Los valientes andan solos
- DESLEGITIMADOS, INSERVIBLES. Hay una curiosa pulsi¨®n nacionalista disfrazada de universalismo que cuando no suena a engorro t¨ªpico de los ciudadanos del mundo se aproxima al cosmopolitismo que desde?a con m¨¢s furor que acierto los fantasmas del localismo. No existen derechos territoriales, sino de los ciudadanos. Hermosa palabrer¨ªa alimentada de trampantojos que prefiere ignorar la adscripci¨®n global de millones de ciudadanos al perfil emocional de sus culturas. Est¨¢n en un error, sin duda, del que habr¨¢n de sobreponerse. Y a eso ayudar¨¢ muy mucho la plataforma Ciudadanos de Catalu?a, donde Arcadi Espada pone la herrumbrosa teor¨ªa, Francesc de Carreras la constitucionalidad de marca, y Albert Boadella el disfraz de un mosso d'esquadra que se dir¨ªa el mism¨ªsimo Francisco Franco de cuando el parte m¨¦dico del equipo habitual. Tan aburridos como los de batasuna, tan alegres y combativos, tan previsibles, tan catalanes.
- EN COMPA??A DE OTROS. Tambi¨¦n quien esto escribe particip¨® en su momento de ciertas alegr¨ªas revolucionarias, siempre con el secreto deseo de que no llevaran a sitio alguno, pues caso de triunfar parec¨ªa dudoso conseguir, dada la catadura de muchos compa?eros, que los trenes salieran a su hora, los m¨¦dicos atendieran a sus pacientes y los servicios p¨²blicos en general funcionaran seg¨²n las necesidades de los ciudadanos y no al capricho de unas dom¨¦sticas, aunque nobles, inquietudes dictadas muchas veces por la ingesta de carajillos. La pesadilla era qu¨¦ se hac¨ªa con el Poder, una vez tomado, en compa?¨ªa de una tribu semejante. Menos mal que no hubo caso. Pero esa feliz circunstancia, y el descanso an¨ªmico que supuso renunciar a la toma del Palau de la Generalitat para seguir con las partidas nocturnas de domin¨® en el bar de al lado, no autoriza a denigrar a los compa?eros que decidieron no pasar los l¨ªmites de una cierta raya pol¨ªtica.
- RECIO OESTE GAY. De esa pel¨ªcula de vaqueros declaradamente gay que ha estado a punto de alzarse con un pu?ado de Oscar sin llevarse ninguno de importancia, todo el mundo ha alabado su valent¨ªa por llamar al pan, pan, y al culo, culo, pero son pocos los que se han entretenido en elogiar sus virtudes cinematogr¨¢ficas. La historia, si la hay, de una pareja de rudos vaqueros homosexuales despierta simpat¨ªas c¨®mplices y grandes expectativas de negocio, olvidando que el culto a la amistad viril en ese g¨¦nero del cine siempre ha enmascarado otras relaciones que entonces se consideraban m¨¢s peligrosas. Pero no era preciso consumarlas, ni siquiera sugerirlas de un modo preciso. Una buena pelea a pu?etazo limpio siempre fue, en el cine del Oeste, la met¨¢fora m¨¢s conseguida de un deseo que recurre a la ensalada de hostias para aplazar su consumaci¨®n. Un atajo muy galardonado por la industria.
- WOODY Y SUS PRIMOS. Woody Allen podr¨ªa haber sido un actor m¨¢s o menos gracioso para los espectadores que prefieran identificarse con el repertorio de ingeniosidades de un tipo irresuelto, pero eligi¨® ser su propio artista, y ah¨ª la cag¨® de una manera abrumadora. El otro d¨ªa, para huir de la ceremonia de entrega de los Oscar, volv¨ª a ver en la Fox Hannah y sus hermanas, que es as¨ª como un manual impostado de alta cultura de segunda mano. ?Por qu¨¦ este tipo me recordar¨¢ al pelmazo de Henry Miller? Lo cierto es que en una escena de esa peli de no m¨¢s de tres minutos, se menciona en los di¨¢logos a E.E. Cummings, Mozart, Freud, Caravaggio y no recuerdo cu¨¢ntas grandes figuras de la cultura universal. ?Por necesidades del gui¨®n? No. Por la enfermiza obsesi¨®n de este Allen de demostrar que es persona culta, lo que resbala, y c¨®mo no, a su p¨²blico m¨¢s pr¨®ximo. As¨ª que va de maldito entre los suyos y de enterado entre los europeos adictos a las citas culteranas de un c¨®mico norteamericano.
- OTRA VEZ LAS FALLAS. Hoy empieza otra vez la gran semana fallera, as¨ª que a ver d¨®nde me meto hasta el lunes pr¨®ximo. No repetir¨¦ los argumentos de siempre ante una fiesta con predilecci¨®n por fastidiar al ciudadano, pero a la vista de los ninots y de la ¨ªndole de los monumentos a plantar, seg¨²n las revistas del ramo, me llama la atenci¨®n un misterio poco aclarado todav¨ªa: qui¨¦n decide los bocetos de las m¨¢s de mil fallas que se plantan. Ese rosario de chuscas ingeniosidades m¨¢s o menos de actualidad, ?viene impuesto por la comisi¨®n correspondiente?, ?hay algo as¨ª como un cat¨¢logo gen¨¦rico donde cada artista fallero elige el boceto de su gusto?, ?es el artista -al menos en las secciones de fallas grandes- quien propone el tema a la comisi¨®n y se llega a alg¨²n acuerdo posterior? No es asunto balad¨ª, ya que el contenido de los monumentos falleros, deleznable tantas veces, parece el pretexto b¨¢sico de una fiesta que muchos valencianos seguimos todav¨ªa sin comprender, despu¨¦s de tantos a?os.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.