La granja mec¨¢nica
Gracias a la llamada industrializaci¨®n agraria, producimos en Espa?a un 25% m¨¢s de lo que comemos, y las vacas dan el triple de leche que las de 1976. A cambio surgen otros retos, como la mejora del bienestar animal y el cuidado del entorno. Viajamos a cuatro avanzadas explotaciones con un pie en el futuro.
Piense en una granja. Puede que acuda a su cabeza la imagen de un establo cubierto de heno con un pu?ado de vacas adorables y de cerdos sonrosados. Si es as¨ª, vaya borrando esa idea muy extendida, s¨ª, pero buc¨®lica. Hoy, la agricultura tiene m¨¢s de industria que de agricultura. "Es como si comparas el Ford T de 1908 con el ¨²ltimo modelo de F¨®rmula 1", dice Carlos Buxad¨¦, catedr¨¢tico de producci¨®n animal. "En el campo ha pasado como con todo".
Las vacas de 2006 producen el triple de leche que las de 1976, y las gallinas tardan 40 d¨ªas, en lugar de los antiguos 60, en engordar tres kilos y ponerse a la venta. Algunas explotaciones compran gigantescas fotograf¨ªas tomadas por sat¨¦lite para ver la vigorosidad de sus cosechas, y por 30 euros se puede adquirir una caja con 15 abejorros para polinizar un invernadero, en muchos de los cuales, por cierto, los tomates no crecen en tierra, sino en lana de roca o fibra de coco, y su sistema de riego se puede activar pulsando una tecla del tel¨¦fono m¨®vil.
La vaca 'Lantz 1203' produjo el a?o pasado 16.620 litros de leche
Por la procesadora de El Granjero pasan cada d¨ªa 420.000 huevos
"La viticultura de precisi¨®n es el futuro", dice Farr¨¦, de Codorn¨ªu
El 80% del aceite de oliva de Ja¨¦n todav¨ªa se vende a granel
"La modernizaci¨®n y el incremento de la productividad de la agricultura espa?ola han sido impresionantes. De 1980 a la actualidad hemos pasado de una cobertura de autoabastecimiento del 80% a un 125%", explica Jos¨¦ Abell¨¢n, vicesecretario general t¨¦cnico del Ministerio de Agricultura. "Y eso con una poblaci¨®n agraria de un mill¨®n de personas. Es casi un milagro". Avances tecnol¨®gicos. Selecci¨®n gen¨¦tica. Competencia? Son algunos de los factores de este milagro. Producimos mucho m¨¢s y adem¨¢s lo hacemos a un precio m¨¢s accesible. En 1958, los hogares espa?oles destinaban el 55% de sus ingresos a alimentarse. Hoy, menos de uno de cada cinco euros. Con el resto vamos al cine, pagamos la academia de idiomas, la hipoteca?
Quedan grandes retos pendientes, como la mejora del bienestar animal, que tanto preocupa a ecologistas y no ecologistas; el cuidado del medio ambiente -la agricultura es la primera causa de contaminaci¨®n difusa del globo-, y la mejora de la comercializaci¨®n, el ¨²ltimo eslab¨®n de la cadena. En este reportaje hemos reunido cuatro historias que nos muestran la realidad del campo para alejar esa idea anclada en el pasado que pervive en muchas mentes.
La explotaci¨®n prodigiosa
Lantz 1203 es una vaca frisona de 700 kilos con manchas blancas y negras, una de ellas entre las orejas que la diferencia del resto de la caba?a. Naci¨® hace cuatro a?os y nueve meses en el Real Sitio de la Ventosilla, una moderna explotaci¨®n agraria de Burgos. Su madre, Lat¨®n 865, una frisona espa?ola, fue inseminada con una de las 200 dosis que se obtuvieron de una sola eyaculaci¨®n de Ricecrest Lantz, un portentoso toro estadounidense.
Lantz 1203 luce en su pata anterior derecha una pulsera azul que es mucho m¨¢s que una pulsera. Dos veces al d¨ªa, cuando acude a la sala de orde?o para liberarse del peso que se acumula en sus ubres, la pulsera o pod¨®metro registra toda la informaci¨®n que Jos¨¦ Luis Garc¨ªa, el veterinario de la explotaci¨®n, necesita saber sobre ella. Datos como que el a?o pasado produjo 16.620 litros de leche. Suficiente para convertirla en su ojito derecho.
25 de enero de 2006. Al final del d¨ªa, Jos¨¦ Luis echa un vistazo a los datos que han quedado registrados en el ordenador: hoy, d¨ªa n¨²mero 53 tras su tercero y ¨²ltimo parto, Lantz 1203 ha dado 62,3 litros de leche con una conductividad de 9,3 miliohmios y ha andado una media de 71 pasos a la hora. Todo marcha como debe. Si el sistema detectara algo extra?o -una media de m¨¢s de 200 pasos, por ejemplo, s¨ªntoma de un posible celo-, a su salida de la sala de orde?o la obligar¨ªa a coger a la izquierda, en lugar de a la derecha como al resto, para avisar a Jos¨¦ Luis de que algo raro le pasa a esa vaca.
Lantz 1203 y sus 449 compa?eras dan cuatro millones de litros de leche al a?o. Adem¨¢s, la Ventosilla produce 2.200.000 botellas de Prado Rey, un conocido ribera del Duero elaborado tras tomar muestras de sus vi?as en su propio laboratorio y que reposa en barriles con un microchip que memoriza qu¨¦ vino, cu¨¢ndo y por cu¨¢nto tiempo pas¨® por all¨ª.
Pero hay m¨¢s. La finca, constituida en sociedad an¨®nima, ha sabido meter la nariz en todos los frentes: lechales, remolacha, ma¨ªz, alfalfa e incluso su propia villa de turismo rural: la posada de Ventosilla. ?Y las 90 hect¨¢reas de chopos? Madera, s¨ª, pero sobre todo una gran fuente de consumo del CO2 que calienta el planeta. En la Ventosilla est¨¢n convencidos de que no tardar¨¢n en llegar las subvenciones europeas para quienes ayuden a cumplir el Protocolo de Kioto. Si no se equivocan, ser¨¢ otro tanto que sumar a sus 15 millones de euros de facturaci¨®n al a?o.
Con 3.000 hect¨¢reas, el tama?o de un municipio medio, la Ventosilla es una de las explotaciones m¨¢s grandes y modernas de Espa?a. Algo as¨ª como la granja del futuro. Alfonso Velasco, que blande su tarjeta de director general en ingl¨¦s y espa?ol, recuerda que no siempre fue as¨ª. "El principio fue duro y traum¨¢tico. Tuvimos que devolver mucha maquinaria por ineficaz, afrontar un endeudamiento feroz? Pero era necesario. La mano de obra cualificada pr¨¢cticamente ha desaparecido del campo y hay que suplirla con la t¨¦cnica. Si no, ser¨ªa imposible llevar todo esto a cabo". En el campo falta mano de obra. "Y la poca que hay", apunta Carlos Buxad¨¦, "no est¨¢ cualificada, y la cualificada es cara, exigente, quiere d¨ªas de fiesta, m¨¢s comodidad? As¨ª que se est¨¢ cambiando de forma generalizada capital humano por capital financiero. ?se es el quid de la cuesti¨®n. Pero la modernizaci¨®n exige una inversi¨®n que se ha de amortizar y rentabilizar, y para eso se necesita una producci¨®n con un margen de beneficios elevado, lo que obliga a tener explotaciones de gran tama?o". Las cifras son reveladoras: en 1982 se orde?aban en Espa?a dos millones de vacas repartidas en 500.000 explotaciones. Hoy, 27.000 explotaciones se dividen 950.000 reses que producen lo mismo o m¨¢s que sus antecesoras.
"Estamos a a?os luz de 1990", dice orgulloso Jos¨¦ Luis, con toda seguridad uno de los veterinarios m¨¢s felices de Espa?a. "Tenemos mucha m¨¢s informaci¨®n, aunque eso tambi¨¦n te complica, claro. Es como el deporte. Est¨¢ bien hacerlo por hobby, pero de forma profesional requiere un esfuerzo muy alto. Mis vacas son como la ¨¦lite del atletismo. La instalaci¨®n cost¨® un mill¨®n de pesetas por plaza. Si una vaca produce menos de 11.000 litros al a?o, la pasamos a hacer chuletas. Aqu¨ª no cuidamos animales de compa?¨ªa?".
Para seguir optimizando la productividad de su prometedora descendencia, el ordenador ya ha cruzado las caracter¨ªsticas de Lantz 1203 con las de sus posibles donantes y ha escupido el nombre de los padres id¨®neos: Samuelo, otro toro estadounidense, o September Storm, uno canadiense. Serio, como el entrenador del equipo nacional de atletismo en v¨ªsperas de una olimpiada, Jos¨¦ Luis asevera: "Tenemos que seguir mejorando".
Doce millones de docenas de huevos
Medio mill¨®n de gallinas viven en las instalaciones de El Granjero, cinco naves de 2.000 metros cuadrados situadas al borde de la carretera, en las afueras de Cu¨¦llar (Segovia). Ah¨ª comen, duermen y ponen huevos -uno cada 25,4 horas- distribuidas en jaulas ("nidos" en la jerga del sector) apiladas en seis alturas. En total, El Granjero produce al a?o 12 millones de docenas de huevos de bater¨ªa (los m¨¢s comunes y baratos del supermercado); suficiente para proveer de un huevo al mes a un cuarto de la poblaci¨®n espa?ola.
"Por motivos sanitarios" y en plena crisis de la gripe aviar, no se nos permite entrar en las naves, pero no es dif¨ªcil imaginar el guirigay ah¨ª dentro. Las gallinas, 110.000 por nave, viven aqu¨ª desde los cuatro meses hasta su muerte, alrededor de un a?o despu¨¦s. Reciben 14 horas diarias de luz artificial y la temperatura nunca baja de los 22 grados ni sube de los 24. Cuatro operarios atienden las naves y sustituyen las cuatro o cinco gallinas que fallecen cada d¨ªa. La comida y sus excrementos entran y salen por cintas autom¨¢ticas. El Granjero tambi¨¦n produce huevos camperos, de gallinas que disponen de patio y de una alimentaci¨®n enriquecida, que cuestan 2,2 veces m¨¢s que los otros.
Una cinta transportadora conduce diariamente unos 420.000 huevos de las naves a la planta de procesamiento, donde se clasifican, pesan y empaquetan mec¨¢nicamente. Dos operarias buscan fisuras en c¨¢scaras y membranas con ayuda de un potente haz de luz que deja al descubierto manchas sospechosas. Deben ser r¨¢pidas, pues los huevos pasan a gran velocidad. Despu¨¦s llegan a la procesadora, una curiosa m¨¢quina a base de pinzas-b¨¢scula capaz de clasificar 60.000 huevos a la hora por su peso: m¨¢s de 73 gramos, XL; entre 73 y 63, L; entre 63 y 53, M; menos de 53, S. Adem¨¢s, en cada huevo se marca con tinta comestible su c¨®digo de explotaci¨®n. "Algo as¨ª como su DNI", explica Ra¨²l San Miguel, comercial de la empresa. "Lo que, en caso de haber un problema, nos ayudar¨¢ a saber de qu¨¦ nave proced¨ªa, qu¨¦ d¨ªa, a qu¨¦ hora y qu¨¦ operarios estaban trabajando cuando se empaquet¨®".
El Granjero ambiciona duplicar su producci¨®n. "Los huevos tienen un valor relativo muy peque?o, y para rentabilizar los procesos se requiere de mucho volumen", dice San Miguel. Una gallina no puede poner m¨¢s de 0,8 huevos diarios, as¨ª que s¨®lo hay una manera de hacerlo: traer m¨¢s gallinas. Est¨¢n a punto de abrir dos nuevas naves a las que han tenido que aplicar el Protocolo sobre la protecci¨®n y el bienestar de los animales, adoptado recientemente por la Uni¨®n Europea bajo la presi¨®n de grandes grupos ecologistas.
Esta nueva legislaci¨®n est¨¢ dando muchos quebraderos de cabeza a m¨¢s de uno y resulta controvertida. Carlos Buxad¨¦, por ejemplo, opina que detr¨¢s de muchas de estas medidas se esconde una gran ignorancia sobre el mundo animal y el uso "de criterios antropom¨®rficos" para juzgar su bienestar. "La sociedad desea que se produzca en funci¨®n de lo que cree que es mejor e impone sus reglas. Y la ignorancia es como un tsunami. El mejor orde?o de una vaca es el del ternero, y despu¨¦s, el manual, pero eso es ut¨®pico. Tambi¨¦n es m¨¢s saludable ir de Madrid a Sevilla a pie que en AVE, pero es inviable. De todos modos, no merece la pena discutir; es una batalla perdida".
Montse Escutia, agr¨®noma de la ONG Vida Sana y responsable de un m¨¢ster en agricultura ecol¨®gica, explica la postura de muchos grupos ecologistas: "Yo soy de las que se enfadan cuando la gente viste a sus perros, pero de ah¨ª a tratar a los animales como si fueran una m¨¢quina? Un animal tambi¨¦n siente dolor y p¨¢nico, y sufre. Est¨¢n para que podamos comer, pero tiene que haber un equilibrio. Tambi¨¦n es cierto que al agricultor se le exige cantidad y que debe competir en un mercado en el que la gente no quiere pagar el precio de la calidad. Quiz¨¢ el problema de fondo es que estamos mal acostumbrados y la comida es demasiado barata".
Las nuevas jaulas que han llegado a El Granjero no podr¨¢n alojar m¨¢s de dos gallinas cada una. Adem¨¢s, incluyen una percha y una zona en firme donde puedan poner sus huevos m¨¢s c¨®modamente que en las antiguas, que son enteras de rejilla para facilitar la ca¨ªda de sus deposiciones. San Miguel arruga la nariz ante este ¨²ltimo punto: "Creo que deber¨ªan pensarlo mejor. Excrementos y huevos tendr¨¢n m¨¢s posibilidades de entrar en contacto que antes, y eso va en detrimento de la seguridad alimentaria". Pero sus dilemas est¨¢n lejos de haberse acabado. Se prev¨¦ que a partir de 2012 se obligue a bajar todas las gallinas al suelo. Ante la perspectiva, San Miguel arruga la nariz de nuevo.
Cosechadoras con GPS
Unos 500 kil¨®metros al este de Cu¨¦llar, en la provincia de Lleida, se encuentra la finca Raimat, la joya de la corona de la familia Ravent¨®s: 2.100 hect¨¢reas de vi?as con las que elaboran la gama alta de productos Codorn¨ªu. Su cosecha anual es de 20 millones de kilos de uva. Un prodigio empresarial y un quebradero de cabeza para Xavier Farr¨¦, director de viticultura del grupo. Hasta que la agricultura de precisi¨®n se cruz¨® en su camino. Pero vayamos por partes.
Hace cuatro a?os, durante una visita a Estados Unidos, Farr¨¦ se top¨® con unas cosechadoras con GPS incorporado que hab¨ªan hecho furor en un pa¨ªs en cuyas monumentales plantaciones no es raro perderse. "Me interes¨® enseguida, pero no exist¨ªa ninguna para la vi?a. Pens¨¦ que la de la remolacha se podr¨ªa adaptar, pero tras algunos intentos acabamos abandonando. Un a?o despu¨¦s sali¨® un equipo australiano espec¨ªfico y lo compramos. Y estamos encantados".
Las nuevas cosechadoras de Raimat identifican cada cepa por sus coordenadas -las de la entrada a la bodega, por ejemplo, son longitud 0? 28' 60'' y latitud 41? 41' 05''- y gracias a unos sensores atesoran informaci¨®n sobre la producci¨®n de cada una de ellas. Despu¨¦s, Farr¨¦ y su equipo introducen los datos en un ordenador que devuelve unos coloridos mapas que les han conquistado: "Te mando varios, ver¨¢s qu¨¦ bonitos?". Para completar esta informaci¨®n, una vez al a?o pagan 2.500 euros por una enorme fotograf¨ªa de su finca tomada por sat¨¦lite con la que comprueban el vigor de sus racimos.
Los resultados de esta viticultura de precisi¨®n, dice Farr¨¦, son espectaculares: "Sirve para estudiar, aprender y mejorar. Cruzando los mapas que obtenemos por GPS podemos descubrir que falta f¨®sforo donde la cepa tiene pocos racimos e ir rectificando. Nos ha abierto los ojos. Hemos descubierto que vi?as que nos parec¨ªan estupendas nos enga?aban. Ahora sabemos que hay zonas buen¨ªsimas y otras normales. Podemos vendimiar selectivamente y mejorar nuestro vino. Es el futuro".
Efectivamente, el futuro, porque de momento la agricultura de precisi¨®n est¨¢ dando sus primeros y t¨ªmidos pasos en Espa?a. En Raimat han sido pioneros adapt¨¢ndola para mejorar la calidad de sus vinos, pero igual de importantes son los beneficios que su uso podr¨ªa reportar al medio ambiente. C¨¦sar Fern¨¢ndez Quintanilla, investigador del Centro de Ciencias Ambientales del CSIC, lo explica: "Los campos no son uniformes, pero hoy d¨ªa se tratan como si lo fueran. Echarle la misma cantidad de fertilizante a un suelo que no va a producir nada es dar caviar a los cerdos. Y lo mismo sucede con los pesticidas, que se usan en zonas donde no hay malas hierbas o donde hay menos. La agricultura convencional aplica fertilizantes y plaguicidas en exceso. Sin embargo, gracias a la agricultura de precisi¨®n se puede reducir hasta un 70% el uso de pesticidas, con los beneficios que eso supone para el medio ambiente".
Desde hace unos cinco a?os, las cosechadoras se venden con esta tecnolog¨ªa pr¨¢cticamente de serie, pero muchos a¨²n no la utilizan. "El agricultor medio es bastante adverso, s¨®lo algunos j¨®venes se animan", reconoce Quintanilla. "Con el tiempo tendr¨¢n que incorporarse, pero hoy por hoy es muy dif¨ªcil. La soluci¨®n, igual que ha sucedido en Estados Unidos, son las empresas de servicios agrarios a las que se subcontrata para que cosechen. Pero a veces los agricultores no quieren que se sepa demasiado sobre su producci¨®n para que no se les controle. Con estas m¨¢quinas se obtiene con exactitud lo recogido, y eso les hace m¨¢s vulnerables. Ya se sabe? la picaresca espa?ola".
El sue?o de Dami¨¢n
A la entrada del comedor del restaurante Juanito, en Baeza (Ja¨¦n), una hilera de fotos de sus clientes m¨¢s ilustres da al reci¨¦n llegado una r¨¢pida idea de su relevancia: sus majestades don Juan Carlos y do?a Sof¨ªa, Rafael Alberti, Joan Manuel Serrat, Antonio Gala? En la mayor¨ªa de ellas, con una enorme sonrisa, posan tambi¨¦n Juan Salcedo y su mujer, Luisa, la pareja que de la nada cre¨® el restaurante m¨¢s popular de la zona. A pesar de su ¨¦xito en los fogones, Juanito creci¨® con un sue?o que nunca se anim¨® a realizar: embotellar su propio aceite de oliva de calidad. "Mi padre era adicto al aceite de oliva virgen extra", explica Dami¨¢n, el mayor de sus tres hijos. "Y a nosotros creo que nos amamantaron con ¨¦l?". En 1997, tras miles de indirectas por parte de su padre, Dami¨¢n -su viva estampa- se puso manos a la obra. Abandon¨® el restaurante familiar, en el que trabajaba desde los 14 a?os, y se embarc¨® en la construcci¨®n de su propia almazara. "Recuerdo el d¨ªa que sali¨® el primer aceite. Yo estaba flotando. Se lo llev¨¦ a mi padre nervioso. ?l lo oli¨®, lo prob¨® y dijo: 'Ve y dile al de los tractores que se lo eche a la caja de cambios".
Un golpe bajo. Pero ha llovido mucho desde entonces. Juanito falleci¨® hace dos a?os, a tiempo de ver c¨®mo Dami¨¢n lograba abrirse hueco entre los productores de aceite de autor. Si no el mejor -"eso lo dejo a juicio de los consumidores"-, asegura que su aceite, Al-Manzar, es el m¨¢s caro de Espa?a: 15 euros el medio litro. Entre sus clientes est¨¢n cocineros como Juan Mari Arzak o Pedro Subijana, restaurantes de alta gama -El Caballo Rojo (C¨®rdoba), Casa Lucio (Madrid)- o los supermercados gourmet de El Corte Ingl¨¦s.
Aceites Viana, que as¨ª se llama la empresa, tiene 32.000 olivos que producen al a?o casi un mill¨®n de kilos de aceitunas. Lo m¨¢s laborioso es la recogida, que sigue siendo en gran parte manual para mantener la calidad del aceite. Cuando el grosor del tronco lo permite, se utiliza un vibrador que menea los olivos desde la base para precipitar la aceituna. Verlo funcionar desde lejos resulta c¨®mico: parece que los olivos caen uno a uno presos de un repentino ataque de p¨¢nico. Una vez que la aceituna llega a la almazara, todo consiste en darle al "ondesenciende", en palabras de Dami¨¢n, de 43 a?os, bromista y fumador compulsivo. Ablandadoras, molinos, batidoras y centrifugadoras se ponen en marcha, y un olor denso y placentero lo impregna todo. En la almazara trabajan ¨¦l mismo y dos operarios. Recolectores aparte, entre los tres producen 260.000 kilos de aceite al a?o.
A pesar de haber cumplido el sue?o de su padre, Dami¨¢n, un tipo claro y sin pelos en la lengua, se queja de que no se ha solucionado la gran cuenta pendiente del sector: la comercializaci¨®n. "Como productores estamos a la ¨²ltima, pero en cuanto a la venta estamos como en la ¨¦poca de los romanos. Antes ven¨ªa el c¨¦sar a comprar aceite y ahora vienen los italianos. Nos falta profesionalizarnos y mover ficha; hacer campa?as conjuntas para promocionar nuestro aceite. Pero muchos agricultores no estar¨ªan dispuestos a ceder ni un poquito de sus ingresos para financiar anuncios o ferias, y menos este a?o, con poca cosecha y los precios por las nubes. ?Sabes cu¨¢l es el di¨¢logo habitual entre dos productores de aceite?: '?Y t¨² a cu¨¢nto has vendido el litro?'. Nada m¨¢s. Es lo ¨²nico que les preocupa".
Manuel Parra, catedr¨¢tico de comercializaci¨®n e investigaci¨®n de mercados de la Universidad de Ja¨¦n, facilita cifras: el 80% de todo el aceite de la regi¨®n (unas 450.000 toneladas, el 40% de la producci¨®n nacional) se vende a granel. "Es un problema del que se viene hablando desde comienzos del siglo XX y sigue latente. Una pena, porque si se profesionalizara m¨¢s el sector, traer¨ªa mucha riqueza a Ja¨¦n y Andaluc¨ªa. Hay quien piensa que tener 600.000 hect¨¢reas de olivar ha lastrado el desarrollo de Ja¨¦n. Pero el verdadero lastre es que no seamos capaces de llegar al consumidor final".
Mientras espera a que llegue el gran proyecto de comercializaci¨®n, Dami¨¢n ha abandonado la denominaci¨®n de origen Sierra M¨¢gina y hace la guerra por su cuenta. Aqu¨ª y all¨¢ pone sus granitos de arena. Sus botellas de Al-Manzar se venden con un DVD explicativo de producci¨®n casera con m¨²sica de Falla y un narrador de lujo: su amigo el periodista Carlos Herrera. Adem¨¢s ha fabricado juegos que ense?an a los ni?os los beneficios del aceite de oliva y sue?a con que en sus meriendas haya bocadillos untados de aceite de oliva mezclado con colacao.
Y seguir¨¢ d¨¢ndole vueltas a la cabeza. No hay m¨¢s que leer el cartel que ha pegado a la pared de su despacho: "Si las cosas parecen estar bajo control, es que no llevas suficiente velocidad".
El GPS llega al campo
Estos mapas son de la finca Raimat (Lleida), con cuyas vi?as Codorn¨ªu elabora sus productos de gama alta. Sus vendimiadoras est¨¢n equipadas con GPS e identifican cada cepa por sus coordenadas. As¨ª, sus propietarios pueden saber cu¨¢nta cosecha se obtiene de cada cepa (mapa de la izquierda) o su n¨²mero de racimos (mapa central). Adem¨¢s, una vez al a?o compran una foto de sat¨¦lite para comprobar su vigorosidad (mapa de la derecha). Este sistema les permite mejorar la calidad del vino.
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