La falta de prop¨®sito estrat¨¦gico ensombrece la eficacia urban¨ªstica del Parque Central
El proyecto no ha definido usos ni prev¨¦ desarrollar sus periferias en v¨ªas de marginalizaci¨®n
El proyecto del Parque Central de la ciudad de Valencia, una nueva zona urbana de alrededor de 800.000 metros cuadrados que surgir¨¢ del enterramiento de las v¨ªas entre la Estaci¨®n del Norte y la V-30, ha generado muchas expectativas. M¨¢s all¨¢ del suculento bocado de negocio que entra?a la operaci¨®n para el sector inmobiliario, el planeamiento abre grandes posibilidades para la ciudad de inequ¨ªvoca trascendencia urban¨ªstica. Pero la ausencia de un prop¨®sito estrat¨¦gico y de usos que dinamicen su espacio deja la puerta abierta a la incertidumbre y a la degradaci¨®n que se acumula en su entorno.
A lo largo del ¨²ltimo siglo Valencia ha ido degradando su sur urbano a causa de la ocupaci¨®n de la infraestructura ferroviaria, mientras que, como efecto, sus actividades de mayor prestigio se han ido trasladando hacia el norte. El ¨¢rea del Ayuntamiento y las grandes v¨ªas han concentrado las actividades m¨¢s poderosas, con una deriva de los grandes equipamientos (nuevo Ayuntamiento, varias consejer¨ªas, universidades,...) hacia el norte, luego reforzada con las posibilidades que presenta la avenida de las Cortes Valencianas y el desarrollo de su entorno. Ahora la ciudad abre otra deriva hacia el este, anunciando un desplazamiento del centro hacia el mar que se materializar¨¢ en los pr¨®ximos a?os. En el sur, por el contrario, ha quedado un r¨ªo colector que separa la ciudad del ¨¢rea metropolitana y desde all¨ª hasta la Estaci¨®n del Norte ha ido aumentando la degradaci¨®n con unas periferias inmediatas en la peor tradici¨®n de los suburbios ferroviarios.
El proyecto del Parque Central, en su esencia, estaba llamado a solucionar y articular ese espacio con una visi¨®n global que reconfigurase la ciudad; sin embargo, el esbozo de planeamiento que ha circulado en los ¨²ltimos a?os, todav¨ªa pendiente de aprobaci¨®n por parte del Ayuntamiento de Valencia, ten¨ªa una clara orientaci¨®n hacia dentro, como una estricta operaci¨®n inmobiliaria que tuviera que cerrarse en el espacio ferroviario liberado. Si de acuerdo con la teor¨ªa urban¨ªstica todo proyecto complejo debe someterse a tres validaciones -la econ¨®mica, la pol¨ªtica y la social-, el del Parque Central apenas ha considerado la viabilidad en el aspecto inmobiliario, no ha logrado el apoyo de la oposici¨®n ni tampoco el entusiasmo social. Se trata asimismo de una ordenaci¨®n hecha sin la complicidad total de los propietarios del suelo (en gran parte Adif y Laietana), que son los que finalmente deben tomar la decisi¨®n de si est¨¢n dispuestos o no a invertir en un proyecto determinado, y planteada tambi¨¦n de espaldas a la ciudadan¨ªa, que a menudo se ha mostrado contraria al proyecto esbozado por el Ayuntamiento, al que acaba de incorporar la Esfera Armilar, un icono asociado a entornos de grandes operaciones fallidas en Espa?a.
Son varios los especialistas, entre ellos el paisajista Carl Steinitz, que coinciden en que el proyecto del Parque Central es la pieza clave metropolitana para la restituci¨®n de la centralidad de Valencia. Constituye un enclave en el coraz¨®n de la ciudad con un poderoso efecto multiplicador de desarrollo. Por consiguiente, no deber¨ªa desarrollarse con independencia de lo que ocurre en su borde en un sentido amplio. No es posible generar un espacio de prestigio rodeado de periferia en v¨ªas de marginalizaci¨®n. En ese sentido, el proyecto necesitar¨ªa concertar operaciones en el borde y desarrollos intermedios.
El entorno urbano del suelo ferroviario de la estaci¨®n del Norte de Valencia ha estado sometido a una situaci¨®n problem¨¢tica. M¨¢s all¨¢ del fatigoso rodeo que los vecinos han tenido que dar cada vez que han necesitado desplazarse al otro lado de un barrio cruzado por infranqueables tramas de v¨ªas, ¨¦stos tambi¨¦n han tenido que acostumbrarse a los frecuentes flujos marginales que envuelven los perfiles de cualquier estaci¨®n y asumir su impacto, que a menudo ha repercutido negativamente en el valor del patrimonio inmobiliario, en la p¨¦rdida de masa cr¨ªtica y, como consecuencia, en la escasa atenci¨®n dotacional recibida por parte de la Administraci¨®n local.
El papel que debe jugar ese espacio en la ciudad es otro de los asuntos insoslayables. El proyecto, con alguna ocurrencia aunque carente de usos espec¨ªficos, tiene pendiente el reto de buscar complementariedades y sinergias entre usos axiales y complementarios, as¨ª como abrirse a otros usos secundarios que aseguren su viabilidad. En ese sentido, es clave definir un apropiado plan para el parque. Si la combinaci¨®n de una estaci¨®n con un parque es "una bomba", como juzgan algunos urbanistas porque el espacio verde suele atraer durante la noche los flujos marginales, la confluencia en la zona de bordes degradados como el del barrio de Russafa no hace sino a?adir intensidad a esta inquietud. Un experto consultado, que prefiere el anonimato, asegura que para evitar problemas de inseguridad es necesario dotar el parque de opciones de m¨¢ximo uso durante gran parte de las 24 horas del d¨ªa; "de lo contrario", advierte, "el Parque Central puede convertirse en un sitio poco recomendable a partir de la ca¨ªda del sol".
Suturas verdes
La perspectiva del Parque Central se plantea como una oportunidad para reconfigurar Valencia y reconciliar desde el punto de vista urban¨ªstico los retales dispersos producidos en el entorno ferroviario. Pero tambi¨¦n como una ocasi¨®n para redefinir el l¨ªmite de la ciudad y como una oportunidad para generar un eje de conexi¨®n con otras zonas verdes, como el jard¨ªn del r¨ªo, el jard¨ªn de Viveros y, por el sur, el futuro parque del proyecto Soci¨®polis, en La Torre. Se generar¨ªa un eje norte-sur de parques con tres caracteres diferentes: el parque hist¨®rico (Viveros), el de la actividad urbana (Central) y el de las dotaciones culturales y sociales, que incorpora el concepto de la huerta social (Soci¨®polis). Si el Parque Central llega hasta el nuevo cauce del Turia y La Torre, mediante una red verde por Picassent podr¨ªa enlazar con l'Albufera, trazando un atractivo trayecto. Los expertos ven pocas posibilidades m¨¢s claras de singularizaci¨®n de Valencia que las suturas verdes, que otras ciudades han desarrollado con gran eficiencia. Sin duda, uno de los ejes claves de la pol¨ªtica urban¨ªstica de la Valencia del futuro ser¨¢ c¨®mo resolver la funcionalidad y la eficiencia en una ciudad industrial y terciaria con los espacios verdes. Sin embargo, los principales documentos de estrategia urban¨ªstica en Valencia no trabajan sobre la ciudad construida, sino que siguen pens¨¢ndose en la ciudad que queda por construir.
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