El Congreso de EE UU fuerza a Dubai a renunciar a la gesti¨®n de los puertos
La empresa ¨¢rabe retrocede ante la rebeli¨®n de los republicanos contra la Casa Blanca
La rebeli¨®n de los congresistas republicanos contra George W. Bush -la primera expl¨ªcita y masiva desde que el presidente lleg¨® a la Casa Blanca- oblig¨® ayer a la compa?¨ªa Dubai Ports World (DPW) a renunciar a la gesti¨®n de seis puertos de la costa este de Estados Unidos. Con las legislativas en el horizonte y siete de cada 10 estadounidenses en contra de la operaci¨®n de adjudicaci¨®n de la gesti¨®n a un grupo ¨¢rabe, republicanos y dem¨®cratas cerraron filas para bloquear el acuerdo. DPW intent¨® ahorrar la humillaci¨®n a la Casa Blanca y evitar un enfrentamiento que ser¨ªa mortal para Bush.
El senador republicano John Warner, intermediario desde el principio de la crisis, anunci¨® que la empresa p¨²blica de Dubai hab¨ªa decidido "transferir por completo las operaciones de P&O Norteam¨¦rica a una compa?¨ªa estadounidense" debido a "la fuerte relaci¨®n entre los Emiratos ?rabes Unidos y EE UU".
Warner dijo que el jeque Mohamed al Maktun, primer ministro de los Emiratos ?rabes Unidos, aconsej¨® a DPW la decisi¨®n, una soluci¨®n de emergencia ante la tormenta pol¨ªtica que empez¨® el 10 de febrero, cuando se dio a conocer el acuerdo por el que la compa?¨ªa de Dubai compraba la brit¨¢nica P&O por 6.850 millones de d¨®lares (5.750 millones de euros) y se convert¨ªa en la segunda del mundo en servicios y gesti¨®n portuaria.
De la operaci¨®n se desprend¨ªa que seis puertos del Atl¨¢ntico -Nueva York, Nueva Jersey, Filadelfia, Baltimore, Miami y Nueva Orleans- ser¨ªan gestionados por el grupo de Dubai. Comentaristas y columnistas de extremos ideol¨®gicos opuestos pusieron el grito en el cielo. "?La seguridad de esos puertos estar¨¢ en manos de una empresa ¨¢rabe!", clamaron, y el grito hizo mella en la opini¨®n p¨²blica. Los congresistas, con el o¨ªdo puesto en la v¨ªa del tren de las elecciones de oto?o, captaron al minuto el mensaje. Los primeros que se lanzaron a denunciar el acuerdo fueron los dem¨®cratas, porque vieron la oportunidad de superar a sus rivales en el terreno que m¨¢s esquivo les resulta, el de la seguridad nacional.
Amenaza de veto
De nada sirvi¨® que Bush dijera que Dubai "es un aliado de Estados Unidos en la guerra contra el terrorismo", que la operaci¨®n econ¨®mica era leg¨ªtima y que estaba dispuesto a utilizar la prerrogativa del veto por primera vez en su presidencia. El Congreso se sinti¨® ninguneado, porque conoci¨® la operaci¨®n por la prensa, y los republicanos -que tienen por delante, en algunos distritos, una elecci¨®n muy cuesta arriba- aprovecharon para distanciarse de un presidente en ca¨ªda libre en los sondeos y no dejarse adelantar por la izquierda, en materia de seguridad, por los dem¨®cratas. El mi¨¦rcoles por la noche, el Comit¨¦ de Asignaci¨®n de Gastos decidi¨®, por 62 votos contra 2, llevar al pleno de la pr¨®xima semana el rechazo al acuerdo con DPW. Nadie podr¨ªa dudar del resultado si esa votaci¨®n se llevara a cabo.
Para complicarle las cosas a Bush, la medida iba a estar unida a una ley de gasto de emergencia de 92.000 millones de d¨®lares para paliar los da?os causados por el hurac¨¢n Katrina y el despliegue en Irak y Afganist¨¢n. Si el presidente vetaba el acuerdo quedar¨ªa anulado todo el paquete que, como su propio indica, es muy urgente. Peor a¨²n: si en el Senado se hubiera repetido la misma reacci¨®n que en la C¨¢mara de Representantes, el veto presidencial podr¨ªa haber sido superado, en caso de que la medida reuniera los votos de dos tercios de los presentes en las c¨¢maras.
?Bastar¨¢ la decisi¨®n de DPW para calmar el patio y desactivar el choque frontal con la Casa Blanca? Probablemente, aunque las primeras reacciones fueron cautas. Para el dem¨®crata Charles Schumer, el anuncio fue "prometedor", aunque "el diablo est¨¢ en los detalles". Pero la clave est¨¢ en los republicanos. Peter King, representante de Nueva York y uno de los motores de la oposici¨®n, celebr¨® el anuncio y predijo que las aguas volver¨¢n a su cauce cuando se conozcan todos los detalles, siempre que se trate de "una empresa de EE UU sin lazos con DPW; ser¨ªa una enorme y muy gratificante victoria".
La Casa Blanca hab¨ªa recibido a primera hora de la ma?ana el ultim¨¢tum de los l¨ªderes republicanos de la C¨¢mara y el Senado. En un duro desayuno para Bush, Dennis Hastert y Bill Frist le dijeron que las hasta ahora d¨®ciles huestes del partido hab¨ªan dicho basta. El rev¨¦s hubiera sido de tal magnitud, que el presidente y el primer ministro de los Emiratos sacaron el comod¨ªn que guardaban.
El anuncio de la transferencia de operaciones a una firma de EE UU evita el choque, pero no puede ocultar la rebeli¨®n republicana y la debilidad de Bush, que ha tenido que tomar nota de lo que le espera de aqu¨ª a noviembre. Por otra parte, este desenlace puede dar a los congresistas republicanos una muy necesitada munici¨®n para las batallas que tienen por delante.
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