Rehenes de la administraci¨®n

El 11 de marzo de 2003 es una fecha que no quieren recordar los vecinos de la calle de Fern¨¢ndez de la Hoz, 63. Ese d¨ªa, el Instituto de la Vivienda de Madrid (Ivima), organismo del Gobierno regional, intent¨® declarar la "ruina inminente" del edificio donde viv¨ªan 82 familias. El inmueble, una vieja corrala de Chamber¨ª, se alza en una de las zonas m¨¢s caras de Madrid y a poca distancia del complejo comercial y de oficinas de Azca.

El inmueble pertenece al Ivima, y sus ocupantes pagan un alquiler por residir en ¨¦l. "La ruina inminente es el ¨²ltimo paso de una cadena de desprop¨®sitos", dice Carlos M., que tiene una tienda de fotograf¨ªa en el edificio. Trabaja all¨ª desde hace 14 a?os.

Hasta el 11 de marzo de 2003 viv¨ªan en el edificio 82 familias. Treinta de ellas aceptaron el "ofrecimiento" oficial de mudarse a otra propiedad del Ivima en la avenida de Asturias. "Los que se fueron, lo hicieron por miedo: a la ruina y a las presiones", sostiene Carlos. Y pone un ejemplo: "En los meses siguientes a la petici¨®n de la ruina, desaparecimos de los registros oficiales. Figuramos como tapiados... ?Hay peor forma de presionar?".

Los vecinos que no accedieron a ser trasladados no recibieron durante meses los recibos de los alquileres. El Ivima amenaz¨®, incluso, con desalojarlos si no abandonaban sus casas. "La idea que ten¨ªan era derribar el inmueble. No quer¨ªan hacerse cargo de los 40 a?os que mantuvieron en malas condiciones el edificio", cuenta Soledad G., otra de las inquilinas. Ella es minusv¨¢lida casi total. Naci¨® y vive en el edificio de Fern¨¢ndez de la Hoz y no est¨¢ por la labor de mudarse.

Pero algo no sali¨® como quer¨ªa la Comunidad de Madrid. El 25 de julio de 2003, la Gerencia Municipal de Urbanismo, organiso del Ayuntamiento, desestim¨® la petici¨®n de ruina inminente. Adem¨¢s, emplaz¨® a la administraci¨®n del edificio a hacer las modificaciones pertinentes para consolidarlo y mejorarlo. El tiempo pas¨®, y la resoluci¨®n de la Gerencia Municipal fue refrendada. Incluso el propio alcalde, Alberto Ruiz-Gallard¨®n, el 30 de marzo del a?o pasado la firm¨®.

Han pasado casi tres a?os desde el inicio del expediente y la corrala sigue como hasta entonces: destrozada y en un estado de deterioro total. Pese a las sucesivas comunicaciones del Ayuntamiento, el Ivima no ha cumplido con su papel de "administrador" del edificio.

Para el diputado socialista de la Asamblea Antonio Fern¨¢ndez Gordillo, detr¨¢s del edificio de Fern¨¢ndez de la Hoz hay una "operaci¨®n claramente especulativa". "Lo que quieren es aburrir", contin¨²a el diputado, "y desalojar a los vecinos". Fern¨¢ndez Gordillo opina que la estrategia del Ivima "es muy simple: quieren venderlo y sacar 30 millones de euros". "Con ese dinero podr¨ªan construir hasta 500 viviendas", agrega.

El 12 de mayo del a?o pasado, la Gerencia Municipal de Urbanismo emplaz¨® al Ivima a rehabilitar el edificio. Le dio 20 d¨ªas de plazo, que ¨¦ste incumpli¨®. Algo similar ocurri¨® a principios de enero de este a?o. Esta vez, el plazo fue de 15 d¨ªas, que tambi¨¦n fue incumplido. La resoluci¨®n de la Gerencia Municipal establece que, si el Ivima no realiza las tareas que le competen, ser¨¢ el Ayuntamiento el que tramite la "ejecuci¨®n sustitutoria de las obras".

Pero, a fecha de hoy, la Comunidad de Madrid sigue sin hacerse cargo de la administraci¨®n y el mantenimiento del inmueble. Y el fantasma del desalojo a¨²n se cierne sobre las cabezas de Soledad, Carlos y otros vecinos.

El ¨²ltimo hito en la cadena oficial de desprop¨®sitos lo protagonizaron seis obreros contratados por el Ivima. Llegaron al edificio para recomponer su fachada y empezar con las tareas de mantenimiento. Al segundo d¨ªa, cuando la polic¨ªa les pidi¨® la licencia que los habilitaba para trabajar en la construcci¨®n, los obreros se encogieron de hombros: no la ten¨ªan.

Los andamios y las latas de pintura siguen ah¨ª. Los obreros, tambi¨¦n. Pasan el tiempo, a la espera de que el Ivima tramite los papeles. Los vecinos, por su parte, contin¨²an con su lucha. Han decidido que no van a aceptar la oferta de realojo que les haga el Instituto de la Vivienda. EL PA?S intent¨® comunicarse varias veces con los responsables del ¨¢rea. Primero prometieron una pronta respuesta, pero ¨¦sta no ha llegado. Hasta que se produzcan las explicaciones oficiales, Soledad G. lo tiene muy claro: "A m¨ª, de esa casa s¨®lo me sacan muerta".