El brazo de Nadal dobla la mu?eca de Federer
Con coraje y fuerza mental, el espa?ol remonta una manga espectacular del suizo y se anota el primer gran duelo del a?o
Tapada la cara por la toalla, sentado sobre el banco de la pista central y envuelto por el calor de la afici¨®n, Rafael Nadal solloz¨® compulsivamente hasta que habl¨® para el p¨²blico y alz¨® la copa del torneo de Dubai. Levant¨® el trofeo tras sobreponerse al arre¨®n inicial, pl¨¢stico y hermoso, del mejor, del suizo Roger Federer. La fuerza mental del espa?ol le otorg¨® un doble triunfo; no s¨®lo bati¨® a Federer, sino que demostr¨® estar recuperado f¨ªsicamente despu¨¦s de cuatro meses a un ritmo muy ligero por dolorosas y continuas molestias en la rodilla y el pie. En poco menos de dos horas, con un 2-6, 6-4 y 6-4, Nadal palade¨® de nuevo el sabor de la victoria y recuper¨® el t¨ªtulo de aspirante a n¨²mero uno.
"Esta victoria es especial. Le he ganado al mejor de todos los tiempos", declara el manacor¨ª
La superficie dura del Dubai Tennis Stadium pod¨ªa ser una r¨¦mora para las caracter¨ªsticas de Nadal. Pero no fue as¨ª porque la capacidad de superaci¨®n del manacor¨ª es algo tan loable como inaudita. La lona ar¨¢biga de greenset, al contrario que cuando juega sobre tierra, mengu¨® inicialmente el potencial de Nadal: ni sus piernas le permitieron llegar a esas bolas imposibles que emite Federer, ni supo restar con comodidad porque el bote de la pelota, aunque noble, era r¨¢pido y notoriamente vivo. Tanto, que Nadal se perd¨ªa al envolver los golpeos, al acompa?arlos con su cuerpo. Y, dado el ritmo que exig¨ªa la pista, eso era sin¨®nimo de hipotecar el siguiente golpe a una bola floja y a mitad de pista por no acabar el gesto por encima de los hombros. El greenset era propicio para el tenis de Federer, que posee un saque demoledor y que, gracias a su mu?eca privilegiada, abre los ¨¢ngulos como nadie. Pero a veces no gana el favorito.
Nadal sali¨® a la pista como siempre, como un ni?o hiperactivo. Ni siquiera la presencia del ex tenista sueco Bjorn Borg -que se hizo una foto con los dos- le contuvo antes de empezar el peloteo. Sprint, ziz-zag, salto, dar la mano a Borg, sprint, zig-zag... y vuelta a empezar. Pero Federer, con la lecci¨®n aprendida y ¨¢vido de revancha -Nadal le gan¨® en las semifinales de Roland Garros-, no dio opci¨®n al juego el¨¦ctrico que siempre desprende Nadal de buenas a primeras. Tal fue la intensidad del suizo que el primer set lo convirti¨® en un delicioso mon¨®logo.
Federer se puso el atuendo de mago y desliz¨® progresivamente todos los golpes posibles del tenis para trasquilar y mover a su antojo al manacor¨ª. Lo mismo le dio atacar de drive que de rev¨¦s, con un golpe al fondo de la pista que con una dejada, con un raquetazo cruzado que con un globo...Y tir¨® de sus especialidades, del rev¨¦s cortado, de la volea y del saque. No en vano, un rev¨¦s cortado de Federer obligaba a Nadal a agacharse, a contenerse en el ataque y poner la pelota en juego con un golpeo liftado. Justo lo que necesitaba Federer para tener la iniciativa. En el saque, adem¨¢s, estuvo tan entonado que en toda la primera manga s¨®lo concedi¨® dos puntos a su servicio. Y tanto le sac¨® de pista a Nadal, que la c¨¢mara se vio obligada quitar el zoom reiteradamente.
Pero todo cambi¨® desde el primer punto del segundo set, cuando Nadal rompi¨® el cordaje y cambi¨® la raqueta. Entonces, la hinchada espa?ola, que sorprendentemente era mucha, se esmer¨® en cantarle eso de "?Mucho Rafa, mucho Rafa eh, eh!", con la intenci¨®n de animarle. Entonces, volvieron los tics del manacor¨ª -como retocar los dedos de los calcetines, gritar fuerte al golpear a la bola, o secarse la cara y el brazo ejecutor con una toalla-. Y entonces, Nadal volvi¨® a ser ese tenista que no da una pelota por perdida, que con su mirada asusta, y que reta al rival con un pulso mental. Federer acab¨® con un 59% de acierto en el primer saque. Y Nadal, un 70%.
El suizo es sereno y estilista. Capaz de jugar con un bate de b¨¦isbol y darle efecto a la pelota por su mu?eca privilegiada. Es, quiz¨¢, lo m¨¢s parecido a la perfecci¨®n. Pero teme a Nadal, a su pasi¨®n, persistencia y constancia, a su mentalidad ganadora. Nadal lo sabe. As¨ª, cuando Federer resopl¨® por primera vez, cuando pareci¨® ofrecer dudas, Nadal se tir¨® encima y su "?Vamos!" ningune¨® al "?Come on!" del suizo. Fue cuando el manacor¨ª apost¨® por la agresividad, por buscar el resto de primeras obviando el peloteo y por buscar con ah¨ªnco los ¨¢ngulos. Pero tambi¨¦n se anim¨® a contrarrestar su rev¨¦s cortado con bolas profundas. Y los golpeos flem¨¢ticos pero incisivos de Federer se desmoronaron. "Estoy contento porque he jugado bien", admiti¨® Federer; "pero al otro lado de la pista estaba Nadal, a quien s¨®lo he ganado una vez".
El manacor¨ª se estir¨® sobre la lona para llorar de felidiad. "Esta victoria es especial porque salgo de una lesi¨®n y porque le he ganado al mejor tenista de todos los tiempos.", reconoci¨® Nadal. A lo que Federer respondi¨® decididamente: "Disfruto jugando con ¨¦l y estoy convencido de que nos veremos muchas veces en el futuro". Los duelos entre uno y otro resultan emocionantes tanto en la pista como en la grada porque, siendo ambos los mejores, son antag¨®nicos en su forma de jugar.
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