La condena no basta
La autora considera que hoy, D¨ªa Internacional de la Eliminaci¨®n de la Discriminaci¨®n Racial, limitarse a condenar los actos racistas no es suficiente para afirmar la igualdad; estamos a tiempo, asegura, de evitar la eclosi¨®n de tendencias excluyentes y perversas.
A la mayor¨ªa, cuando pensamos en racismo y xenofobia se nos vienen a la memoria actos violentos, insultos o manifestaciones abiertamente hostiles hacia otras personas de or¨ªgenes raciales distintos. Constituyen la manifestaci¨®n m¨¢s extrema de un fen¨®meno que nos sobrecoge y provoca una m¨¢s que justificada reacci¨®n de reprobaci¨®n y condena. Sin embargo, son tan s¨®lo la punta de lanza; el racismo dispone de una dimensi¨®n mayor, de m¨¢s calado, est¨¢ presente en nuestra vida cotidiana, en muchos actos, aparentemente neutros, pero que causan desventajas a las personas respecto a otras por su origen racial. Para ser realistas, deberemos reconocer que a¨²n nos queda un largo trecho que recorrer hasta evitar cualquier forma de discriminaci¨®n por el origen racial de las personas.
Nos queda todav¨ªa un largo trecho hasta evitar la discriminaci¨®n por el origen racial
Limitarse a condenar los actos con motivaciones racistas, no es suficiente para afirmar la igualdad. El mensaje en esta fecha tan emblem¨¢tica debe ir m¨¢s all¨¢ de la mera declaraci¨®n formal: no basta la condena de este tipo de comportamientos para garantizar la ausencia de discriminaci¨®n.
A partir de esta certeza, la propuesta consiste en avanzar un paso m¨¢s. La ¨ªntima relaci¨®n entre el fen¨®meno racista y la discriminaci¨®n exige la previsi¨®n de pol¨ªticas que fomenten la igualdad de trato y la no discriminaci¨®n, estrategias p¨²blicas que act¨²en sobre los or¨ªgenes mismos del racismo.
El Gobierno est¨¢ comprometido, de verdad, prescindiendo de alardes ret¨®ricos, en esta lucha contra cualquier expresi¨®n de racismo y xenofobia. Un combate que no es s¨®lo de las instituciones aunque estas deben incentivarlo. Est¨¢ llamado a implicar a las conciencias individuales y a las voluntades colectivas porque compromete la suerte de nuestro propio modelo de convivencia. Desde esta convicci¨®n, estamos obligados a poner en marcha instrumentos p¨²blicos eficaces, aliados de la tarea por la igualdad. En Espa?a, pese a nuestro retraso hist¨®rico, ahora caminamos a buen paso. El Consejo para la Promoci¨®n de la Igualdad de trato y no Discriminaci¨®n de las personas por su origen racial o ¨¦tnico se pondr¨¢ pr¨®ximamente en marcha y el Observatorio Espa?ol para el racismo y la xenofobia es ya, desde hoy mismo, una realidad con rostro p¨²blico. Ser¨¢n palancas decisivas para ganar la igualdad que, sin duda, marcar¨¢n un antes y un despu¨¦s en la lucha contra la discriminaci¨®n. Pero es mucho lo que queda por hacer como para caer ni por un solo momento en la trampa de la satisfacci¨®n.
En un pa¨ªs como el nuestro en el que la diversidad se ha hecho pujante en muy poco tiempo, podr¨ªa ser hasta inevitable la aparici¨®n de tensiones en las relaciones entre grupos con identidades distintas. Ahora, en este tiempo que nos toca vivir, estamos inmersos a veces sin darnos cuenta en un proceso bidireccional de adaptaci¨®n mutua caracterizado por la necesidad permanente de acomodaci¨®n de la sociedad de acogida y de las personas inmigrantes. Todos estamos obligados a redefinir, quiz¨¢s mejor decir a negociar, con un entorno de nuevos perfiles, nuestras propias identidades.
En este nuevo y apasionante escenario social, donde el riesgo coexiste con la oportunidad, hacer posible que el respeto mutuo presida las relaciones entre las distintas comunidades, equivale a avanzar en el conocimiento rec¨ªproco, porque s¨®lo desde la comprensi¨®n de la religi¨®n, cultura y modos de vida de unos y otros, podremos entender las distintas circunstancias y razones que motivan los comportamientos individuales y colectivos. Comprensi¨®n que nos permitir¨¢ desmontar los estereotipos que fomentan el trato desigual y la discriminaci¨®n y distorsionan la realidad. Ahondar en ello demostrar¨¢ la riqueza de la diversidad y la posici¨®n que ¨¦sta ocupa como motor de nuestra sociedad.
Estamos a tiempo de evitar la eclosi¨®n de tendencias excluyentes y perversas que quieren legitimar la idea misma de la discriminaci¨®n. Es tiempo tambi¨¦n para que cada uno de nosotros, actores institucionales e individuos concretos, sepamos asumir nuestras responsabilidades.
Consuelo Rum¨ª es secretaria de Estado de Inmigraci¨®n y Emigraci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.