La vileza
En un luminoso ensayo sobre ¨¦tica de Xohan Vicente Viqueira, pensador ligado a la Instituci¨®n Libre de la Ense?anza, fallecido en 1924 a edad muy joven, encuentro este apunte: "Conocemos el bien por una especie de visi¨®n". Despu¨¦s de las que ha pasado, y pasa, no voy a castigar a Pilar Manj¨®n con una loa. Pero la presencia de esta mujer, presidenta de la Asociaci¨®n 11-M, madre que perdi¨® su hijo en los atentados de hace hoy dos a?os, tiene el efecto especial, tan dif¨ªcil, tan raro, de transformar la pantalla en un afecto especial. La inmensidad de la tragedia parece predisponer, en principio, a la escucha, a la identificaci¨®n. As¨ª fue en los primeros momentos, cuando la gente sac¨® lo mejor de s¨ª y los justos eran incontables. Pero pasa el tiempo y el dolor de lo inexplicable es muy malo de explicar. Tras sobrevivir al impacto de lo espantoso tiene que seguir un laborioso zurcido invisible de la vida, que ocupa los d¨ªas y las noches. Todo debe ser reconstruido, empezando por las palabras. En la entrevista que le hizo Pepa Bueno el pasado mi¨¦rcoles en Los desayunos de TVE, Pilar Manj¨®n consigui¨® algo casi imposible: hacer interior el tiempo de televisi¨®n. Lo que se nos transmit¨ªa era informaci¨®n esencial. Fue la visi¨®n de un bien que produc¨ªa bien, como hac¨ªa tiempo que no ve¨ªa en la pantalla. Un bien que implicaba a todos, incluido el televisor. Viqueira dec¨ªa en otra de sus notas que "la conciencia es la actividad mental de estimar el bien". Creo que no hace falta viajar al futuro para imaginar m¨¢quinas con conciencia. Los televisores, al contrario de lo que se piensa, estiman el bien. No es cierto que la pantalla aguante todo lo que le echen. La pantalla tambi¨¦n se apesadumbra. Unos pocos minutos de Pilar Manj¨®n nos han hecho volver a lo mejor de la sociedad, como si existiese una justicia cat¨®dica. Y es que es dif¨ªcil imaginar mayor insania moral que el rejoneo sufrido por esta mujer por no sumarse a las coces de los cuatro burros del Apocalipsis. ?ltimo ejemplo: la asociaci¨®n que representa ha sido privada de toda ayuda por el Gobierno de la comunidad madrile?a. En su honor, aprieto los dientes y no dedico ni un segundo m¨¢s a la vileza.
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