Comunicando
Ya sabemos lo que, de ordinario, les cuesta a las instituciones ponerse de acuerdo para llevar a cabo un proyecto com¨²n, una iniciativa mestizada. Les cuesta incluso cuando est¨¢n dirigidas por el mismo partido, incluso cuando la tarea a realizar es de las f¨¢ciles (pongamos una se?al de tr¨¢fico). Pero a veces se acuerdan que da gusto. Acababa de decir Jes¨²s Caldera que Euskadi est¨¢ por debajo de la media estatal en asistencia a personas dependientes, y el Gobierno vasco, las tres Diputaciones y Eudel ya firmaban un comunicado conjunto para rebatirle: estamos muy por encima de esa media en todo, residencias, centros de d¨ªa, servicios de ayuda a domicilio y tele-asistencia; el ministro maneja "irresponsablemente" datos "antiguos, imprecisos e inexactos". El asunto me ha recordado otro parecido. Hace unos meses un informe de las cajas de ahorro vascas afirmaba que siete de cada 10 entidades de servicios sociales est¨¢n en Euskadi en manos privadas y que el gasto en esta materia representa aqu¨ª la mitad de la media europea. Al d¨ªa siguiente el portavoz de la Diputaci¨®n de Guip¨²zcoa replic¨® que no era cierto, que los datos manejados estaban "anticuados". Entonces me permit¨ª dudarlo; las kutxas - pens¨¦- no suelen fallar en las cuentas ni en las actualizaciones.
Pero lo que de verdad cuenta es que a los ciudadanos ese tipo de comunicados (de simples enunciados o sentencias) nos deja muy poco margen de maniobra valorativa o cr¨ªtica. ?C¨®mo decidir entre el 9% de cobertura asistencial que nos atribuye el ministro y el 12,09 % de las instituciones vascas? ?C¨®mo juzgar de la novedad o vetustez de los datos sobre los que se basan sus c¨¢lculos? Ya que el debate pol¨ªtico se saca cada vez m¨¢s del marco institucional previsto para llevarse a la calle (a menudo con connotaciones no del todo extra?as al "esto me lo dices fuera"), ya que tanto apuestan nuestros pol¨ªticos por comunicarse directamente con nosotros, lo menos que podr¨ªan tener sus comunicados es sustancia y concreci¨®n; suficiencia de datos precisos. En este caso, el comunicado institucional conjuntado podr¨ªa haber incluido informaciones b¨¢sicas como ¨¦stas: para un periodo determinado, el n¨²mero de solicitudes de servicios presentadas en Euskadi; cu¨¢ntas han sido atendidas, en qu¨¦ plazo, promedio de tiempo de espera para una plaza residencial, por ejemplo; cantidad a abonar por el beneficiario... En fin, la materia que permite al receptor juzgar por s¨ª mismo; es decir, que nos permitir¨ªa reaccionar como ciudadanos y no como simple p¨²blico (o clientela).
Otra noticia de estos d¨ªas es que no avanzamos en materia tur¨ªstica, debido fundamentalmente a la cochambre de nuestras comunicaciones de carne y hueso: carreteras, ferrocarril, etc. Aqu¨ª no ha habido comunicado en contrario por parte de las instituciones. La raz¨®n debe de ser que, mientras puede resultar relativamente f¨¢cil rebatir los c¨¢lculos abstractos, es extremadamente dif¨ªcil desmentir lo concreto, lo que todo el mundo ve, siente y padece. Nadie ha negado el harapiento estado de los trenes de grandes l¨ªneas; ni la temeraria situaci¨®n de algunas de nuestras carreteras. Desde la ¨²ltima vez que le dediqu¨¦ aqu¨ª mismo una lamentaci¨®n, algo ha cambiado en la inevitable A-8: el peaje ha subido, a pesar de los atascos, los multiplicados tramos en obras y los consiguientes retrasos y peligros. No recuerdo que ning¨²n comunicado nos haya justificado esa subida. Ni por qu¨¦ seguimos sin poder usar el tren para el mismo trayecto Bilbao-Donostia (las dos 2 horas 40 minutos que dura el viaje lo invalidan como opci¨®n). Ninguno que nos haya desglosado el coste econ¨®mico, social y personal de semejante desastre ferro-vial.
Ya que parecen inevitables, los comunicados deber¨ªan al menos ser verdaderos, aut¨¦nticos revelados de gesti¨®n p¨²blica. Personalmente prescindir¨ªa de los otros, de tanta declaraci¨®n institucional que, bajo la apariencia de comunicar, en realidad da comunicando (en el sentido habitual de l¨ªnea ocupada) que impide atender otras llamadas. Y responderlas.
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