Rajoy y el eterno viaje a la moderaci¨®n
El primer intento del l¨ªder popular de limar la crudeza de sus mensajes choca con la frialdad de sus bases, que piden l¨ªnea dura
"A lo que se ve, yo antes sab¨ªa pactar, incluso dec¨ªan que era un moderado", contest¨® Mariano Rajoy a Artur Mas el jueves pasado en el debate en comisi¨®n del Estatuto catal¨¢n. Y, "a lo que se ve", Rajoy querr¨ªa volver a ser ese hombre pactista y moderado, al menos en el debate territorial: tiene puesto un ojo en CiU y en las posibilidades de pacto futuro.
Es un viaje a la moderaci¨®n con muchos l¨ªmites. El primero es que su primer intento, hace una semana, en la clausura de la convenci¨®n del PP, de limar la crudeza de sus mensajes choc¨® con un muro de frialdad. Sus bases piden l¨ªnea dura. El segundo es el terrorismo: en el PP s¨®lo cabe hablar de la derrota de ETA y el rechazo a la negociaci¨®n pol¨ªtica. El tercero se vio este s¨¢bado. Despu¨¦s de muchos meses de eludir cualquier menci¨®n al 11-M, Rajoy acompa?¨® a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, en diversos actos de homenaje a las v¨ªctimas, y all¨ª ofreci¨® una frase para la pol¨¦mica: "Las autoridades de Espa?a deben seguir trabajando para que, al final, todos sepamos qui¨¦nes han sido los autores de este atentado y as¨ª, de cara al futuro, podremos evitar acontecimientos como ¨¦stos". Rajoy recuper¨® as¨ª el "?Qui¨¦n ha sido?" dos a?os despu¨¦s de la matanza.
Y es que su viaje a la moderaci¨®n de los mensajes tiene otro objetivo: evitar que una victoria sin mayor¨ªa absoluta le deje en la oposici¨®n por falta de socios. Hace s¨®lo cuatro meses, en la admisi¨®n a tr¨¢mite del proyecto catal¨¢n en el Congreso, Mas proclam¨® que ser¨¢ "imposible" pactar con el PP en "una generaci¨®n" si ese partido insiste en su rechazo rotundo al nuevo Estatuto. Aquel 2 de noviembre, Rajoy contest¨® al envite de CiU en los pasillos del Congreso: "Le he entendido perfectamente. Me dice que necesitar¨¦ mayor¨ªa absoluta o ir¨¦ a la oposici¨®n. Tendr¨¦ que pelear por esa mayor¨ªa".
Este jueves, en cambio, Rajoy record¨® a Mas que entre el PP y CiU hubo una buena relaci¨®n. Mas acababa de invitar al l¨ªder popular a rectificar y "volver al oasis". ?ste replic¨® que, "de momento", se queda "en el desierto", pero avis¨® a Mas de que el PP tambi¨¦n puede ayudarle "a volver al oasis", es decir, al poder. Dej¨® caer que los socios del tripartito continuar¨¢n unidos pese a la tormenta del Estatuto, que no habr¨¢ adelanto electoral en Catalu?a y que CiU quedar¨¢ esquinado. E invit¨® a Mas a rememorar su antigua relaci¨®n porque, "a veces, en la vida es mejor tratar con quien est¨¢ temporalmente en el desierto porque acaban siendo personas de fiar".
Mas, por supuesto, rechaz¨® la invitaci¨®n. Pero Rajoy cubri¨® de elogios a CiU y dej¨® caer dos afirmaciones: "S¨®lo puedo decirles que un se?or de provincias tiene palabra", y "yo no crispo, crispar¨¢ el se?or Zapatero".
Fue as¨ª como el l¨ªder del PP escenific¨® su segundo paso en un viaje al pactismo que no ha sido ni discutido ni aprobado por la c¨²pula de su partido. Un viaje con el que pretende evitar que le acusen de ser ¨¦l quien crispa al decir que se rompe Espa?a o que enmendar el Estatuto es "hacerle la permanente a un puercoesp¨ªn". Ahora Espa?a, en vez de romperse, seg¨²n Rajoy, va camino de ser "un Estado no viable". Y el Estatuto tendr¨ªa enmienda si el PSOE accediera, "como desde 1978, a pactarlo con el PP".
Rajoy dio el primer paso del eterno viaje a la moderaci¨®n en los mensajes durante su clausura de la convenci¨®n del PP, hace hoy una semana. Entonces choc¨® con el muro de hielo de unas bases perplejas por la falta de empuje con la que su l¨ªder cerr¨® tres d¨ªas de feria organizada para reforzar la autoestima de los populares. Y desat¨®, desde esa misma tarde, una catarata de cr¨ªticas entre dirigentes nacionales y regionales del PP: tildaron su intervenci¨®n de "gran oportunidad perdida" para que la convenci¨®n fuera el pistoletazo de salida de esa trinchera en la que el PP se arracima desde su derrota en 2004. S¨®lo Alberto Ruiz-Gallard¨®n y Josep Piqu¨¦ han elogiado p¨²blicamente ese discurso de Rajoy.
El resto ha optado por el silencio p¨²blico. E incluso los catalogados como m¨¢s centristas culpan al soci¨®logo de cabecera de Rajoy, Pedro Arriola, y al m¨¢s cercano entorno del l¨ªder popular "por carecer de la sensibilidad pol¨ªtica necesaria para adaptar el mensaje al auditorio".
Rajoy proclam¨® que "la mejor prueba de que [Zapatero] no tiene ning¨²n proyecto es que no lo ense?a". Pero ¨¦l olvid¨® exponer el suyo. La g¨¦lida acogida que tuvo de sus compromisarios y el rechazo a sus ofertas de pacto que le brind¨® el Gobierno s¨®lo sirvieron para que Rajoy aceptara que "quiz¨¢" su discurso fue "poco euforizante", avisara de que se ve "con ganas" de volver a presentarse aunque pierda el 2008, y recordara que, en tiempos, le elogiaban por ser moderado y pactista.
Esas dos caracter¨ªsticas de moderaci¨®n y pacto fueron determinantes en su elecci¨®n como sucesor de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, seg¨²n cargos del PP que vivieron aquello de cerca. "A lo que se ve", Rajoy ha decidido que ¨¦l es as¨ª, y as¨ª intentar¨¢ ganar en 2008. Su tesis es que el Gobierno hace "tantas cosas mal" que s¨®lo hay que dejar que los ciudadanos vean "la alternativa seria y s¨®lida del PP" para volver a la "tranquilidad y la bonanza econ¨®mica" con ¨¦l como presidente.
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