El m¨²sico de Sant Joan
Jaime Nun¨® era un m¨²sico catal¨¢n de Sant Joan de les Abadesses que fue cantante de coro en Barcelona, m¨²sico en Italia y en Nueva York, y sobre todo compositor del himno nacional mexicano, m¨¦rito que lo convirti¨® en una celebridad hist¨®rica de aquel pa¨ªs. Su nombre lo aprenden los ni?os en las escuelas y sus restos descansan en la Rotonda de los Hombres (mexicanos) Ilustres que est¨¢ en la ciudad de M¨¦xico. M¨¢s vale echar un vistazo a la desasosegante vida de este catal¨¢n desarraigado, que naci¨®, como dije, en Sant Joan de les Abadesses en 1824. Al parecer su padre, Francisco Nun¨®, muri¨® pronto y esto oblig¨® a su madre, Magdalena Roca, a emigrar a Barcelona con sus siete hijos a casa de don Bernardo Nun¨®, que era su cu?ado y con el tiempo, cuando a Magdalena le lleg¨® tambi¨¦n su hora, se convirti¨® en tutor de Jaime, que era Jaume, pero esto ya no lo registra la historia mexicana. Lo que s¨ª registra es que era un "m¨²sico espa?ol", nacido en "Gerona, Espa?a". Durante su ni?ez y adolescencia recibi¨® una esmerada educaci¨®n musical, patrocinada por su t¨ªo, que lo llev¨® a cantar en el coro de la catedral de Barcelona y despu¨¦s a estudiar m¨²sica en Italia. En 1848, ya de vuelta en Barcelona, se cas¨® con una viuda de apellido Talo y comenz¨® a componer el corpus de su obra, que iba de las arias a las piezas orquestales, pasando por las misas y los motetes. Dirigi¨® varias orquestas y se especializ¨® en m¨²sica de bandas militares, una especialidad que lo llevar¨ªa a componer su obra m¨¢s famosa y m¨¢s interpretada, que es, como dije, el himno nacional mexicano, cuya letra, nada pac¨ªfica, empieza as¨ª: "Mexicanos, al grito de guerra,/ el acero aprestad y el brid¨®n,/ y retiemble en sus centros la tierra/ al sonoro rugir del ca?¨®n". Su especialidad era tan reconocida que fue nombrado director de la banda del regimiento de la reina y con el tiempo fue enviado a Cuba con la misi¨®n de organizar las primeras bandas militares de ultramar, en aquella isla donde la m¨²sica se ha dado, desde siempre, de maravilla. En 1853, cuando su misi¨®n habanera empezaba a darle cierta relevancia social, conoci¨® a don Antonio L¨®pez de Santa Anna, un general que hab¨ªa sido seis veces presidente M¨¦xico y que estaba en la isla despej¨¢ndose antes de intentarlo, y de conseguirlo, por s¨¦ptima vez. Como Santa Anna ya estaba planeando su siguiente gabinete, incluy¨® a Nun¨® con el mismo cargo que le hab¨ªa dado el Gobierno espa?ol, el doble de salario y un matiz en su nombramiento: dej¨® de ser director de la banda del regimiento de la reina y se convirti¨® en director de la banda del regimiento del general. Al llegar a M¨¦xico se inscribi¨® en el concurso para ponerle m¨²sica a la letra del himno nacional que hab¨ªa compuesto un poeta de medio pelo llamado Francisco Gonz¨¢lez Bocanegra, un medio pelo tremendamente b¨¦lico y al borde de lo gore, como puede constatarse en esta otra estrofa: "?Guerra, guerra sin tregua al que intente de la patria manchar los blasones!,/ ?guerra, guerra!, los patrios pendones en las olas de sangre empapad". La m¨¢s famosa de las estrofas de la letra de Bocanegra es una que se ha entendido mal durante los ¨²ltimos 150 a?os, dice as¨ª: "Mas si osare un extra?o enemigo/ profanar con su planta tu suelo,/ piensa, ?oh patria querida!, que el cielo/ un soldado en cada hijo te dio". Lo que la gente entendi¨® entonces del principio de esta estrofa, y sigue cantando hasta hoy, es: "Masiosare un extra?o enemigo", todo junto, como si Masiosare fuera un malvado del otro bando y la consecuencia de esta lectura err¨®nea, fruto del retorcimiento verbal de Bocanegra, es que en M¨¦xico Masiosare es un nombre, hay hombres que se llaman Masiosare Gonz¨¢lez o Masiosare Rodr¨ªguez. Jaime Nun¨® gan¨® el concurso para ponerles m¨²sica a las estrofas del himno, y qui¨¦n sabe si influy¨® en la decisi¨®n del jurado que el m¨²sico catal¨¢n era el m¨²sico del presidente de la Rep¨²blica. A partir de entonces Nun¨® qued¨® condenado a compartir la eternidad con Francisco Gonz¨¢lez Bocanegra, ese hombre que naci¨® en San Luis Potos¨ª, M¨¦xico, en 1824, el mismo a?o en que naci¨® el m¨²sico catal¨¢n y que muri¨® de tifus, despu¨¦s de una vida m¨¢s o menos irrelevante, a los 37 a?os. Lo que sin duda es relevante es el m¨¦todo con el que Bocanegra escribi¨® esa letra retorcida y b¨¦lica. Su novia, inquieta por el porvenir del poeta, que era el suyo, lo inscribi¨® en el concurso para la letra del himno, y como su novio no encontraba un momento para concentrarse, lo encerr¨® con llave en una habitaci¨®n y no lo dej¨® salir hasta que hubo terminado todas las estrofas. El himno fue estrenado el 15 de septiembre de 1854, pero unos meses m¨¢s tarde el presidente Santa Anna cay¨® en desgracia y el m¨²sico catal¨¢n tuvo que irse a Nueva York, y all¨ª se convirti¨® en un reconocido director de orquesta. Hasta su muerte, que sobrevino en aquella ciudad en el a?o 1908, Jaime Nun¨® regres¨® en m¨¢s de una ocasi¨®n a M¨¦xico, la tierra de sus grandes ¨¦xitos, para dirigir orquestas y recibir homenajes. Treinta y cuatro a?os despu¨¦s, en 1942, sus restos mortales fueron trasladados de Nueva York a la Rotonda de los Hombres Ilustres de la ciudad de M¨¦xico, muy lejos de Sant Joan de les Abadesses, donde hoy tiene una calle que lo recuerda.
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