"Lukashenko est¨¢ loco por el poder, es un man¨ªaco"
Dirigente de la oposici¨®n de Bielorrusa, Alexandr Milinkevich (1947, Hrodna) concedi¨® esta entrevista en Minsk, la capital del pa¨ªs, el pasado jueves 23.
Pregunta. Usted ha calificado de "farsa" las elecciones presidenciales del pasado 19 de marzo en Bielorrusia -que gan¨® oficialmente el presidente Alexandr Lukashenko con el 83% de los votos- y reclama nuevos comicios. ?Qu¨¦ posibilidad tendr¨ªa de ganar?
Respuesta. Casi ninguna, pero el problema no es ¨¦ste. Piense usted en la Uni¨®n Sovi¨¦tica: nadie pod¨ªa imaginar que los disidentes lograran celebrar elecciones libres. Aqu¨ª pasa lo mismo. De todas formas, un dictador no organiza elecciones para que la poblaci¨®n elija a sus representantes. ?l mismo los designa.
Nosotros, agrupados en las Fuerzas Democr¨¢ticas Unidas, somos disidentes. Por voluntad del r¨¦gimen, no tenemos representaci¨®n ni en el Parlamento ni en las instituciones locales. S¨®lo existe el Partido Comunista [dirigido por Lukashenko]. No podemos hablar de democracia en Bielorrusia, un pa¨ªs donde todav¨ªa est¨¢n vigentes las costumbres y la nomenclatura sovi¨¦ticas.
P. ?Se puede reformar el sistema?
R. No. Lukashenko est¨¢ loco por el poder, es un man¨ªaco. Europa intenta, sin ¨¦xito desde hace 10 a?os, hacerle entender que s¨ª es posible vivir en democracia. Este r¨¦gimen no entiende el poder de la ley, sino el de la fuerza.
En cambio, hay que fortalecer las fuentes de informaci¨®n independientes y mejorar la educaci¨®n c¨ªvica en un sentido amplio, no s¨®lo la ense?anza.
P. La manifestaci¨®n que usted ha convocado para el s¨¢bado 25 de marzo [hoy], ?es un intento de confrontaci¨®n directa para cambiar el r¨¦gimen?
R. Mientras sigua este sistema, nuestro objetivo no es celebrar nuevas elecciones, sino que la gente entienda que es posible, llegado el momento, cambiar las cosas; que existe otro modo de pensar, otra conciencia. Tenemos que construir una red de informaci¨®n fuerte y centrarnos en la sociedad civil, porque el poder actual se mantiene por el monopolio que ejerce sobre los medios de comunicaci¨®n. Sin ellos, se hunde.
P. ?C¨®mo valora la ocupaci¨®n de la plaza de Octubre?
R. Esta movilizaci¨®n fue un gran ¨¦xito. Nunca hubiera imaginado que se pudiera montar una sola tienda de campa?a ah¨ª. Asimismo, en la tarde del 19 de marzo, tem¨ª no poder reunir m¨¢s de 1.000 persones. ?Fuimos 20 veces m¨¢s numerosos! No obstante, el jefe del KGB [la polic¨ªa secreta bielorrusa] hab¨ªa advertido, en directo en televisi¨®n, de un riesgo de atentados y hab¨ªa dicho que considerar¨ªa como "terroristas" a todos los que acudiesen a la plaza.
Esta movilizaci¨®n es ¨²nica, no se hab¨ªa visto nada igual en los ¨²ltimos 10 a?os. Aunque no podamos esperar cambios radicales de este acontecimiento, s¨ª demuestra que hay gente que ya no duda en contestar el poder.
P. ?Qu¨¦ ayuda le puede ofrecer Europa?
R. Primero somos nosotros, los bielorrusos, quienes tenemos que luchar por nuestra libertad. Ahora bien, la ayuda moral y econ¨®mica del Oeste es fundamental. Nos gusta ver que ahora hay m¨¢s informaci¨®n sobre Bielorrusa, m¨¢s inter¨¦s por nuestro pa¨ªs. Pero al mismo tiempo, observamos que Occidente no sabe como proceder con una dictadura.
Hay que dejar de decir "No apoyamos a este regimen", "No aceptamos tal cosa o tal otra". ?No! Digamos, escribamos, repitamos con firmeza que Lukashenko es un estafador, un presidente ileg¨ªtimo que se mantiene en el poder de manera ilegal, mediante un golpe de Estado constitucional. Hay que acabar con los discursos diplom¨¢ticos y ponerse m¨¢s firmes y contundentes. No hay que relacionarse con este r¨¦gimen. Como va a hacer Polonia, hay que acoger a los j¨®venes que fueron expulsados de su universidad durante las manifestaciones.
P. ?Pueden ser eficaces las sanciones de la Uni¨®n Europea?
R. Son muy importantes. Estamos preparando, como nos ha pedido Bruselas, una lista de bielorrusos vinculados con el r¨¦gimen, para prohibirles la entrada en el territorio de la UE. Pero sobre todo, el Oeste tiene que hacer un trabajo con y sobre la sociedad civil, para que se d¨¦ cuenta de lo nefasto que es el r¨¦gimen de Lukashenko. En otro caso, si s¨®lo hay sanciones, el poder podr¨¢ decir: "Mirad, el Oeste no os quiere".
P. ?El destino de Bielorrusa no depende, sobre todo, de Mosc¨²?
R. Intentamos, con dificultad, establecer contactos con Rusia. Al Kremlin no le gusta Lukashenko, pero ?odia a¨²n m¨¢s las revoluciones! Es un grave error, porque este r¨¦gimen no tiene futuro. El futuro pertenece a esta generaci¨®n joven que piense de otra forma.
? Le Monde / EL PA?S
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