La guerra, legado de Bush a la historia
El presidente de EE UU ser¨¢ recordado por su decisi¨®n de invadir Irak, donde han muerto 2.300 soldados norteamericanos
No tienen cartillas de racionamiento para el az¨²car. No han subido los impuestos. No sufren un reclutamiento obligatorio. Tampoco se practican simulacros de ataques nucleares como se tem¨ªa durante la guerra fr¨ªa. En las calles del pa¨ªs no existen protestas masivas como las que se vivieron durante la guerra de Vietnam. La mayor¨ªa de los estadounidenses, los que disfrutan de la placidez de sus hogares, aseguran que no est¨¢n en tiempos de guerra. Despu¨¦s de tres a?os, la guerra en Irak no ha afectado a la dieta, al bolsillo o a la rutina de los norteamericanos. S¨ª lo ha hecho a su psicolog¨ªa. "Muchos de nosotros s¨®lo queremos llorar", dice Carol Lee. Seg¨²n el ¨²ltimo sondeo de USA Today /CNN /Gallup, la mitad de los encuestados asegura que la guerra les ha hecho llorar. Nueve de cada diez dicen que les ha hecho rezar.
La mayor¨ªa de los ciudadanos asegura que no est¨¢n en tiempos de guerra
El 57% opina que la invasi¨®n fue un error, y s¨®lo un 35% aprueba la gesti¨®n de Bush
Nunca antes en la historia de Estados Unidos un esfuerzo tan grande -gastos de 150 millones de d¨®lares por d¨ªa, m¨¢s de 2.300 soldados muertos, 17.000 heridos- ha involucrado a tan pocos. "A menos que se est¨¦ ante una base militar o una comunidad cuya Guardia Nacional ha sido desplegada en Irak, no existe gran impacto en la vida de cada d¨ªa", asegura David Segal, soci¨®logo de la Universidad de Maryland. "Sabemos que hay una guerra porque escuchamos la ret¨®rica de los tiempos de guerra", puntualiza el historiador de la Universidad de Georgetown, Michael Kazin.
Y, sin embargo, tres a?os despu¨¦s de que Estados Unidos iniciara la invasi¨®n, la guerra de Irak domina por completo la presidencia de George W. Bush. Lo ti?e todo de muertos y bombas. La oposici¨®n reclama la salida de las tropas, sin fecha por decidir. Y definir¨¢ su legado.
Al igual que Franklin Roosevelt es recordado por su liderazgo en la II Guerra Mundial y Lyndon Johnson por Vietnam, los estudiosos de Bush predicen que la historia juzgar¨¢ al 43 presidente de la naci¨®n por su decisi¨®n de ordenar el ataque preventivo sobre Irak el 19 de marzo de 2003 y por las consecuencias que traer¨¢ en el largo plazo la primera guerra de EE UU del siglo XXI. Todo lo dem¨¢s, toda su pol¨ªtica social, econ¨®mica o energ¨¦tica ha sido relegada a un segundo plano, arguyendo el presidente la necesidad de librar esa guerra lejana por el bien del pa¨ªs; una guerra que dura ya m¨¢s de lo que los americanos pensaron en un primer momento que iba a durar.
Cuando se lanz¨® la primera andanada de bombas sobre Bagdad, un 69% de estadounidenses pensaba que la guerra en Irak se ganar¨ªa. Un 25% aseguraba que era factible la victoria. Aquellos porcentajes son historia lejana. El ¨²ltimo sondeo habla de un 57% de estadounidenses que cree que la guerra fue un error. Y s¨®lo un 35% aprueba la gesti¨®n de su guerrero presidente.
Rose Gill, de 56 a?os, Tejas, perdi¨® a su hijo como consecuencia de la explosi¨®n de una bomba en Irak en julio pasado. Desde entonces ella ha perdido tres trabajos. No se concentra. No piensa en nada m¨¢s que en la guerra, en el hijo ca¨ªdo en un combate en un pa¨ªs lejano que ni sabe situar en el mapa. Pero, para la gran mayor¨ªa de la poblaci¨®n, la contienda en Irak es poco m¨¢s que la pegatina de un lazo amarillo como s¨ªmbolo del apoyo a las tropas, una pulsera que supone haber perdido a un ser querido en acci¨®n, una fotograf¨ªa en el peri¨®dico o una imagen en la televisi¨®n.
Seg¨²n otro sondeo de USA Today / CNN / Gallup, el 45% de los estadounidenses dice que, tres a?os despu¨¦s, la guerra en el pa¨ªs mesopot¨¢mico no les ha afectado mucho personalmente. Una gran mayor¨ªa asegura que nunca envi¨® una carta, un correo electr¨®nico o un paquete de apoyo a las tropas; no vot¨® por el candidato a presidente en t¨¦rminos de la guerra y no se manifest¨® a favor o en contra del conflicto. Siete de cada diez congresistas republicanos aseguran que enviar las tropas a Irak no fue un error. Ocho de cada diez dem¨®cratas opinan lo contrario. Esto tambi¨¦n lo piensan seis de los diez esca?os de independientes.
Los aliados de Bush comparan a ¨¦ste con Harry Truman, impopular durante gran parte de su legislatura pero muy valorado en retrospectiva. Los cr¨ªticos del actual presidente gustan de situarle al nivel de Johnson, otro tejano cuya presidencia fue engullida por la guerra de Vietnam. Las lecciones que se extraen tanto de Truman como de Johnson son similares: que la guerra triunfa sobre cualquier otra cosa.
Desde que se fundaron los Estados Unidos de Am¨¦rica, el pa¨ªs s¨®lo se ha visto envuelto en cuatro campos de batalla mayores que el de ahora: la guerra civil (1861-1965), la I Guerra Mundial (1914-1918), la II Guerra Mundial (1939-1945), el conflicto de Corea (1950-1953) y la guerra de Vietnam (1965-1973). "La guerra mata cualquier otra pol¨ªtica de gobierno", asegura Robert Dallek, bi¨®grafo de Lyndon B. Johnson. "Consume la energ¨ªa de la Administraci¨®n, de la opini¨®n p¨²blica, de la prensa", a?ade. Parece que Bush tambi¨¦n tiene en mente los libros de historia. Cuando el comentarista Fred Barnes entrevist¨® al presidente el verano pasado para su libro Rebel in Chief, Bush le hizo saber que hab¨ªa le¨ªdo no sin cierto sobresalto tres libros que hablaban sobre el lugar en la historia del primer presidente de Estados Unidos. "Incluso 200 a?os despu¨¦s, se sigue revisando a George Washington", recuerda Barnes que le dijo el actual mandatario. "?Qu¨¦ dir¨¢n sobre m¨ª?", plante¨® Bush.
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