Ahora, Andaluc¨ªa
El D¨ªa de Andaluc¨ªa se conmemora hoy en un ambiente de normalidad pol¨ªtica que se refleja tanto en la encuesta que publicamos en nuestras p¨¢ginas como en el hecho de que los trabajos para la reforma del Estatuto de Autonom¨ªa avancen a buen ritmo en su Parlamento. El proyecto de nuevo Estatuto se aprobar¨¢ a primeros de mayo, con la intenci¨®n de que el Congreso de los Diputados debata su admisi¨®n a tr¨¢mite en junio y pueda convocarse en febrero de 2007 el refer¨¦ndum de ratificaci¨®n. Las elecciones municipales del a?o pr¨®ximo son la raz¨®n del ritmo impuesto a su tramitaci¨®n. La ley obliga a respetar un plazo m¨ªnimo de 90 d¨ªas entre una consulta y unas elecciones.
Para el PSOE es importante que este Estatuto se debata en el Congreso justo despu¨¦s del de Catalu?a. Ambos marcan las coordenadas de un nuevo modelo territorial que, en el caso andaluz, persigue sobre todo que el Estado est¨¦ presente y participe en todas aquellas decisiones que afecten a la Comunidad desde una posici¨®n de lealtad institucional rec¨ªproca. La reclamaci¨®n de transferencia de competencias estatales -la gesti¨®n del Guadalquivir, as¨ª como de puertos y aeropuertos de inter¨¦s general-, el establecimiento de principios de financiaci¨®n de la comunidad en funci¨®n de su poblaci¨®n y un potente t¨ªtulo de derechos sociales marcan un texto que m¨¢s que una reforma supone un nuevo estatuto. El texto pasa de 75 a 216 art¨ªculos.
El acuerdo sobre el calendario entre los cuatro partidos presentes en el Parlamento andaluz supone una inflexi¨®n en las resistencias del PP en todo el proceso. Desde que Chaves defendiera en junio de 2001 la reforma del Estatuto, el principal partido de la oposici¨®n y su l¨ªder, Javier Arenas, han dado tumbos a favor y en contra de la reforma, sin presentar un proyecto propio para una comunidad que aspiran gobernar tras m¨¢s de un cuarto de siglo en la oposici¨®n. Al contrario, han seguido la estrategia dise?ada por su direcci¨®n nacional de utilizar cualquier excusa para erosionar al Gobierno de Zapatero, como la agresiva campa?a publicitaria en la que se alienta el enfrentamiento entre Andaluc¨ªa y Catalu?a, donde viven un mill¨®n de andaluces.
El apoyo de PSOE e IU -que ha distinguido su oposici¨®n a Chaves del objetivo de la reforma- garantiza la mayor¨ªa de tres quintos que requiere el proyecto, aunque lo deseable ser¨ªa que contara con todos. Para ello hace falta que el PP se sit¨²e de una vez en una posici¨®n m¨¢s realista y que el Partido Andalucista supere su en¨¦sima crisis de identidad. Que ambos se abstuvieran al votar en pleno la toma en consideraci¨®n del proyecto podr¨ªa ser un buen augurio.
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