Reivindicaci¨®n de la nostalgia
Seis mil personas acompa?aron las 'Campanades a mors' de Llach en el aniversario del 3 de Marzo
El viento del Oeste azota Vitoria este 3 de marzo. Las ¨²ltimas sirenas de la Ertzaintza todav¨ªa resuenan en las calles de la ciudad. Poco a poco llega la calma a la capital alavesa. A eso de las nueve de la noche, en la entrada del Buesa Arena, la consejera de Cultura y portavoz del Gobierno vasco, Miren Azkarate, se cruza con Carlos Tena, el popular periodista musical. Un poco m¨¢s tarde entra Jes¨²s Fern¨¢ndez Naves, l¨ªder sindical en aquel 3 de marzo de 1976. Con ellos, miles de personas acceden al pabell¨®n para disfrutar de uno de los ¨²ltimos conciertos de Lluis Llach, que va a presentar en Vitoria, 30 a?os despu¨¦s, Campanades a mors, la cantata que compuso en homenaje a los cinco obreros que murieron en aquella jornada tiroteados por la polic¨ªa tras disolver una asamblea en una iglesia.
Toda la jornada se vivi¨® en la ciudad con la solemne tensi¨®n del aniversario, agravada luego por ¨¦l intento de la izquierda abertzale de utilizar los actos conmemorativos para denunciar la muerte en prisi¨®n de dos presos de ETA. Sin embargo, en el Buesa Arena, los miles de espectadores que acuden a escuchar al cantautor catal¨¢n no tienen pinta de haber corrido ante de la Ertzaintza. En alg¨²n momento de su biograf¨ªa, seguramente algunos, d¨¦cadas atr¨¢s, huyeron de las porras de los grises, pero ahora su aspecto es el de ciudadanos poco dispuestos a montar barricadas.
Bastantes de ellos, procedentes de Catalu?a. Llu¨ªs Llach, que ha anunciado su inminente retirada, ofrec¨ªa quiz¨¢s su actuaci¨®n m¨¢s emotiva: a la despedida de los escenarios se un¨ªa la recreaci¨®n en directo de Campanades a mors, acompa?ado por la Orquesta Sinf¨®nica de Bilbao y el Orfe¨®n Donostiarra. Era, adem¨¢s, un concierto especial, que servir¨¢ de motivo central al documental Llu¨ªs Llach: una voz contra el olvido. Razones m¨¢s que suficientes para comprender porqu¨¦ las entradas se hab¨ªan agotado a los pocos d¨ªas de ponerse a la venta:, en unos tiempos tan poco propicios a la canci¨®n comprometida.
"Es una de las ¨²ltimas ocasiones en que podemos ver a Llu¨ªs, y adem¨¢s en un concierto tan significativo como este", comentaba Nuria. Junto con Jaume, Roser y otros amigos, hab¨ªa llegado desde Barcelona por la tarde para disfrutar con Viatge a Itaca, L'Estaca y otras composiciones cl¨¢sicas que el compositor interpret¨® en la primera parte, acompa?ado por su grupo habitual.
Tras el descanso, el p¨²blico, entre los que se encontraban familiares, amigos y compa?eros de las v¨ªctimas del 3 de Marzo, asisti¨® a la puesta en escena de Campanades a mors. Alrededor de 20 minutos marcados por la tristeza, la impotencia y la rabia que inspiraron aquella composici¨®n. Sentimientos que llevaron a Carlos Tena a acercarse a Vitoria, desde su actual residencia en La Habana. "En cuanto me enter¨¦ del concierto, reserv¨¦ el viaje. Yo he disfrutado con Llu¨ªs Llach en sus primeras actuaciones en Barcelona y no me pod¨ªa perder esta ocasi¨®n. A pesar del fr¨ªo", bromea. A Carlos Tena no le extra?aba la edad media del p¨²blico que hab¨ªa acudido al Buesa Arena. "Los de veinte a?os est¨¢n bailando reggaeton", sentencia.
Al final del concierto, los familiares y amigos de las v¨ªctimas del 3 de Marzo subieron al escenario para entregar a Llu¨ªs Llach una estatua, obra del artista vitoriano I?aki Larrimbe. Fue el momento m¨¢s emotivo de un concierto que era sobre todo una reivindicaci¨®n de la nostalgia.
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