"Marguerite Duras era imparable"
La actriz y ocasional directora Jeanne Moreau (Par¨ªs, 1928) conoci¨® a la escritora Marguerite Duras y trabaj¨® con ella en diversas oportunidades. Cuando se cumplen 10 a?os de la desaparici¨®n de Duras (Gia Dinh, Indochina, en la actualidad Vietnam, 1914-Par¨ªs, 3 de marzo de 1996), la actriz francesa recuerda a la autora.
Pregunta. ?C¨®mo se conocieron?
Respuesta. Fue en 1957. Fui a verla a su casa. Quer¨ªa comprarle los derechos de uno de sus libros, Los caballitos de Tarquinia (1953), para llevar el libro al cine. En esa ¨¦poca yo hac¨ªa sobre todo teatro, pero ese d¨ªa era lunes y no hab¨ªa funci¨®n. En su casa me encontr¨¦ con el escritor Ren¨¦ Louis de Forets, con su marido Robert Antelme, con el padre de su hijo, Dionys Mascolo, con Florence Malraux -despu¨¦s hemos sido inseparables- y con mucha otra gente. Abrimos varias botellas de vino. Marguerite a¨²n ten¨ªa la m¨¢quina de escribir en la cocina. Bajamos a una charcuter¨ªa vecina, a comprar ensaladas y salchich¨®n. Hoy, la charcuter¨ªa es la boutique de Sonia Rykiel. Acabamos la noche en una sala de fiestas en la que bailaban flamenco. Los caballitos de Tarquinia nunca se hizo, ni cuando m¨¢s tarde Romy Schneider retom¨® los derechos, pero Marguerite y yo nos convertimos en grandes amigas.
P. Su relaci¨®n con el mundo del teatro influy¨® en el destino profesional de Duras.
R. Cuando nos encontramos yo estaba interpretando La gata sobre el tejado de zinc caliente, de Tennessee Williams, en una puesta en escena de Peter Brook. Hice que Marguerite y Peter se conociesen; de ah¨ª naci¨® el filme Moderato cantabile, escrito por ella, dirigido por ¨¦l y conmigo como protagonista. A?os m¨¢s tarde, convenc¨ª a Tony Richardson para que adaptase otra novela de Duras, El marino de Gibraltar. Cuando ella se puso a hacer cine, me propuso que interviniese junto a Luc¨ªa Bos¨¦ en Nathalie Granger. Yo le present¨¦ a G¨¦rard Depardieu, con el que entonces estaba haciendo una pieza de Handke en el teatro. Luego hubo unos a?os en que nos vimos muy poco, en que intercambi¨¢bamos mensajes, pero Marguerite estaba como raptada por un c¨ªrculo de admiradores que parec¨ªa tener celos de los viejos amigos, de Alain Resnais, de Florence Malraux, o de m¨ª misma.
P. ?El alcoholismo de Marguerite Duras era ya manifiesto a finales de los cincuenta?
R. No. Entonces beb¨ªa, como yo beb¨ªa tambi¨¦n, pero s¨®lo cuando quer¨ªamos. No hab¨ªa dependencia. A veces sal¨ªamos juntas, de noche, en coche, y nos recorr¨ªamos todas las entradas de Par¨ªs, parando en bistrots muy populares, conociendo hombres incre¨ªbles. Nos lo pas¨¢bamos bien. En esa ¨¦poca tambi¨¦n conocimos a Lacan y nos ¨ªbamos de juerga con ¨¦l. A¨²n recuerdo que tom¨¢bamos notas para futuras novelas u obras de teatro, escrib¨ªamos en medio del campo, de noche, cerca del puente de Suresnes, en una zona hoy edificada, viendo c¨®mo se apagaban las luces de Par¨ªs y se levantaba el d¨ªa. Era magn¨ªfico.
P. En Cet amour-l¨¤, usted encarna a Marguerite Duras.
R. Supe de la existencia del texto de Yan Andrea sobre Marguerite y tras leerlo le dije enseguida a Jos¨¦e Dayan que hab¨ªa que convertir aquello en pel¨ªcula. No se pod¨ªa utilizar ni una sola palabra escrita por Marguerite, pues hay un litigio entre su hijo y heredero y su ejecutor testamentario que hace que ahora sea dif¨ªcil encontrar muchas de sus obras, pendientes de reedici¨®n. En Cet amour-l¨¤ no intento imitar a Duras, que nunca iba con pantalones. Estaba muy orgullosa de sus piernas, las ten¨ªa muy bonitas. Y llevaba siempre jers¨¦is de cuello alto. Mi personaje es una suerte de destilado de todas las hero¨ªnas durasianas. Espero que las celebraciones del d¨¦cimo aniversario de su muerte servir¨¢n para resolver el litigio entre herederos y todo el mundo pueda descubrir que Duras es la mejor escritora de los ¨²ltimos a?os del siglo XX.
P. Cuando conoce a Marguerite Duras es tambi¨¦n cuando entra en relaci¨®n con Louis Malle.
R. ?Ella me acompa?aba mientras yo le buscaba por todo Par¨ªs! Estaba enamorad¨ªsima de ¨¦l. Louis era un tipo formidable. Ha hecho pel¨ªculas que parecen muy distintas, pero hay una corriente de fondo que las atraviesa todas, la obsesi¨®n por la primera vez, por la primera mujer, por la revelaci¨®n de la sexualidad. Era el opuesto perfecto de Fran?ois Truffaut. Recuerdo que, en 1963, fuimos juntos a Osaka y yo sal¨ªa cada d¨ªa a descubrir la ciudad y ¨¦l se quedaba en el hotel, leyendo libros sobre el Jap¨®n. Luego, cuando yo regresaba de mis paseos, Fran?ois me interrogaba, quer¨ªa saber si se parec¨ªa lo que ¨¦l hab¨ªa le¨ªdo. A Louis le faltaba tiempo para perderse por la ciudad. Fran?ois escrib¨ªa muy bien. Era muy posesivo. Todos sus amigos hemos recibido una vez una carta de Fran?ois devastadora. Cuando dirig¨ª mi primera pel¨ªcula -Lumi¨¨re- no soport¨® que pasase al otro lado de la c¨¢mara. Poco antes de morir, me dijo: "Jeanne, ten¨ªas raz¨®n, hay m¨¢s rivalidad entre los cineastas que entre las actrices".
P. ?La obra cinematogr¨¢fica de Duras le parece de igual valor que su obra literaria?
R. Como cineasta tuvo audacia, la audacia de la libertad. Supo hacer pel¨ªculas con presupuestos min¨²sculos. Supo ir hasta el final en la prosecuci¨®n de sus deseos. Es como una piedra que cae, la fuerza de la inercia, era imparable. Hay gente que escoge escribir como oficio. Para ella era su modo de vivir. Toda su obra est¨¢ marcada por ese h¨¢lito de sensualidad que es misterioso, h¨²medo, que viene de lejos, de la Indochina natal, sin duda. Ella resum¨ªa todo eso de una manera muy simple y magn¨ªfica: "Un tipo al que no le apetece acostarse conmigo no me interesa".
Babelia
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