Dime ni?o de qui¨¦n eres
Lentamente, con la comprensible cautela, nos hemos ido aproximando nuevamente al orden eterno de este pa¨ªs, a la divisi¨®n intransigente entre buenos y malos, rojos y azules, cristianos y moriscos. Hace pocos d¨ªas lo comentaba una de las cabezas m¨¢s l¨²cidas de entre las v¨ªctimas del terrorismo, Maite Pagazaurtundua: ya estamos de nuevo en las dos Espa?as de Machado. Una de ellas nos deber¨ªa helar el coraz¨®n, pero esta vez me parece que nos lo van a helar las dos.
La imparable tendencia al manique¨ªsmo fan¨¢tico afecta a Espa?a por razones profundas, la principal de las cuales es haber tenido una Ilustraci¨®n raqu¨ªtica en el siglo XVIII, una industrializaci¨®n caciquil en el siglo XIX y la m¨¢s completa ausencia de modernidad en el siglo XX. Tres siglos de permanencia bajo la tutela intelectual de los cl¨¦rigos hartodeajos y la tutela corporal de cabos y sargentos chusqueros ha dado como resultado una sociedad que s¨®lo de milagro se ha librado del fundamentalismo isl¨¢mico, aunque a su manera participa del islamismo integrista.
Que es integrista quiere decir que carece de herramientas, de vigor, de deseo, de necesidad y de ganas para resolver los problemas individualmente, mediante las propias fuerzas y con responsabilidad asumida. Y que prefiere que le dicten lo que debe hacer, pensar, opinar y juzgar. Es un modo de ahorrar tiempo y esfuerzo.
Esta inmensa pereza mental tiene como consecuencia el grito hisp¨¢nico por excelencia, el que ha resonado en este pa¨ªs durante tres siglos y no acaba de acallarse, el c¨¦lebre: ?viva mi due?o! Variante del no menos hisp¨¢nico: ?vivan las caenas! Gritos ambos que se oyen de continuo tanto en Madrid como en Bilbao, Barcelona y Sevilla seg¨²n el acento del due?o. Nadie se salva.
Con suavidad, sin estridencias, hemos llegado de nuevo a una situaci¨®n pol¨ªtica bloqueada por la impotencia que atenaza a unos y a otros. He aqu¨ª hinchados como pavos los dos machos de la aldea, enterrados hasta la rodilla, agitando sus porras en el aire y dispuestos a partirse el cr¨¢neo en un paisaje desolado. La poblaci¨®n asiste encogida al espect¨¢culo, se preguntan cu¨¢l de los dos es el peor, y los m¨¢s nerviosos comienzan a pegarse entre s¨ª para ir avanzando.
Zapatero no podr¨¢ jam¨¢s llevar a cabo eso que ¨¦l llama "pacificaci¨®n" si declara fuera de la ley a diez millones de votantes. El Partido Popular jam¨¢s recuperar¨¢ el poder si se limita a girar la honda buscando el ojo de Zapatero. All¨ª est¨¢n los dos, el polic¨ªa bueno y el polic¨ªa malo, paralizados, in¨²tiles, sin ideas, sin ambici¨®n, acomodados a esa imagen especular que es la del "pues t¨² m¨¢s". Los unos gritan a los otros "franquistas" y "fachas". Los otros a¨²llan a los unos "irresponsables" y "miserables". La poblaci¨®n debe elegir entre ser un facha o un miserable. No hay tercera v¨ªa. Estamos hablando de decenas de millones de fachas y miserables. Amabil¨ªsimo pa¨ªs...
Pero es cierto que la gente no tiene tiempo para cavilar sobre las c¨¦lulas madre, la negociaci¨®n con ETA, la derechizaci¨®n de los socialistas vascos y catalanes, las opas energ¨¦ticas o las bodas entre homosexuales y con todos los dem¨¢s. Dada la par¨¢lisis de los gobernantes, la cual pone frente a frente a los miserables contra los fachas, ante cualquier pregunta la respuesta autom¨¢tica es: ?qu¨¦ dice mi due?o? Tu due?o dice que est¨¢ a favor. ?Pues eso mismo pensaba yo! ?Es que no marra una! ?A favor estoy!
En Italia, la izquierda defiende la Constituci¨®n italiana contra los separatistas del norte. Una actitud ideol¨®gica perfectamente consecuente con la tradici¨®n de la izquierda europea. En Espa?a, con unas regiones mucho menos diferenciadas que las italianas, la izquierda apoya a los nacionalistas vascos y catalanes de herencia cat¨®lica y autoritaria.
Semejante peculiaridad no obedece a una reflexi¨®n ¨¦tica, a un juicio razonado, sino al ?viva mi due?o! m¨¢s crudo y simple. Si el Partido Popular hubiera favorecido la segmentaci¨®n de las oligarqu¨ªas regionales, la izquierda habr¨ªa sido centralista. Como las opciones, por pura casualidad, sin motivo de fondo ninguno, han ido al rev¨¦s, pues la izquierda apoya a los nacionalistas y ?viva mi due?o!
La consecuencia es que en este pa¨ªs no es cierto que existan partidos de derechas y de izquierdas, sino grupos de poder organizados como partidos. Unos partidos que no piensan, no razonan, no eligen sus opciones con respecto al bienestar de los ciudadanos, sino con la ¨²nica finalidad de arrebatar poder e influencia al enemigo. Ning¨²n partido procura el bien de la sociedad, s¨®lo el deterioro de la competencia. Nuestros partidos, convertidos en meros sistemas clientelares, van acerc¨¢ndose a la inmoralidad de la partitocracia italiana.
Hace pocos d¨ªas, un alto cargo de la Generalitat tripartita me comentaba las dificultades enormes que tienen para sacar adelante los proyectos m¨¢s comprometidos, los que requieren prudencia. De los ciento cuarenta mil funcionarios con los que cuentan a sus ¨®rdenes, ciento treinta mil los ha puesto all¨ª Convergencia, y es incalculable el n¨²mero de funcionarios que est¨¢n vinculados por lazos familiares al partido de Pujol. En cuanto alg¨²n despacho avanza una idea que exige enfrentarse a los poderes econ¨®micos, a las pocas horas ya est¨¢ en la oreja de la oposici¨®n, la cual procede a boicotearlo incontinenti.
Incluso dando por descartado que exagere, los informes realmente espeluznantes que se han publicado estos d¨ªas sobre el control ideol¨®gico de los empleados de la radio y la televisi¨®n catalanas, informes redactados en el m¨¢s puro estilo franquista por comisarios nacionalistas, as¨ª lo confirman. Y los redactores de esos informes infames (que ni siquiera han sido publicados en su totalidad) ocupan ahora puestos de responsabilidad en la Generalitat supuestamente socialista. Los casi treinta a?os de nacionalismo del partido de Pujol, un partido reaccionario donde los haya, han dejado a la regi¨®n como la Argentina de Per¨®n tras la muerte de Per¨®n, y con una Mar¨ªa Estela que s¨®lo conf¨ªa en los brujos.
Sin embargo, cuando comentas esta situaci¨®n tan escasamente europea, tan poco democr¨¢tica y, sobre todo, tan est¨²pida, la mayor¨ªa de los interrogados sufre un leve desconcierto, busca en su cabeza la respuesta correcta como en un examen de bachillerato, y acaba respondiendo: ?viva mi due?o!
Cuando se produce una incompetencia de tal calibre y antes de que los guerracivilistas comiencen a darse de tortas por un abuelo o una prima, es imprescindible que aparezca un tercer partido capaz de echar aceite en el oxidado mecanismo democr¨¢tico y obligar a los grandes partidos a olvidarse de su partida de p¨®quer y ocuparse de la gente. Que es la que paga sus considerables dietas, sueldos, prebendas y jubilaciones.
F¨¦lix de Az¨²a es escritor.
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