Leer con los dedos
UNO DE los libros m¨¢s singulares de Paul Auster es Historia de mi m¨¢quina de escribir, un volumen ilustrado por su amigo el pintor Sam Messer, en el que el autor cuenta las vicisitudes de la venerable Olympia en la que ha escrito la casi totalidad de sus novelas. Consciente de lo obsoleto del medio, Auster acumula en un armario cintas suficientes para escribir durante varias d¨¦cadas. El novelista describe pormenorizadamente el car¨¢cter sensual que mantiene con la palabra escrita: "Escribo a mano, en cuadernos que escojo con sumo cuidado, porque para m¨ª un cuaderno es un espacio muy ¨ªntimo, la casa de las palabras. Al final del d¨ªa, paso todo lo que he escrito en la Olympia". La filiaci¨®n po¨¦tica de su escritura la evidencia la necesidad que siente Auster de o¨ªr sus textos, como ocurri¨® cuando public¨® La noche del or¨¢culo: "Fue en febrero de 2004, en una galer¨ªa de arte. Nueva York estaba sepultado bajo una nevada impresionante y hac¨ªa much¨ªsimo fr¨ªo. Recuerdo que en la claraboya hab¨ªa una gotera, que era lo ¨²nico que se o¨ªa, aparte de mi voz. Tard¨¦ dos d¨ªas en completar la lectura, en sesiones de cinco horas, con intervalos de diez minutos. La gente entraba y sal¨ªa como si se tratara de una performance. Algunos se quedaban durante toda la sesi¨®n. Cre¨ª perder la voz, pero fue una experiencia fascinante". Desv¨ªa la mirada hacia un velador donde hay una miniatura en bronce de su Olympia. Alzando la escultura en vilo, Paul Auster explica el rasgo m¨¢s sobresaliente de su m¨¦todo: "Para m¨ª, el proceso de escribir una novela no termina hasta que la he le¨ªdo con los dedos". Hace una pausa durante la cual aspira el humo de un purito holand¨¦s y aclara: "Como no uso ordenador, cuando termino un libro, tengo un texto a m¨¢quina plagado de correcciones a mano. Antes de entreg¨¢rselo a la editorial, lo mecanograf¨ªo a gran velocidad y mientras lo hago mis dedos detectan los errores e imprecisiones que se me han escapado. S¨®lo entonces, por primera vez, tengo una impresi¨®n de totalidad del libro. Para m¨ª, leer con los dedos es algo totalmente imprescindible".
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