La dif¨ªcil justicia de los premios
Todo el complej¨ªsimo aparato de promoci¨®n que son los Oscar parece haber sido dise?ado por una mano sabia en las triqui?uelas del espect¨¢culo. Puede que nunca como este a?o se haya provocado tanta expectaci¨®n por las pel¨ªculas candidatas, independientes de la gran industria y denunciadoras de abusos e injusticias, y puede que tampoco se haya suscitado nunca tanto apasionamiento por sus tem¨¢ticas e int¨¦rpretes.
Expectaci¨®n espont¨¢nea o programada que ha culminado con la sorpresa de ¨²ltima hora de Crash como pel¨ªcula ganadora, anunciada por Jack Nicholson en una gala brillante, m¨¢s amena que en a?os anteriores, en la que se respiraba un simp¨¢tico esp¨ªritu de camarader¨ªa entre chicos rebeldes que han hecho bien su trabajo. Como s¨ªmbolo de esta apuesta por un cine distinto y combativo, se situ¨® en el epicentro de la velada a Robert Altman, cuya constante insumisi¨®n ha sido finalmente reconocida por la hasta ahora conservadora Academia de Hollywood.
La constante insumisi¨®n de Altman ha sido finalmente reconocida por la Academia
Precisamente de la influencia del cine de Robert Altman en Crash se ha hablado mucho a lo largo del a?o. Altman es amigo de historias cruzadas que compongan un caleidoscopio social, y el debutante Paul Haggis ha hecho lo propio en Crash, plasmando la violencia, el racismo y las desigualdades sociales que se viven en Los ?ngeles. La pel¨ªcula mantiene un pulso en¨¦rgico y sin suspiro hasta sus ¨²ltimos momentos, en los que desgraciadamente la dureza de los relatos da paso a una inesperada bonhom¨ªa.
?Ha influido en los votantes de la Academia, centralizada en Los ?ngeles, que fuera esta ciudad la elegida en la pel¨ªcula? Alg¨²n comentarista americano se ha precipitado a explicar la habilidad de los productores de Crash para repartir a ¨²ltima hora entre los acad¨¦micos miles de DVD que ayudaran a mantenerla fresca en el recuerdo, y desbancar as¨ª a Brokeback Mountain, la de mayor ¨¦xito y n¨²mero de nominaciones. Sea como fuere, el suspense ha estado servido con creces hasta el ¨²ltimo momento.
Meryl Streep y Lily Tomlin presentaron con excelente buen humor al cascarrabias Robert Altman, parodiando en el escenario su forma de trabajo, pis¨¢ndose en el di¨¢logo la una a la otra. Humor que todos los participantes en la gala quisieron lucir, quiz¨¢s para compensar la amargura que contienen las cinco grandes pel¨ªculas de la noche.
Lo mejor del cine americano han sido este a?o cr¨®nicas de derrotas personales o colectivas, reflejando cada una a su modo la crisis moral de una sociedad desconcertada. Hasta Steven Spielberg, que se fue con las manos vac¨ªas, ha regresado con M¨²nich a un cine comprometido, que ¨¦l califica como grito por la paz, donde cuenta la terrible aventura de unos asesinos israel¨ªes a sueldo de su Gobierno que deben vengar el atentado de M¨²nich por parte de un comando palestino. El voto jud¨ªo no ha debido serle favorable.
Tambi¨¦n los premios a actores de reparto han cobrado un especial significado al haber destacado a Rachel Weisz por El jardinero fiel, donde interpreta a una brava mujer dispuesta a denunciar la corrupci¨®n farmac¨¦utica en la paup¨¦rrima ?frica, y a George Clooney por su encarnaci¨®n de un agente de la CIA en Syriana, rompecabezas sobre los sucios intereses que rodean el comercio del petr¨®leo. En honor a la verdad, tan buenos como ellos eran los dem¨¢s candidatos, como ocurr¨ªa igualmente en el apartado de int¨¦rpretes protagonistas.
?Hace Reese Witherspoon mejor trabajo en En la cuerda floja que Felicity Hoffman en Transamerica? ?C¨®mo se mide el talento? Que Philip Seymour Hoffman se llevara el Oscar por Capote estaba cantado, y merecidamente. Su trabajo de composici¨®n es tan deslumbrante que poco pueden hacer frente a ¨¦l los comedidos personajes de Heath Ledger en Brokeback Mountain o de David Strathairn en Buenas noches y buena suerte, pel¨ªcula que, por cierto, tambi¨¦n se ha ido de vac¨ªo.
La Academia no lo ten¨ªa f¨¢cil, y ha repartido los premios lo mejor que ha sabido. Las dos pel¨ªculas grandes han quedado empatadas en estatuillas, y las que no han obtenido ninguna recibieron al menos el claro reconocimiento de contar entre las mejores de un a?o excepcional. No otra cosa le ha ocurrido al magn¨ªfico compositor espa?ol Alberto Iglesias, por primera vez candidato al Oscar. ?l hablaba de estar viviendo un buen sue?o, y ¨¦se es un premio que pocas veces se consigue.
El espect¨¢culo global ha estado bien orquestado desde el principio, con el estreno adelantado y escalonado de las pel¨ªculas, con campa?as inteligentes, con aireados esc¨¢ndalos (el que rode¨® la posible retirada de Paradise Now, pel¨ªcula palestina sobre terroristas suicidas) y, para acabar, un f¨¦rreo autocontrol en las intervenciones del presentador y en los discursos de los ganadores, que eludieron hacer referencia a los graves temas que se han atrevido a denunciar en sus pel¨ªculas. Al final, todos buenos chicos.
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