Un sorbo de vino al final del periplo real

Tras ser vitoreados en uno de los s¨ªmbolos del republicanismo como Ontinyent (cuna de Jos¨¦ Melchor Gomis, autor del Himno de Riego) y aclamados en la Valencia antimon¨¢rquica de Vicente Blasco Ib¨¢?ez, los Reyes visitaron ayer Requena y Utiel para cerrar con un brindis el broche de su periplo por la Comunidad Valenciana. Primero fue Requena, de hondas resonancias vin¨ªcolas y charcuteras. Llegaron en helic¨®ptero a una explanada deportiva, y desde all¨ª fueron trasladados en coche al Ayuntamiento, donde les esperaban las autoridades locales y Julio de Espa?a, con el eje vencido. El presidente de la Generalitat y la ministra de la Vivienda, Mar¨ªa Antonia Trujillo, aparecieron por detr¨¢s.

El Rey se present¨® con un traje de color pistacho muy atenuado y a tono con el d¨ªa. Y la Reina se trajo el mismo peinado que hace treinta a?os, cuando visit¨® por primera vez Requena, una prueba de fidelidad que arranc¨® efervescentes aplausos entre el vecindario congregado. Despu¨¦s de visitar el Ayuntamiento y saludar desde el balc¨®n, realizaron un recorrido a pie por el centro hist¨®rico entre amenos escaparates de carnicer¨ªas con ristres de g¨¹e?as, longanizas y morcillas. A los Reyes les encanta romper el protocolo y el pueblo se lo agradece. Lo hicieron a la m¨ªnima para saludar al p¨²blico. Tantas manos hubo de chocar don Juan Carlos que dio un traspi¨¦s sobre un bordillo y se tambale¨® sin perder el equilibrio.

Minutos despu¨¦s llegaron a la antigua Escuela de Capataces, Bodegueros y Viticultores. Un penetrante olor a mosto se despleg¨® como una alfombra olfativa. Sus Majestades visitaron la biblioteca y el laboratorio de este centro operativo que lleva 45 a?os en marcha, y atendieron las explicaciones de su director, Pedro Navarro, que subray¨® la eficacia de la escuela con una contundente frase: "Aqu¨ª se trabaja".

El paisaje oxidado de Requena se volvi¨® ocre hacia Utiel y las monta?as se amorataron. Estas dos poblaciones han mantenido re?idos pulsos de rivalidad a lo largo de su existencia. Sin embargo, ayer sus simetr¨ªas se hicieron m¨¢s evidentes. La muy noble, leal y fidel¨ªsima Utiel repiti¨® la liturgia de aclamaci¨®n que ya hab¨ªa desplegado la din¨¢mica Requena, aunque sin renunciar a su personalidad. Las campanas de la Iglesia Arciprestal voltearon a la llegada de don Juan Carlos y do?a Sof¨ªa, y entonces apareci¨® -en el sentido que la historia sagrada otorga a las apariciones- el consejero camarlengo, Juan Cotino, quien, como responsable de Agricultura e impulsor de la venida del Papa a Valencia, no resultaba m¨¢s oportuno.

Despu¨¦s de la casa consistorial y el sol implacable vertido sobre la plaza, los Reyes penetraron en el colosal frigor¨ªfico arciprestal, con una ca¨ªda t¨¦rmica de 15 grados traspasada de incienso e intensificada por los escalofr¨ªos morados del cardenal Antonio Ca?izares y el arzobispo de Valencia, Agust¨ªn Garc¨ªa-Gasco. Al fondo esperaban la Virgen del Remedio y un friso de camareras con teja y mantilla.

Esa perspectiva escarchada s¨®lo pod¨ªa ser aliviada por una visita a la c¨¢lida Bodega Redonda, construida a finales del XIX, situada en la sede del Consejo Regulador de la Denominaci¨®n de Origen Utiel-Requena. En esta sacrist¨ªa civil impregnada de ¨¢cido tart¨¢rico los Reyes cataron por fin el vino bobal, la principal se?a de identidad de esta tierra. El periplo pod¨ªa tener otros finales, pero dif¨ªcilmente m¨¢s deliciosos.