El fin de la f¨®rmula m¨¢gica
La crisis de las vi?etas de Mahoma ha sido, y sigue siendo, m¨¢s s¨ªntoma de muchas cosas que causa de otras, aunque ya ha provocado varias muertes. ?A qui¨¦n ha beneficiado? De momento, a los islamistas m¨¢s extremistas y a los reg¨ªmenes autoritarios que no est¨¢n dispuestos a abrir la mano como Egipto, Siria o Ir¨¢n. Por otra parte, a la extrema derecha en Europa, y en general a los partidos antiinmigraci¨®n y/o xen¨®fobos (no siempre es lo mismo) en pa¨ªses peque?os (y no tan peque?os, como Francia) que sufren una profunda crisis de identidad. No es casualidad, por ello y porque es un eslab¨®n que puede parecer d¨¦bil en la guerra de Irak, que la chispa saltara en Dinamarca.
Estas identidades se ven afectadas cada una por sus razones o combinaci¨®n distinta de ellas. Por una parte, por la integraci¨®n europea. La crisis de la Constituci¨®n europea es, en buena parte, fruto de la identidad de algunos de los miembros de la UE. Por otra, por la inmigraci¨®n: por encima del 10% de la poblaci¨®n en un tiempo relativamente corto en muchos casos (y en los pa¨ªses peque?os se nota m¨¢s). Finalmente, por la crisis del Estado de bienestar que forma parte de estas identidades en algunos de estos pa¨ªses. En Dinamarca, entre los daneses "¨¦tnicos" (all¨ª se dice as¨ª, reflejo de la posici¨®n a la defensiva) hay menos paro que entre los inmigrantes. En Espa?a y en otros pa¨ªses esta inmigraci¨®n aporta no s¨®lo nueva savia en cotizaciones a la Seguridad Social e impuestos, sino nuevas manos para cuidar a los enfermos, a los ancianos y a los ni?os (los pocos que tenemos los "¨¦tnicos" en nuestra sociedad), como acabar¨¢ ocurriendo tambi¨¦n en Dinamarca.
En Dinamarca, las encuestas muestran que quien m¨¢s se ha beneficiado de esta crisis -subiendo de un 13% a un 18% en intenci¨®n de voto- es el Partido Popular xen¨®fobo, anti-inmigraci¨®n y nacionalista, cuyo apoyo necesita el Gobierno de coalici¨®n liberal-conservador. En segundo lugar, los liberales del primer ministro Anders Fogh Rasmussen, autor de El Estado m¨ªnimo, pero que le ha robado una parte de su programa tradicional a los socialdem¨®cratas; por ejemplo, en materia de protecci¨®n a ancianos, adem¨¢s de a los animales dom¨¦sticos. Esto tambi¨¦n es populismo. Los gatos y perros no votan, pero sus amos, s¨ª. Adem¨¢s, se ha quedado con la bandera de la libertad de expresi¨®n, que antes estaba en la izquierda. El gran perdedor en esta situaci¨®n son los socialdem¨®cratas, aunque ha subido el partido Radical de Izquierda (socioliberal de centro), que defiende una pol¨ªtica muy positiva en lo referente a la inmigraci¨®n y a la integraci¨®n.
Dinamarca es un ejemplo de c¨®mo un partido minoritario puede contaminar al resto con sus posiciones. Ha ocurrido tambi¨¦n con el Frente Nacional en Francia. O en Holanda y en Austria. Italia llega a¨²n m¨¢s lejos. Roberto Calderoli, el inefable ministro de la Liga Norte, debi¨® pensar que ganaba votos al vestirse una camiseta con una caricatura de Mahoma que dio pie a una violenta manifestaci¨®n en Libia, y por ello fue expulsado del Gobierno. Pero Berlusconi no s¨®lo no ha roto con esta xen¨®foba Liga Norte (no puede; la necesita) o con la Alianza Nacional habitualmente calificada de "post-fascista" de Fini, sino que ha sellado un pacto con la extrema derecha de la nieta de Mussolini. Incluso la llegada en 2003 de la derechista, pese a su nombre, Uni¨®n de Centro Democr¨¢tico en Suiza llev¨® a expulsar a la representante de los democristianos del Consejo Federal formado por siete miembros. Con el mismo equilibrio pol¨ªtico desde 1959 -la llamada "f¨®rmula m¨¢gica"-, para dar entrada al nuevo.
Los movimientos antiinmigraci¨®n plantean preguntas a las que, si no saben responder de una manera propia y humanista, los partidos moderados acabar¨¢n siendo arrastrados por la marea populista y xen¨®foba, detr¨¢s de la cual, en Europa, anida tambi¨¦n el antisemitismo. aortega@elpais.es
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