Realidad y deseo
Hay que felicitarse de que, por fin, la Comisi¨®n Europea se proponga articular un mercado energ¨¦tico com¨²n. Nunca es tarde, aunque sea de forma tan borrosa como la que aparece en el Libro Verde que acaba de presentar. Europa necesita una pol¨ªtica com¨²n de abastecimiento energ¨¦tico, reducir la dependencia del petr¨®leo importado y un esfuerzo com¨²n para rebajar las emisiones de CO2, sea a trav¨¦s de una resurrecci¨®n de los programas nucleares o mediante otro tipo de estrategias. Nadie puede estar en desacuerdo con tan benem¨¦ritos objetivos ni lamentar prop¨®sitos tan loables como el de reforzar el acuerdo de suministro de gas ruso. M¨¢s bien hay que sorprenderse de que se hayan perdido tantos a?os antes de exponerlos p¨²blicamente y abrir un debate p¨²blico sobre ellos.
Ahora bien, mientras no se conozca con exactitud la voluntad pol¨ªtica real de los poderes nacionales para alcanzar esos objetivos mediante un calendario preciso y organizado, el Libro Verde ser¨¢ una enso?aci¨®n m¨¢s de las que suelen empantanarse en las cumbres europeas. No debe ignorar la Comisi¨®n que hoy no existen condiciones para aprobar una pol¨ªtica energ¨¦tica com¨²n; que los mercados nacionales m¨¢s importantes -el franc¨¦s, el alem¨¢n o el italiano- tienen empresas dominantes cuidadosamente protegidas; que las redes de transporte de cada pa¨ªs constituyen s¨®lidos monopolios naturales; y que en algunos casos se mantiene la pr¨¢ctica de que el Gobierno fije las tarifas el¨¦ctricas. Son razones suficientes para considerar que el Libro Verde es un catecismo bien intencionado y oportunamente difundido para dejar sin justificaci¨®n las recientes medidas defensivas adoptadas en Francia y Espa?a.
La Comisi¨®n debe reconocer que si la eurozona dispusiera hoy de una pol¨ªtica com¨²n de abastecimiento energ¨¦tico, la reacci¨®n protectora de Madrid y Par¨ªs en los casos de Endesa y Suez perder¨ªa argumentos e impulso pol¨ªtico; y convendr¨¢ tambi¨¦n en que esas grandes empresas energ¨¦ticas europeas que sugiere requieren un inevitable arbitraje pol¨ªtico. Los ejemplos escogidos por el Ejecutivo comunitario -las compa?¨ªas aeron¨¢uticas y de defensa- no se han construido precisamente mediante OPA que ignoran las necesidades estrat¨¦gicas de cada pa¨ªs, sino mediante la negociaci¨®n de las parcelas de decisi¨®n que afectan a cada Gobierno nacional. As¨ª que si Bruselas quiere hacer honor a su sugerencia, deber¨ªa responder ya a la pregunta de si est¨¢n dispuestos a defender modelos de empresas pactadas desde los poderes p¨²blicos, como Airbus o EADS. Y, en caso afirmativo, si Francia, Alemania, Italia o Espa?a respaldar¨ªan tal modelo.
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