El calvario de Paulina Ram¨ªrez
El Gobierno de M¨¦xico reconoce el aborto legal en caso de violaci¨®n
Una luz de esperanza se encendi¨® el mi¨¦rcoles para las mujeres que, como Paulina Ram¨ªrez, han sido v¨ªctimas de violaci¨®n. El 8 de marzo, en el D¨ªa Internacional de la Mujer, en un despacho de la Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos de Washington, delegados gubernamentales de M¨¦xico y organizaciones de defensa de la mujer firmaban un acuerdo hist¨®rico mediante el que un Gobierno latinoamericano reconoce, por primera vez, que el aborto legal en caso de violaci¨®n es un derecho. El acuerdo obliga adem¨¢s a las autoridades mexicanas a abonar unos 33.000 d¨®lares (27.750 euros) "por da?o emergente y da?o moral" a Paulina y a su hijo.
"Queremos utilizar el caso para que no haya m¨¢s Paulinas", dijo exultante Luisa Cabal, directora del programa internacional del Center For Reproductive Rights, en Nueva York, que asisti¨® a la firma.
La v¨ªctima recibir¨¢ una indemnizaci¨®n de 27.750 euros "por da?o emergente y da?o moral"
Ha sido una batalla larga que empez¨® en Mexicali (Baja California Norte), el 31 de julio de 1999, una noche de un calor sofocante. Paulina fue a dormir a casa de su hermana Yanet en busca del poco aire que remov¨ªa el ventilador de techo. El violador entr¨® en la vivienda con ¨¢nimo de robar mientras dorm¨ªan las dos j¨®venes y los dos hijos de Yanet. Despertaron con el filo de una navaja en el cuello. El hombre abus¨® de Paulina en medio de un violento forcejeo. Ten¨ªa 13 a?os. Otro tipo entr¨® poco despu¨¦s para violarla de nuevo. La v¨ªctima pudo ver el tatuaje de tres mujeres en el cuerpo del agresor. Fue suficiente para reconocer despu¨¦s a Julio C¨¦sar Cede?o M¨¢rquez, El Cuervo, hoy en prisi¨®n. El otro violador nunca fue identificado.
La madre, Mar¨ªa Elena Jacinto, present¨® la denuncia ante la polic¨ªa y las autoridades certificaron la violaci¨®n. El art¨ªculo 136 del C¨®digo Penal de Baja California reconoce el derecho a abortar legalmente a aquellas mujeres que fueron violadas, pero, en contra de esa ley, todos los m¨¦dicos del servicio de ginecolog¨ªa del Hospital General de Mexicali se negaron, por convicciones morales o religiosas, a practicar el aborto.
"El obispo Isidro Guerrero y el gobernador Alejandro Gonz¨¢lez Alcocer [Partido Acci¨®n Nacional] inventaron un mont¨®n de calumnias contra la ni?a. Toda una sociedad acusadora se ensa?¨® contra Paulina. El peso de la Iglesia fue asfixiante", explica Socorro Maya Quevedo, abogada de Paulina hasta que hace un a?o y medio dej¨® todo y se march¨® a Estados Unidos. "Me acusaron de abogada abortera y me estigmatizaron, pero quiero volver a M¨¦xico, a mi lucha. Sent¨ª mucho dejar la defensa de Paulina", dice en una conversaci¨®n telef¨®nica desde su residencia en Oreg¨®n. "Paulina nunca tuvo el apoyo de ning¨²n funcionario, pero ten¨ªa claro que quer¨ªa abortar", dice la abogada. De haber nacido en el seno de una familia acomodada, habr¨ªa cruzado la frontera para conseguir un aborto legal en San Diego y asunto terminado.
El 13 de abril de 2000, Paulina dio a luz por ces¨¢rea a Isaac. Hasta el presidente Vicente Fox opin¨® del caso: "En una hora, esa chica est¨¢ enamorada de su hijo". La periodista y escritora Elena Poniatowska escribi¨® Las mil y una... (la herida de Paulina) sobre su historia. Paulina, ya con 20 a?os, habl¨® con EL PA?S desde Mexicali. Fue muy escueta. "Qu¨¦ bueno que se haya logrado un acuerdo despu¨¦s de cinco a?os de lucha. Me encuentro bien", dijo.
El acuerdo firmado en Washington obliga al Gobierno de Baja California a indemnizar a Paulina y, lo que es m¨¢s importante, establece una reglamentaci¨®n estatal y federal clara para que funcionarios y m¨¦dicos apliquen sin maniobras dilatorias la interrupci¨®n del embarazo a las mujeres violadas que as¨ª lo soliciten.
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