El veredicto de las hemerotecas

A la "moderaci¨®n" tantas veces invocada por Alberto Ruiz-Gallard¨®n sigui¨® la virtual r¨¦plica brutal de Esperanza Aguirre sobre el "desastre sin paliativos" del Gobierno "que desprecia a las v¨ªctimas del terrorismo, que hipoteca el futuro de los j¨®venes, que tiene miedo a la libertad, que acalla al discrepante y ahoga las cr¨ªticas". Pero que ¨¦stos eran meros juegos florales, que dir¨ªa Eduardo Zaplana, fue ya evidente cuando sali¨® a escena Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. El meollo: justificar la historia de sus negociaciones con la banda terrorista ETA en 1998 y 1999. "Que se miren esas hemerotecas, y que se mire a qui¨¦n iba dirigido el comunicado de la llamada "tregua". A los nacionalistas, no a nosotros".

Conviene ver, primero, lo que pas¨® antes de ese comunicado. Nada m¨¢s llegar al Gobierno, el 18 de junio de 1996, Mayor Oreja dijo: "Los miembros de ETA, en el supuesto de que en un momento determinado decidieran una actuaci¨®n, que ojal¨¢ no se produzca, lo tienen m¨¢s complicado en el sentido de que no pueden justificar que aqu¨ª se ha producido una cerraz¨®n y una intransigencia por parte de Interior". ?Por qu¨¦? Porque el Gobierno ven¨ªa de acercar a presos etarras a c¨¢rceles de Euskadi, esto durante el secuestro del funcionario de prisiones Jos¨¦ Antonio Ortega Lara, que estaba en manos de ETA desde el 17 de enero de 1996. Aznar neg¨® esa relaci¨®n y lo calific¨® como "un acercamiento puntual, decisi¨®n tomada con anterioridad".

Ahora, la tregua. El 16 de septiembre de 1998, ETA difundi¨® un comunicado con una declaraci¨®n anexa. "La organizaci¨®n socialista y revolucionaria para la liberaci¨®n nacional vasca, ETA, hace la siguiente declaraci¨®n ante la sociedad vasca y para poner de manifiesto al conjunto de la opini¨®n p¨²blica internacional". Las hemerotecas, pues, desmienten a Aznar.

?Y qu¨¦ hizo Aznar? Algo que ayer omiti¨®. El 4 de noviembre dej¨® en claro, desde La Moncloa, su oferta de di¨¢logo al "entorno del Movimiento Vasco de Liberaci¨®n". As¨ª es como llam¨® a los terroristas.

El periodista Jos¨¦ Antonio Zarzalejos, director de Abc, en su libro Contra la secesi¨®n vasca, recuerda los hechos.

"Es rigurosamente cierto que un hombre como Aznar, poco dado a las concesiones, estuvo en disposici¨®n de hacer, e hizo, gestos de gran calado que sirvieron para comprobar hasta qu¨¦ punto la falacia etarra alcanzaba dimensiones groseras". Gestos de gran calado: ?Cu¨¢les? "En diciembre de 1998 -contin¨²a el periodista-, el Gobierno trasladaba a 21 presos etarras a la Pen¨ªnsula desde centros penitenciarios de Canarias, Baleares, Ceuta y Melilla. Entre ellos: Ignacio Aldana Celaya, Jos¨¦ Ignacio de Juana Chaos o Esteban Nieto". S¨ª, se trata de De Juana Chaos, quien estuvo a punto de salir de prisi¨®n 2005, y a quien se proces¨® en agosto de 2005 para mantenerle en prisi¨®n.

"El Gobierno de Aznar logr¨®, adem¨¢s, algunas complicidades de alto valor y simbolismo: el obispo de San Sebasti¨¢n se implic¨® en la delicada operaci¨®n de la interlocuci¨®n con los terroristas", recuerda Zarzalejos.

El veredicto de las hemerotecas es elocuente: Aznar falsifica los hechos. ?C¨®mo lo hace? Trafica con la memoria. Como en la memoria colectiva est¨¢ fresca su conducta ante los terroristas durante su segunda legislatura, Aznar borra sus maniobras durante sus primeros tres a?os.