El Museu se abre al 'graffiti'
El centro de Belles Arts de Castell¨®n invita a 'graffiteros' para captar a los j¨®venes
En este caso, Mahoma no ha tenido que ir a la monta?a, sino que ha sido la monta?a la que, finalmente, ha ido a Mahoma. Desde su inauguraci¨®n, en enero de 2001, el Museu de Belles Arts de Castell¨®n ha programado diversas actividades para la "captaci¨®n" de p¨²blico familiar, infantil o estudiantil. Pero el mastod¨®ntico edificio, construido sobre una superficie de m¨¢s de 12.000 metros cuadrados en el mismo centro de la ciudad, no hab¨ªa logrado acaparar la atenci¨®n "voluntaria" y festiva de un segmento de j¨®venes que ayer invadi¨® el patio del museo durante toda la ma?ana con motivo del certamen de graffiti organizado por el centro muse¨ªstico castellonense.
La forma no ha sido novedosa, puesto que decenas de museos en el mundo lo han hecho durante a?os. Sin embargo, para Castell¨®n supon¨ªa una novedad y, como tal, ha tenido su respuesta, pese a que la publicidad de la convocatoria no hab¨ªa llegado siquiera a muchos de los m¨¢s directamente vinculados a este tipo de expresiones. En cualquier caso, el patio del Museu de Belles Arts logr¨® concentrar ayer a un buen n¨²mero de j¨®venes que acudieron a la llamada de un certamen de graffitis que, bajo el lema Museos y juventud, fueron convocados o se encontraron con esta actividad propuesta por el Consejo Internacional de los Museos.
Mos-Tar, Easy, 1003, Mose, Wohs y el colectivo Art Factory, formado por Dean y Johe, de Castell¨®n, Benicarl¨®, Burriana y Valencia, y con edades comprendidas entre los 18 y los 28 a?os, fueron los siete elegidos en esta ocasi¨®n para plasmar en el museo sus creaciones. Para ello, se habilit¨®, sobre el muro acristalado del patio de la entrada al museo, una superficie acristalada de 16 metros preparada para el efecto que los j¨®venes graffiteros se apresuraron a llenar con sus botes de pintura. All¨ª permanecer¨¢n sus obras durante todo el mes de marzo. Colores, formas y firmas sobre un fondo com¨²n.
La respuesta hace presagiar una segunda edici¨®n que, quiz¨¢ con la m¨²sica que le falt¨® a ¨¦sta, provoque definitivamente el objetivo que persigue la iniciativa, la de que los j¨®venes perciban el museo como algo m¨¢s vivo y pr¨®ximo a sus intereses. No en vano, el director del centro, Ferran Olucha, anduvo toda la ma?ana tratando de facilitar el trabajo a los artistas grafiteros y satisfecho de la respuesta porque los j¨®venes traspasaron el patio y entraron en el museo. All¨ª, en el interior, la direcci¨®n hab¨ªa programado la proyecci¨®n de uno de los cl¨¢sicos de la historia del graffiti, Style Wars, de Tony Silver, una cinta que muestra la escena neoyorquina y que supuso el lanzamiento del graffiti al resto del mundo.
Y de camino hacia las sobrias salas del museo, unos paneles, en los que se explica la historia del graffiti, su significado y sus vinculaciones, especialmente con la m¨²sica hip-hop. El reclamo para entrar en el museo favoreci¨®, en muchos casos, la visita a otras dependencias.
La actividad no s¨®lo est¨¢ dirigida a los graffiteros, sino que persigue tambi¨¦n acercar esta expresi¨®n a todo el p¨²blico. Tal como explican los paneles, el graffiti se ha convertido en una expresi¨®n gr¨¢fica urbana de gran importancia. Los graffiti writer no pintan y no eligen los lugares en los que plasmar su obra de forma aleatoria. Se estudia la futura visibilidad de la zona elegida, la exposici¨®n a inclemencias meteorol¨®gicas, la distancia con otros graffitis y la naturaleza del material donde se va a aplicar el spray de colores. Primero se hace el marcaje, con el que se esbozan las l¨ªneas, zonas de sombreado y fondos. Despu¨¦s, se aplica el primer relleno con colores planos, se distribuye el color y, posteriormente, se procede a la fase m¨¢s laboriosa, la de sombreado. Para el final quedan los perfiles y las dedicatorias, firmas, mensajes y advertencias. "Esto no es manchar paredes", alegaba ayer Ferran Olucha.
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