El siglo de las mujeres
El siglo XX ha sido el del descubrimiento de las mujeres, el de su revoluci¨®n, la ¨²nica incruenta de la historia, y el de su modelo te¨®rico: una nueva filosof¨ªa llamada feminismo. Ahora, el siglo XXI ser¨¢ el siglo de las mujeres. Es muy cierto que en estos sus albores a las mujeres nos queda a¨²n mucho camino por recorrer para pasar de los derechos a los hechos. Las m¨¢s afortunadas, para, desde la igualdad legal llegar a la igualdad real, y las que lo son menos, a¨²n se afanan por conseguir que se cumpla la tautol¨®gica conclusi¨®n de 1995 en la Conferencia de Pek¨ªn: "Los derechos de las mujeres son derechos humanos", cosa no tan evidente en algunos pa¨ªses del mundo.
En este "primer" mundo desde el que escribimos, la feminizaci¨®n creciente de la pobreza se da la mano con la exigencia femenina de un trabajo mejor y una vida mejor. La lucha por el poder en la empresa o en la pol¨ªtica corre pareja con la insatisfacci¨®n, denunciada m¨¢s por las mujeres que por lo hombres, ante unas condiciones laborales insoportables. Sin duda son muchas m¨¢s las mujeres que buscan un modelo de trabajo distinto o renuncian a ¨¦l -y m¨¢s las que han alcanzado puestos medios y altos, que son las que se lo pueden permitir-, ante la imposibilidad de conciliar su vida profesional y familiar.
Esto no quiere decir que las mujeres sean menos competitivas y, mucho menos, que est¨¦n peor cualificadas; sencillamente, es posible que, gracias a una educaci¨®n y socializaci¨®n distintas, la vida privada y la afectividad sean m¨¢s importantes en su escala de valores. Adem¨¢s y, desde luego, el "techo de cristal" existe, duro y resistente, en todo el mundo: por cada diez altos ejecutivos de empresas s¨®lo hay una mujer.
Y sin embargo, los ¨²ltimos estudios sobre productividad recomiendan la promoci¨®n de las mujeres para la direcci¨®n empresarial. Parece que las habilidades "femeninas" son m¨¢s rentables para los modernos sistemas productivos: trabajo en red, en grupo, solidario, abierto. El actual Gobierno noruego obliga ya a que haya por lo menos dos mujeres en todos los consejos de direcci¨®n y aqu¨ª mismo, en Espa?a, la Comisi¨®n Nacional del Mercado de Valores recomienda m¨¢s mujeres en los consejos de administraci¨®n.
Pero si se atisba alguna esperanza en el mundo empresarial, donde realmente este siglo parece estar dando paso a las mujeres es en el mundo, tan cerrada y tradicionalmente masculino, de la pol¨ªtica. Para que las mujeres pudieran estar representadas en pol¨ªtica, el movimiento feminista recurri¨® primero al sistema de cuotas, tan denostado, para luego llegar al concepto de democracia paritaria, que aun siendo mucho m¨¢s ambicioso, o tal vez por ello, se consigui¨® con menos reticencias. Y ha sido as¨ª no s¨®lo en los pa¨ªses del norte de Europa sino en uno tan reputadamente machista como el nuestro, donde por primera vez en la historia hay tantas mujeres como hombres en el Gobierno y su vicepresidenta es una mujer. Por cierto, la mejor considerada por la opini¨®n p¨²blica de todos los ministros actuales, seg¨²n las encuestas. Y por cierto, ha sido este Gobierno paritario el que acaba de dar luz verde a un Proyecto de Ley de Igualdad que incluye la democracia paritaria como un requisito tanto en las listas electorales como en los puestos directivos de la administraci¨®n.
Al terminar el primer lustro de este siglo, hab¨ªa en el mundo cinco mujeres presidentas de sus respectivos pa¨ªses: Irlanda, Letonia, Finlandia, Filipinas y Sri Lanka; y cuatro primeras ministras: Angela Merkel, reci¨¦n elegida canciller de Alemania, Helen Elizabeth Clark en Nueva Zelanda, Khaleda Zia en Bangladesh, y Luisa Diogo en Mozambique. Europa, Ocean¨ªa, Asia y ?frica, faltaba Am¨¦rica y, al empezar el a?o 2006, Michelle Bachelet fue elegida presidenta de Chile. A los pocos d¨ªas, Ellen Johnson Sirleaf era aclamada presidenta de Liberia.
Han llegado a los m¨¢s altos niveles de poder pol¨ªtico cuatro mujeres en Europa, tres en Asia, dos en ?frica, una en Am¨¦rica y una en Ocean¨ªa. Si pensamos que m¨¢s del 50% de los seres humanos son mujeres, estas cifras deber¨ªan inspirarnos una meditabunda tristeza. No es as¨ª, las mujeres estamos de celebraci¨®n. Los recientes triunfos electorales de Angela Merkel, Michelle Bachelet, Ellen Jonson Sirleaf y Tarja Halonen, reci¨¦n reelegida presidenta de Finlandia tras un mandato de seis a?os, nos llenan de orgullo y de esperanza. Estamos a¨²n muy lejos de "la mitad de la tierra, la mitad del cielo, la mitad del poder"; pero, sin duda, algo se est¨¢ moviendo y, tal vez, de forma ya imparable.
Y la alegr¨ªa que sentimos no es s¨®lo porque ellas son mujeres, que tambi¨¦n, sino porque las biograf¨ªas de esas mujeres que acaban de llegar al poder nos muestran unos perfiles, unas trayectorias, unos empe?os y unos proyectos que auguran formas de hacer pol¨ªtica m¨¢s cercanas a las preocupaciones reales de ciudadanas y ciudadanos, m¨¢s solidarias, m¨¢s comprometidas con los derechos sociales y con la paz en el mundo. Es cierto que el solo hecho de ser mujer no basta para crear estas tan optimistas expectativas, pero s¨ª es muy cierto, todav¨ªa, el c¨¦lebre dicho de que una mujer tiene que hacer el doble de m¨¦ritos que un hombre para que le sea reconocida la mitad. Esto es ya una garant¨ªa.
Pero es que, adem¨¢s, estas cuatro mujeres que estrenan poder no son en absoluto convencionales o paniaguadas de la pol¨ªtica. No todas comparten ideolog¨ªa pero s¨ª el haber luchado y sufrido por sus ideales.
Adem¨¢s de dos cromosomas X, todas estas mujeres tienen muchas cosas en com¨²n. Desde muy j¨®venes se interesaron por la cosa p¨²blica. Pasaron primero por el tamiz de los cargos para mujeres: salud o asuntos sociales, tal vez considerados por los hombres de sus partidos asuntos menores, pero no para las mujeres, que hacen pol¨ªtica precisamente con el prop¨®sito de que los ciudadanos tengan una vida mejor y sean m¨¢s felices. Todas ellas trabajaron tan bien que pasaron a ocupar ministerios de los duros, "de hombres": Exteriores, Justicia, Defensa, Finanzas... Todas son luchadoras, pero pacifistas. Todas son firmes, pero negociadoras. Todas son seguras, pero c¨¢lidas. Estas cuatro mujeres son representantes de las nuevas mujeres del siglo XXI y son necesarias para trabajar en este mundo convulso, lleno de fanatismos y de ultim¨¢tums. Ellas han hecho del consenso y del acuerdo una herramienta de trabajo, Bachelet con el Gobierno de la concertaci¨®n y Merkel con la alianza entre socialdem¨®cratas y democratacristianos son tejedoras de acuerdos. Nuestros mejores deseos para que lo logren, nuestros mejores deseos para que no desfallezcan, para que sepan que son nuestra esperanza en un mundo donde la esperanza est¨¢ siendo arrinconada por el fatalismo y la resignaci¨®n.
(*) Firman este art¨ªculo, junto con Elena Arnedo: Rosa Escapa, Amelia Valc¨¢rcel, Amparo Rubiales, Ana Mar¨ªa Ruiz Tagle, B¨¢rbara Duhrkop, Teresa Blat, Carmen Alborch, Concepci¨®n Jim¨¦nez, Elvira Cortajarena, Luc¨ªa Ruano, Mayte Gallego, Milagros Candela, Pilar Escario, Purificaci¨®n Guti¨¦rrez y Carmen Mart¨ªnez Ten.
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