Oportunidad in¨¦dita
El alto el fuego permanente de ETA supone una oportunidad in¨¦dita que ser¨ªa irresponsable no intentar aprovechar. Lo nuevo no es el anuncio de tregua, sino que se produzca tras un periodo prolongado, casi tres a?os, sin atentados mortales. Pero la experiencia obliga a extremar la cautela. ETA habla de alto el fuego "permanente", expresi¨®n deliberadamente ambigua. Antes de dar cualquier paso ser¨¢ preciso, de acuerdo con la resoluci¨®n aprobada en mayo pasado por el Congreso, verificar si se trata de un compromiso firme de renuncia definitiva a la violencia, incluyendo el recurso a la extorsi¨®n y otras formas de coacci¨®n. Para que la oportunidad abierta desemboque en el fin de ETA ser¨¢ preciso medir los pasos con inteligencia, mantener el criterio de que no puede haber contrapartidas pol¨ªticas y actuar desde la unidad de todos los dem¨®cratas.
La clave del comunicado por el que ETA declaraba ayer un alto el fuego es el adjetivo que lo acompa?a: permanente. Se trata, en primer lugar, del mismo t¨¦rmino empleado en su d¨ªa por el IRA, cuyo modelo sigue ETA y sobre todo Batasuna (la Batasuna de Otegi). Permanente es m¨¢s que indefinida, expresi¨®n desacreditada por la tregua de 1998: hasta Arzalluz declar¨®, tras su ruptura, que ya s¨®lo tomar¨ªa en serio ofertas de alto el fuego si eran "definitivas, sin vuelta atr¨¢s". Pero alto el fuego permanente no es lo mismo que el fin definitivo de la violencia -"disolverse y deponer las armas"- que la resoluci¨®n del Congreso consideraba como ¨²nico destino de ETA. La ambig¨¹edad calculada del comunicado aspira seguramente a permitir una interpretaci¨®n que, sin ser de reconocimiento abierto de derrota, al estilo de la carta de Pakito, pueda tener encaje en las condiciones establecidas por el Congreso para impulsar un "final dialogado de la violencia". Ese posible c¨¢lculo, m¨¢s el tono general del escrito, relativamente sobrio y bastante medido, parecen indicar que se trata de un texto pactado. Lo que remite a la existencia de alguna forma de contacto previo, directo o a trav¨¦s de intermediarios. Esto explicar¨ªa el optimismo gubernamental de los ¨²ltimos meses frente a se?ales tan negativas como la continuidad de los atentados mafiosos y de la violencia callejera. Tal vez la decisi¨®n ya estaba tomada, como se rumoreaba desde diciembre, y ETA estaba buscando el momento publicitariamente m¨¢s conveniente para hacerla p¨²blica. Esas se?ales ser¨ªan la forma de demostrar que conservaba capacidad de hacer da?o. La convocatoria de huelga general del 9 de marzo habr¨ªa querido ser, en esa l¨®gica, la prueba de su capacidad de movilizaci¨®n como paso previo al esperado anuncio. Pero el fracaso de la huelga, m¨¢s la imputaci¨®n por la justicia de sus convocantes, entre ellos Otegi, habr¨ªa alertado de los riesgos de prolongar la situaci¨®n. El comunicado de ayer evita hablar directamente de autodeterminaci¨®n o lo que suelen llamar "territorialidad", pero mantiene que el objetivo del alto el fuego no es acabar con la violencia, sino alcanzar su programa pol¨ªtico, que presenta como "reconocimiento de los derechos que como pueblo nos corresponden"; Espa?a y Francia deber¨¢n aceptar "sin limitaciones" esos derechos y respetar "la decisi¨®n de los ciudadanos vascos". Resulta sarc¨¢stico que ETA exhorte a los dem¨¢s a respetar la decisi¨®n de los ciudadanos tras m¨¢s de tres d¨¦cadas de ignorar el deseo de paz de la inmensa mayor¨ªa de la poblaci¨®n y de acumular m¨¢s de 800 muertos. Tambi¨¦n advierte a Francia y Espa?a de que deben abandonar la represi¨®n. En un segundo comunicado publicado la pasada madrugada, ETA reitera las ideas del primero y muestra su deseo de construir "una paz basada en la justicia". Y a?ade: "Nos reafirmamos en el compromiso de seguir luchando hasta lograr los derechos de Euskal Herria". El presidente del Gobierno reaccion¨® con muy medida cautela, evitando cualquier expresi¨®n triunfalista y apelando a la recomposici¨®n de la unidad entre los partidos, y especialmente entre el suyo y el de Rajoy, que se hab¨ªa limitado a decir que el de ayer no era el anuncio de ETA que esperaban los ciudadanos. Por supuesto que lo ideal ser¨ªa que ETA se rindiera incondicionalmente, como ped¨ªa hace poco Acebes, pero es poco realista esperar algo as¨ª. Incluso si ETA hubiera interiorizado su derrota pol¨ªtica, en el sentido de que no existe ya ninguna estrategia pol¨ªtica a la que haga avanzar la violencia, no lo plantear¨ªa en esos t¨¦rminos. Lo que permite mantener la esperanza no es que hablen de alto el fuego permanente, sino que ello ocurra tras casi tres a?os sin muertos. La resoluci¨®n del Congreso define la pauta a seguir. Lo primero es exigir a ETA que aclare que su renuncia es irreversible, como plante¨® ayer el l¨ªder del PNV, Josu Jon Imaz, y tambi¨¦n Zapatero al decir que se tomar¨ªa su tiempo antes de llevar el asunto al Congreso. Un tiempo para confirmar la voluntad de ETA, que recuerda el que se tom¨® John Major para realizar "verificaciones" sobre el alcance del anuncio de tregua del IRA en 1994. La distinci¨®n entre contrapartidas pol¨ªticas y medidas de gracia para presos y activistas es en parte artificial, porque tambi¨¦n esas medidas ser¨ªan pol¨ªticas. Pero resulta eficaz para marcar la frontera entre lo posible y lo que no lo ser¨ªa, de acuerdo con la resoluci¨®n del Congreso. Result¨® especialmente inoportuna la interferencia del lehendakari Ibarretxe anunciando la convocatoria de una mesa de negociaci¨®n pol¨ªtica, llamada de normalizaci¨®n, a la que seguir¨ªa su famosa consulta. Rajoy reiter¨® su rechazo a pagar precio pol¨ªtico alguno y ofreci¨® su colaboraci¨®n para avalar la firmeza del Gobierno al respecto. Est¨¢ bien, pero pod¨ªa haber a?adido que un alto el fuego permanente es una buena noticia y una oportunidad a no desaprovechar; y haber respondido con algo m¨¢s de cordialidad a las palabras conciliadoras de Zapatero hacia ¨¦l. En la ponencia sobre terrorismo aprobada en la reciente convenci¨®n del PP se afirma que "no cabe el di¨¢logo con los terroristas en tanto mantengan su voluntad asesina de utilizar el terror". Lo cual, le¨ªdo desde el otro lado, significa que si aparece un compromiso verificable de abandono de la violencia ese di¨¢logo ser¨¢ posible, como afirma la resoluci¨®n del Congreso. Hay base para que los dos grandes partidos vayan juntos en este asunto a fin de que su desembocadura sea un fin de ETA con justicia.
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