Tragedias balc¨¢nicas
La muerte de Slobodan Milosevic no inspira compasi¨®n, sino m¨¢s bien pesar, porque el proceso contra ¨¦l nunca llegar¨¢ a su conclusi¨®n. Y por consiguiente, nunca se realizar¨¢ la toma de conciencia necesaria, sobre todo para Serbia y para los dem¨¢s pa¨ªses de los Balcanes. Perdonar sus cr¨ªmenes no ser¨¢ posible. S¨®lo los peores nacionalistas sienten dolor en estos momentos. Esperamos que Serbia evite dar a este acontecimiento el ¨¦nfasis m¨ªtico y tambi¨¦n m¨ªstico reservado a menudo a los verdaderos y a los falsos h¨¦roes nacionales. En este caso, ser¨ªa un legado absolutamente negativo.
En la tragedia de los Balcanes hemos asistido a numerosos suicidios. El padre, la madre y un t¨ªo de Milosevic se suicidaron. El padre de Franjo Tudjman mat¨® a su mujer antes de suicidarse. La joven hija del general Mladic, verdugo de Srebrenica, se dio muerte al no poder vivir con el peso de los cr¨ªmenes de su padre. Hace unos d¨ªas el jefe de los serbios insurrectos en la Krajina croata, Milan Babic, principal testigo contra Milosevic, se dio muerte. Y podr¨ªamos a?adir otras historias. Se trata de una tragedia shakespeariana, semejante a la de Ricardo III. Hasta tal punto, que vuelve a la memoria una aguda observaci¨®n sobre los Balcanes que Winston Churchill pronunci¨® en Italia durante la Segunda Guerra Mundial: "Es el espacio que produce m¨¢s Historia de la que puede consumir".
Hay cuentas que ajustar con la Historia y con esta muerte. No condenar a Milosevic no deber¨ªa significar no condenar lo que hicieron ¨¦l y quienes cumplieron sus ¨®rdenes. Quedan problemas graves, de extrema actualidad. ?Qu¨¦ habr¨¢ que hacer con los criminales de guerra que reclama el Tribunal de La Haya: colaboradores de Milosevic como Karadzic, Mladic, pero tambi¨¦n algunos generales croatas? ?C¨®mo resolver los principales problemas restantes, ligados precisamente a Serbia: la independencia de Kosovo, la separaci¨®n de Montenegro, la presencia de la "Rep¨²blica Serbia" en Bosnia Herzegovina que no permite a este Estado encontrar la forma de existir? ?Se plantear¨¢n estos problemas de una forma distinta tras la muerte de Milosevic, o no? De esto depende no s¨®lo la suerte de los Balcanes, sino de un espacio geogr¨¢fico vulnerable que poco a poco se est¨¢ acercando al resto de Europa y tiene la mirada puesta en la Uni¨®n Europea.
Todos los elementos de la tragedia cl¨¢sica est¨¢n presentes. Empezando por la figura del personaje que muere as¨ª, de repente, sin rendir cuenta de sus culpas. Quienes han visto a Milosevic de cerca, como me ha ocurrido a m¨ª, han podido darse cuenta de que ¨¦l no era un verdadero nacionalista, sino sobre todo un hombre de Poder. Deseoso de usar ese Poder sin ninguna medida. El Gobierno del actual primer ministro de Serbia, Vojislav Kostunica, est¨¢ sostenido por el partido de Milosevic y sus secuaces. El proceso de "desmilosevicizaci¨®n" ha sido hasta la fecha lento, y ahora podemos preguntarnos c¨®mo continuar¨¢ despu¨¦s de su muerte. Por otra parte, tambi¨¦n en Croacia, despu¨¦s de la muerte de Tudjman, que seguramente habr¨ªa acabado ante el Tribunal de La Haya si no nos hubiese dejado, fue dif¨ªcil llevar a cabo una verdadera y profunda "destudjmanizaci¨®n".
En septiembre de 1990, antes de que empezase la guerra en la antigua Yugoslavia, escrib¨ª y logr¨¦ publicar en Belgrado una Carta abierta a Milosevic. Le propon¨ªa que dimitiera enseguida porque despu¨¦s la ¨²nica soluci¨®n ser¨ªa el suicidio. En resumen, otro suicidio habr¨ªa seguido al de sus padres. Ahora la muerte ha decidido por ¨¦l.
Predrag Matvejevic es escritor y profesor de Estudios Eslavos en la Universidad de Roma. Autor de Breviario mediterr¨¢neo, su ¨²ltimo libro publicado es La M¨¦diterran¨¦e et l'Europe (Ed. Fayard). Traducci¨®n de News Clips.
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