno de su obligaci¨®n de buscar el acuerdo de la oposici¨®n en una cuesti¨®n inabordable en la pr¨¢ctica sin un potente consenso. La divisi¨®n de los dem¨®cratas es ahora mismo la principal esperanza de ETA para prolongar esta situaci¨®n de terrorismo mafioso sin dar el paso de anunciar su retirada.