?Gitanos de clase media? S¨ª, y son mayor¨ªa
Eligi¨® la ciudad fallera para vivir hace ya m¨¢s de 30 a?os. El T¨ªo Paco -y lo de t¨ªo es importante porque es un alto grado en la comunidad gitana (sabio, hombre de buenos consejos...)- pens¨® que esos edificios de ladrillo visto, tama?o medio, rodeados de huertas y baratos, en las afueras de Valencia, podr¨ªan ser un buen sitio para su familia. Sobre todo podr¨ªan darle un ambiente saludable a su hija enferma de leucemia, e incluso le permitir¨ªan tener un caballo. El T¨ªo Paco no se ha movido de all¨ª desde entonces. Su hija muri¨® y despu¨¦s vinieron m¨¢s (Merche, Loli, Milagros y Paco), y su caballo sigue en la cuadra cercana a su casa.
Como la suya, otras muchas familias gitanas, siguiendo la tendencia grupal caracter¨ªstica de esta etnia y la escasa econom¨ªa, se asentaron en la zona, y tambi¨¦n sus hijos, y los hijos de sus hijos... Y de nuevo: un barrio gitano. Ahora ya apenas quedan huertas y poco a poco van vendiendo los pisos a los inmigrantes: "El barrio est¨¢ cambiando".
Un reciente bar¨®metro del CIS pone el dedo en una llaga hist¨®rica y refleja que los cal¨¦s forman el grupo ¨¦tnico m¨¢s rechazado por la sociedad
"Los gitanos integrados (un 80%) no son visibles porque vemos a trav¨¦s de nuestros prejuicios", dice Teresa San Rom¨¢n, catedr¨¢tica de la UAB
Ha habido avances en la integraci¨®n: los gitanos est¨¢n documentados; los ni?os, escolarizados, y s¨®lo un peque?o porcentaje vive en chabolas
La nueva identidad emergente apuesta por mantener la identidad gitana sin renunciar a los derechos y beneficios del sistema de bienestar
El bar¨®metro del CIS del pasado mes de noviembre volv¨ªa a poner el dedo en una llaga hist¨®rica. Elaborado antes de que se produjeran los dos graves sucesos de Sevilla protagonizados por gitanos -que se saldaron con el asesinato de un hombre a tiros por el padre de una ni?a gitana a la que supuestamente hab¨ªa atropellado y con un tiroteo a las puertas del hospital Virgen del Roc¨ªo entre dos clanes-, la encuesta hac¨ªa sangrar una herida abierta desde hace siglos y, junto con los sucesos de Sevilla, se?alaba el fracaso de las pol¨ªticas de integraci¨®n.
Los gitanos viven en Espa?a desde el siglo XV e hist¨®ricamente han estado sometidos a persecuciones de toda ¨ªndole. Ahora, cinco siglos m¨¢s tarde, un estudio revelaba que todav¨ªa son el colectivo m¨¢s rechazado por la sociedad espa?ola, por encima de inmigrantes, ex presidiarios, personas alcoh¨®licas o con problemas ps¨ªquicos, etc¨¦tera.
Rechazados por el 40%
A un 40% de los encuestados por el Centro de Investigacines Sociol¨®gicas les molestar¨ªa mucho o bastante tener a alguno como vecino. ?Por qu¨¦? ?Qu¨¦ imagen tienen los payos de los gitanos? ?Se corresponde con la realidad de hoy? ?Qui¨¦nes son los gitanos espa?oles? ?Qu¨¦ significa ser gitano en la Espa?a de 2006?
Hern¨¢ndez y Fern¨¢ndez no tienen nada que ver con los investigadores gemelos de Tint¨ªn. Son Paco y Loli; mejor dicho, el T¨ªo Paco y Lola, su esposa. ?l, peque?o, s¨ª, pero puro nervio. Un se?or "gitano de pura cepa, de varias generaciones", dice con orgullo. Nacido en Tarragona hace casi 70 a?os, pero residente en Valencia desde su m¨¢s tierna infancia y con m¨²ltiples oficios a sus espaldas: camionero, comercial, vendedor... Y del mismo modo que el bailaor Joaqu¨ªn Cort¨¦s dec¨ªa el otro d¨ªa en una entrevista con Jes¨²s Quintero que ¨¦l era "gitano antes que espa?ol", el T¨ªo Paco dice que es "gitano, espa?ol y valenciano, por ese orden; as¨ª lo siento". Porque lo de ser gitano marca.
Ella es una se?ora de ojos vivarachos, piel aceituna y t¨ªmida sonrisa, nacida en Valencia hace 65 a?os y criada junto a otros 10 hermanos. Con unos rasgos de gitana que delatan una imponente belleza de hace no tantos a?os aunque diluida por el tiempo y los trabajos en la f¨¢brica y en la casa.
En los 45 a?os que llevan juntos han formado una gran familia, con cinco hijos y, ya, un mont¨®n de nietos. "Esto es lo m¨¢s importante: la familia. Lo es todo", explica el T¨ªo Paco mientras se sienta a la mesa con los suyos. Eso s¨ª: ¨¦l habla, y los otros, mayormente, callan. "El respeto al mayor sigue siendo una se?al de nuestra cultura", explica.
Son el prototipo de una familia gitana espa?ola de hoy. Lo que los expertos han dado en llamar "gitanos de clase media", que son b¨¢sicamente mayor¨ªa, pero, parad¨®jicamente, mucho m¨¢s invisibles en la sociedad.
"Los integrados no son visibles, porque todos vemos a trav¨¦s de nuestras ideas, entre ellas nuestros prejuicios. Pero no se trata de ocultar, ignorar a¨²n m¨¢s a los marginados, sino de decir que muchos no lo son, y siguen siendo gitanos, y que a estos otros hay que darles las oportunidades necesarias para que hagan lo mismo", explica Teresa San Rom¨¢n, catedr¨¢tica de la UAB y autora de La diferencia inquietante. Viejas y nuevas estrategias culturales de los gitanos (Siglo XXI. Madrid, 1996).
La realidad es que estos gitanos m¨¢s integrados representan un 80% de los aproximadamente 650.000 gitanos espa?oles, y ni viven en chabolas, ni son artistas folcl¨®ricos flamencos. Estos ¨²ltimos modos de ser gitano, mucho m¨¢s visibles o visibilizados, suponen aproximadamente el 20% restante de la comunidad roman¨ª, seg¨²n las estimaciones de los expertos y los escasos estudios recientes. Sin embargo, la delincuencia, la venta de droga, el chabolismo o, en el polo contrario, la fama son caracter¨ªsticas que les han dado una enorme publicidad.
Estereotipos
"Los estereotipos existentes en la sociedad mayoritaria nos colocan, o en el mundillo del espect¨¢culo, o en el de la marginalidad, cuando en realidad entre el 80% y el 90 % de la comunidad gitana est¨¢ fuera de esas categor¨ªas", indica Jos¨¦ Manuel Fl¨®rez, representante de la Secretar¨ªa de la comunidad gitana en Andaluc¨ªa.
"Es que parece que estamos, o todo el d¨ªa bailando, o todo el d¨ªa peleando con navajas y escopetas... ?Ya est¨¢ bien!", se queja el T¨ªo Paco con una voz en¨¦rgica y ronca de tanto lidiar con el humo del tabaco y ajust¨¢ndose el nudo del pa?uelo que lleva al cuello, como queriendo volver a ponerse en su sitio. Pero: "?Aqu¨ª, ni hay patriarcas, ni leyes gitanas, ni todas las leyendas que los payos han inventado! Desde Victor Hugo hasta Cervantes, eminentes escritores, s¨ª, pero ya nos pusieron la etiqueta de ladrones y bailaores que tenemos hoy".
En la misma l¨ªnea, Jes¨²s Salinas, organizador del ¨²ltimo Encuentro de Ense?antes con gitanos, se?ala: "Se puede decir que hay muchos m¨¢s gitanos dentro del tejido com¨²n de la sociedad, en viviendas normalizadas, en trabajos de venta ambulante o comunes, con los hijos escolarizados. Cada vez hay m¨¢s gitanos invisibles, no reconocibles como tales por la sociedad mayoritaria".
El T¨ªo Paco y su mujer ya est¨¢n jubilados, pero sus hijos se dedican, como el 80% de los gitanos, a la venta ambulante y, los que pueden, a la artesan¨ªa, porque "ya se va perdiendo y no hay trabajo", dice Manolo, el cu?ado de Lola, de "sesenta y muchos" y de profesi¨®n tallista de madera. "A m¨ª me encanta trabajar. Yo me aburro en el mercado", dice ahora que su mujer ha ca¨ªdo enferma y va ¨¦l a vender.
Junto a su puesto de ropa a pleno sol en el mercadillo de Castilla, en Valencia, est¨¢ el de su hija Nieves -de 29 a?os, casada por lo civil y con boda gitana, y madre de dos ni?os- y el de su sobrina Merche -de 32 a?os, con un hijo de cinco y divorciada de un gitano-. Un poco m¨¢s all¨¢ est¨¢ el de Milagros, otra sobrina.
-?Vamos, bonita, que lo llevo todo barato! ?Sueters a cuatro euritos, oye! -vocea Nieves para llamar la atenci¨®n de posibles clientas.
Un puesto en el mercado
Dice que un buen puesto necesita una inversi¨®n de hasta 3.000 euros en ropa. "Los puestos se heredan de padres a hijos, y por cuatro metros en el mercado se paga al Ayuntamiento unos 24 euros al mes, y luego el aut¨®nomo y todo eso", explica.
Entre 10 y 100 euros diarios suelen ganar vendiendo ropa las mujeres de esta familia. "Los gitanos nos hemos hecho a esto y vivimos al d¨ªa: tanto tienes, tanto gastas", dice Merche. Aunque ella se ha embarcado en una hipoteca de m¨¢s de 120.000 euros. "Ya saldr¨¦ adelante como sea; trabajar¨¦ aqu¨ª por la ma?ana y en alg¨²n sitio por la tarde, me da igual: poniendo caf¨¦s, limpiando, fregando..., donde me den trabajo", piensa. "Si los payos lo hacen, yo tambi¨¦n".
Las dos son madres j¨®venes, pero ya no tan j¨®venes como lo eran antes las gitanas. "Ya casi nadie se casa antes de los 18", comentan. Dejaron los estudios antes de terminar la educaci¨®n secundaria. "Yo fui al colegio hasta los 12 a?os, pero me cans¨¦. No me gustaba. Las gitanas es que somos vagas hasta para estudiar. Ahora me arrepiento, claro", dice Nieves. El caso de Merche es similar, como el de casi todos los gitanos espa?oles. El fracaso escolar es de entre el 60% y el 70%, seg¨²n los estudios. Pero su mentalidad y el hecho de que sus hijos est¨¦n escolarizados y vayan al colegio a diario suponen un importante avance. De hecho son ellas, las mujeres, las que est¨¢n protagonizando los cambios m¨¢s trascendentes en la comunidad gitana.
"Una de las mejoras m¨¢s rese?ables se da en el aspecto educativo", se?ala Jos¨¦ Manuel Fl¨®rez. "En poco m¨¢s de una generaci¨®n se ha producido la escolarizaci¨®n casi universal de los ni?os y ni?as gitanos en Andaluc¨ªa y en el resto del Estado".
Seg¨²n Jes¨²s Salinas, "la escolarizaci¨®n generalizada no significa que no exista absentismo -de hasta el 30%-, que lleguen al final de la ense?anza primaria sin desfases acad¨¦micos -muchas veces no pueden entrar en el curso en el que les corresponde por su edad- o que lleguen con normalidad a la secundaria y mucho menos a la universidad -s¨®lo un 1% de los gitanos accede a la universidad, y el 80% son mujeres-. Es cierto. Queda mucho por hacer. Pero la escolarizaci¨®n generalizada comenz¨® hace s¨®lo dos d¨¦cadas, y en este corto periodo ha habido grandes cambios".
Pero, pese a la lenta y costosa integraci¨®n, entendida como una convivencia basada en el respeto de las identidades, hay algunos cambios rese?ables. En 1977 eran much¨ªsimos los gitanos que carec¨ªan de cualquier tipo de documentaci¨®n. Hoy no hay ning¨²n gitano ni gitana espa?oles que no tengan en regla todos sus papeles. Durante muchos a?os fue frecuente ver en las calles de Espa?a a muchos gitanos, y especialmente ni?os, mendigando. Hoy los gitanos espa?oles ya no piden por las calles, aunque s¨ª lo hacen los inmigrantes rumanos. Han desaparecido los art¨ªculos del Reglamento de la Guardia Civil que abiertamente les persegu¨ªan, y si en 1977 el ¨ªndice de analfabetismo de los gitanos espa?oles era superior al 80%, hoy estamos alrededor del 40%. Del mismo modo que acceden m¨¢s y mejor a la sanidad y a la vivienda. Son algunos de los aspectos destacados por Uni¨®n Roman¨ª, una de las asociaciones m¨¢s prestigiosas, junto a la Fundaci¨®n Secretariado Gitano, para mostrar que ha habido cierta evoluci¨®n.
La dignidad gitana
En la dignidad gitana, tan identitaria, se ha producido tambi¨¦n un cambio sutil, pero sustancial. Una es la dignidad que le sale al T¨ªo Paco (y al propio Joaqu¨ªn Cort¨¦s) cuando dice que es antes gitano que espa?ol, y la otra es la que le sale a Merche cuando, despu¨¦s de divorciarse legalmente, se reta a poder pagar una hipoteca, pese a estar acostumbrada a vivir al d¨ªa. Son maneras distintas de reivindicar su dignidad y muestran un cambio fundamental: la del T¨ªo Paco es la dignidad de la reafirmaci¨®n frente a la opresi¨®n hist¨®ricamente sufrida, pero la de Merche est¨¢ ya en la l¨ªnea de un horizonte nuevo. Es la de quien quiere seguir fiel a su identidad gitana sin por eso dejar de disfrutar de todos los derechos de su condici¨®n de ciudadana y de un mayor bienestar, como cualquier payo.
Y justamente ¨¦sa parece ser la nueva identidad gitana emergente. "Un ser lo que sois, pero integrados en una sociedad com¨²n que os pertenece", en palabras de Teresa San Rom¨¢n. Por ah¨ª parece estar la futura senda (sin carromatos ni mulas) de los gitanos espa?oles. No ser¨¢ f¨¢cil porque, por un lado, tendr¨¢n que luchar contra sus propios complejos y contra la inseguridad de moverse por terrenos desconocidos. "Seguro que suspendes, porque no se le entiende nada al profesor", le dice Nieves a Merche cuando ¨¦sta habla de que quiere sacarse el carn¨¦ de conducir. "Mi prima, que trabaja en una tienda, no quiere ponerse en la caja porque le da miedo que falte dinero y que le echen las culpas a ella porque es la gitana", comenta.
Y por otro lado, deber¨¢n enfrentarse a una sociedad tambi¨¦n cargada con sus prejuicios y alarmada por algunos de los hechos protagonizados por otros miembros de su etnia. Los expertos aseguran que se requiere un esfuerzo mutuo, liderado y potenciado por las instituciones democr¨¢ticas competentes. Entre tanto, en la casa del T¨ªo Paco, despu¨¦s de la paella, han sacado una botella de cava y han llenado las copas. El brindis es tambi¨¦n gitano: "Salud y libertad".
Los cal¨¦s en cifras
- Llegaron a Espa?a en el siglo XV.
- Viven 650.000 en Espa?a y 3 millones en toda Europa.
- El 50% de los espa?oles gitanos tiene menos de 16 a?os.
- El 50% vive en Andaluc¨ªa (286.000), seguida de Madrid (59.000), Catalu?a (53.000) y Valencia (52.500). El 95% vive de manera sendentaria.
- En 1977 el ¨ªndice de analfabetismo era superior al 80% y hoy est¨¢ alrededor del 40%.
- Fracaso escolar: entre el 60% y el 70%.
- En los a?os setenta, el absentismo escolar era del 50% y hoy la escolarizaci¨®n de los ni?os roma es casi total. Un 30% de los alumnos gitanos abandonan el sistema educativo antes de terminar la ESO. No llegan al 1% los alumnos gitanos que acaban la secundaria obligatoria.
- De los 1,5 millones de espa?oles universitarios, como mucho 1.000 son gitanos.
- La mitad de los espa?oles gitanos en edad de trabajar no tiene un empleo estable o regularizado.
- El 80% se dedica al la venta ambulante.
El 'estancamiento' asociativo
"UNA VEZ", cuenta el t¨ªo Paco Hern¨¢ndez, tambi¨¦n iniciador del llamado movimiento gitano, "en una reuni¨®n con asociaciones gitanas, dije que me atemorizaba que aquello que ayud¨¦ a crear acabara como verg¨¹enza para mi nieto. Cre¨ª que se iban a enfadar, pero todos aplaudieron". A¨²n recuerda perplejo esa escena clave del acomodo de parte del asociacionismo cal¨¦.
Sus inicios, a finales de los sesenta, estuvieron ligados a la Iglesia. Con la democracia, el colectivo roman¨® se dedic¨® a formar asociaciones laicas. Los primeros tiempos fueron reivindicativos. Juan David Santiago, actual responsable de comunicaci¨®n de la Federaci¨®n de Asociaciones Gitanas de la Comunidad Valenciana, dice que, en los ochenta, "el movimiento estaba presente en cada problema del momento". Desde el Estado, se estableci¨® el Programa de Desarrollo Gitano. A trav¨¦s del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales se establecen dos grandes l¨ªneas de subvenci¨®n a entidades. La primera, en colaboraci¨®n con las comunidades aut¨®nomas y los ayuntamientos. En 2005, eso se tradujo en 3.065.160 euros del Gobierno central y 3.318.477 de otras administraciones. La segunda, a cargo del R¨¦gimen General de Acci¨®n Social y del 0,52% del IRPF. El total de eso, en 2005, ha supuesto 3.468.061 euros.
Tambi¨¦n est¨¢ el Fondo Social Europeo. Amparo Valcarce, secretaria de Estado de Servicios Sociales, Familias y Discapacidad, confirma "un uso muy correcto por las asociaciones de las subvenciones del Gobierno, sujetas a auditor¨ªas".
La mayor¨ªa de subvenciones se utilizan en programas de inserci¨®n socio-laboral e inclusi¨®n social. Hay unas 500 asociaciones gitanas laicas -las evang¨¦licas parten de iglesias- en Espa?a, seg¨²n Uni¨®n Roman¨ª. No m¨¢s de 40 son espec¨ªficas de mujeres. Seg¨²n Jes¨²s Salinas, organizador del Encuentro de Ense?antes Gitanos, "esta gran cantidad no debe dar la idea de que agrupan a muchos gitanos. Suelen ser asociaciones familiares que crecen al calor de las subvenciones, pero que no representan ni al 1% de los gitanos y gitanas espa?oles. El asociacionismo es un pr¨¦stamo cultural que los gitanos utilizan, en principio para reivindicaci¨®n social y cultural, y que, con el tiempo, ha devenido en un recurso m¨¢s (polivalencia laboral dentro de la familia) o en una forma de poder representativo. No se ha llegado a la unidad. No hay una voz consensuada, una propuesta unitaria de lo que quieren los gitanos espa?oles."
Seg¨²n Santiago, "se ha acabado popularizando un esquema familiar y se ha ca¨ªdo en pleites¨ªa hacia el pol¨ªtico m¨¢s cercano para conseguir un programa. Sale m¨¢s barato que todo siga igual". Uni¨®n Roman¨ª ha constatado que hay asociaciones "de una sola persona". Ricardo Borrull, profesor gitano que estuvo ligado a lo asociativo, indica que "la transparencia no siempre se da, y no se trabaja por dignificar la imagen de los gitanos".
Pero Santiago ve un futuro: "Debe basarse en una voluntad de salir de la marginalidad, de exigir y exigirnos".
Los cal¨¦s que abren caminos
HAN DADO PASOS a los que otros a¨²n no se atreven. Pero su ejemplo cunde.
- ? Merche, 32 a?os. Divorciada de otro gitano. Esta valenciana estuvo nueve a?os en un matrimonio fr¨ªo y fallido. Cuando el fracaso fue incontenible, Merche le anunci¨® la situaci¨®n a su padre, el t¨ªo Paco. "Lo entend¨ª", dice ¨¦l. "Mi hija es lo primero". Ahora Merche Hern¨¢ndez, con su hijo, vive al lado de los suyos. "Estoy bien", se?ala, "aunque deber¨ªa conocer gente. La familia te cobija tanto que no encuentras sitio para eso".
- ? Manuel, 38 a?os. Pintor abstracto. Residente en Barcelona, Manuel G¨®mez es montador el¨¦ctrico, pero su pasi¨®n es la pintura abstracta. "Mi padre, al ver los cuadros que yo hac¨ªa, dec¨ªa: 't¨² eres muy raro". A trav¨¦s de exposiciones, ha ido convenciendo hasta a los gitanos mayores. "Les digo que lo que yo pinto te llega o no, como la m¨²sica".
- ? Juan David , 31 a?os. Hizo p¨²blica su homosexualidad. Activista asociativo de Alicante, Juan David Santiago declar¨® un d¨ªa su tendencia sexual. Su pareja es cal¨¦. "No han faltado gitanos viejos que respetan el valor de hacerlo p¨²blico", comenta. A finales de a?o, la prensa de Sevilla se hac¨ªa eco de la primera boda gay de un gitano. El otro contrayente no lo era.
- ? Guadalupe, 27 a?os. ATS y cantaora flamenca. Guadalupe Jim¨¦nez estudi¨® enfermer¨ªa en la Universidad de Valencia. Ahora se ha convertido en "ATS y t¨¦cnica en radiodiagn¨®stico". Guadalupe, con pareja no gitana, tambi¨¦n es una cantaora conocida en los bares flamencos. "El cante, a¨²n hoy, transmite lo que somos", opina.
- ? Paco, 19 a?os. Aunque del 1% de los gitanos que adquieren t¨ªtulos universitario el 80% son mujeres, Paco es uno de los hombres que intenta romper las estad¨ªsticas. Le queda el ingl¨¦s para terminar el bachillerato de ciencias puras y espera sac¨¢rselo ya este a?o. Reconoce que ha tenido que estudiar un poco s¨®lo y ahora empieza a interesarle el Derecho. Su gorra encubre tanto su cara como su timidez pero confiesa que no le importar¨ªa ser abogado. El tiempo lo dir¨¢.
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