El binomio ciencia y empresa
El pasado 24 de febrero se present¨® el informe La contribuci¨®n de las universidades espa?olas al desarrollo, elaborado por la Fundaci¨®n Conocimiento y Desarrollo, en el que se alerta del relativo agotamiento de la capacidad del sistema universitario para contribuir al desarrollo econ¨®mico.
Este es un hecho que no nos deber¨ªa dejar indiferentes ya que el papel de las universidades es crucial para evolucionar hacia la econom¨ªa del conocimiento. En esta l¨ªnea, no se puede olvidar que las universidades, con unos 51.000 investigadores equivalentes a jornada completa, desarrollan casi un tercio del total de I+D del Estado.
Siendo determinante el peso de los investigadores universitarios espa?oles, en un pa¨ªs en el que el gasto en I+D+i es s¨®lo del 1,05%, hay que entender que deber¨ªa ser inadmisible que menos del 3% de las empresas consideren la Universidad como fuente de innovaci¨®n, o que dos terceras partes del total no tengan ning¨²n tipo de relaci¨®n con la Universidad, y que un tercio de las mismas opinen que la Universidad no es motor de desarrollo econ¨®mico, aunque el 84% consideren que s¨ª deber¨ªa serlo.
En la empresa falta una cultura cient¨ªfica y en la Universidad capacidad de asunci¨®n de riesgos
Este insoportable divorcio entre Universidad y empresa va m¨¢s all¨¢ de sus interrelaciones: la calidad de los profesionales universitarios est¨¢ contrastada, el 60% de los art¨ªculos publicados en las revistas cient¨ªficas de calidad provienen de cient¨ªficos y tecn¨®logos espa?oles, a pesar de que su conversi¨®n en instrumentos generadores de PIB es baja, ya que, tal como queda reflejado, en el a?o 2001 s¨®lo el 29% de las universidades presentaron una solicitud de patentes europeas y el n¨²mero de propuestas fue solamente de 47, un escaso 7% del total efectuado desde Espa?a.
La realidad evidencia que la Universidad y la empresa no hablamos un lenguaje com¨²n. La investigaci¨®n requiere tiempo y constancia, y la empresa, unos plazos fijos y un equilibrio entre la rentabilidad a corto plazo y la competitividad a largo. En la empresa falta una cultura cient¨ªfica y en la Universidad, esp¨ªritu emprendedor y capacidad de asunci¨®n de riesgos. Aunque insuficiente, s¨ª es motivante el crecimiento de empresas creadas como resultado de la actividad de la investigaci¨®n, que va creciendo a?o tras a?o; si en 2000 se crearon 19 spin-offs, en 2001 fueron 51 y 65 en 2002, un n¨²mero peque?o para la calidad de los investigadores, pero que fija una clara y esperanzadora tendencia.
Hay que constatar, sin embargo, que a pesar de la falta de cooperaci¨®n las empresas van asumiendo los desaf¨ªos derivados de la investigaci¨®n. El informe Cotec 2005 otorga a las empresas el 56% del crecimiento total del gasto en I+D en 2004, tambi¨¦n indica que se incrementar¨¢ en un 22% el n¨²mero de ellas que lo desarrolla, y sit¨²a su cifra de investigadores por encima de las 32.000 personas. Estos datos no pueden esconder que el porcentaje ejecutado por las empresas espa?olas s¨®lo es el 52% del total, mientras que en Alemania llega al 70% y en Francia al 62%.
Estos hechos requieren pol¨ªticas espec¨ªficas encaminadas a estimular que los resultados de la investigaci¨®n permitan crecimientos significativos del PIB, y la aceleraci¨®n del proceso hacia la econom¨ªa del conocimiento; unas pol¨ªticas que ayuden a fomentar que la investigaci¨®n forme parte de las estrategias empresariales. Puede ser el momento para recordar que, en otros lugares, la creaci¨®n de agencias intersectoriales para facilitar el seguimiento y la patente de los resultados de la investigaci¨®n, poni¨¦ndolos a disposici¨®n del tejido productivo, ha resultado un elemento crucial para solucionar las problem¨¢ticas legales, preservar la propiedad y facilitar la interrelaci¨®n y el di¨¢logo investigaci¨®n-empresa.
Ahora que la econom¨ªa crece a un ritmo importante y las tasas de empleo son buenas (aunque se apoya significativamente en la construcci¨®n y el consumo interno), que hay m¨¢s conciencia de la importancia de convertir el conocimiento en progreso econ¨®mico y social, y que el actual Ejecutivo presidido por Rodr¨ªguez Zapatero est¨¢ cumpliendo su compromiso electoral de incrementar en el 25% anual durante la legislatura el presupuesto en I+D -asumiendo el objetivo de situar en 2010 el gasto en I+D+i en el 2% del PIB-, hay que reclamar que las pol¨ªticas se planteen a largo plazo y que no sean modificadas en funci¨®n de las legislaturas cuatrienales o de los cambios de gobierno derivados de las mismas. Al mismo tiempo, se debe pedir que las iniciativas se alejen de actuaciones partidistas o de los r¨¦ditos electorales. Ahora son requeridas aquellas m¨¢s arraigadas a la voluntad de construir un pa¨ªs para las pr¨®ximas generaciones que las de garantizar la subsistencia de las actuales.
Antoni Garrell i Guiu es presidente del Cercle per al Coneixement.
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