Bush, Berlusconi: el fin de dos dinast¨ªas
Dos dinast¨ªas se aproximan a su fin. En Estados Unidos, el Gobierno de George W. Bush, todav¨ªa con dos a?os por delante, se encuentra ya en una fase de decadencia irreversible. ?Ha sido el Gobierno m¨¢s desastroso de la historia de su pa¨ªs? Si no, debe de estar cerca. Es dif¨ªcil pensar algo en lo que Bush haya beneficiado de forma duradera a su propio pa¨ªs o al resto del mundo.
Lo que quedar¨¢ detr¨¢s ser¨¢ una estela de desastres. Cuando el presidente Clinton dej¨® el cargo, Estados Unidos ten¨ªa un saludable super¨¢vit presupuestario, que ¨¦l ten¨ªa previsto que se dedicase al bienestar social. Bush lo despilfarr¨® en ventajas fiscales para los ricos, que ni siquiera tuvieron el efecto de estimular la demanda. Cuando termine su mandato, habr¨¢ una deuda de tal magnitud que un experto financiero bastante responsable ha dicho que Estados Unidos se enfrenta a un posible "apocalipsis fiscal".
Bush ha redefinido la pol¨ªtica internacional como pol¨ªtica del poder, un regreso a un mundo hobbesiano y un paso que, a la hora de la verdad, ha debilitado la influencia estadounidense en vez de reforzarla. Quien ha salido ganando en el conflicto de Irak es Ir¨¢n, no Estados Unidos. Lo que tememos muchos de nosotros -la proliferaci¨®n nuclear- parece ahora mucho m¨¢s probable. Y a todo ello hay que a?adir la irresponsable actitud del Gobierno de Bush respecto a los peligros del cambio clim¨¢tico.
En Italia, el final de Berlusconi est¨¢ -o as¨ª lo espero fervientemente- mucho m¨¢s cerca. Es posible que Berlusconi sea el gracioso en comparaci¨®n con el austero r¨¦gimen de Bush, pero, para su pa¨ªs, su mandato ha sido igual de desastroso. Los italianos votaron a Berlusconi porque era un dirigente empresarial populista y se supon¨ªa que iba a aplicar sus dotes para los negocios a la labor de sanear la econom¨ªa. Ha sido su mayor fracaso. Se han hecho unas cuantas reformas a medias, pero la econom¨ªa se ha ido estancando hasta detenerse con una sacudida; el ¨ªndice de crecimiento, este a?o, es pr¨¢cticamente cero.
Berlusconi quer¨ªa reanimar la influencia de Italia en el escenario mundial y, para ello, cultiv¨® el favor del presidente Bush. Pero eso no le ha proporcionado ninguna influencia tangible, ni en las actividades de Estados Unidos ni en el resto del mundo. ?Un l¨ªder europeo, entonces? No, porque, con sus comentarios destemplados, Berlusconi perdi¨® el derecho a que Europa le tomara en serio. ?Y qu¨¦ hay de la democracia en Italia? El resto del mundo observa con incredulidad c¨®mo es posible que un pa¨ªs europeo tan importante est¨¦ gobernado por un hombre que, al mismo tiempo, controla gran parte de los medios y no duda en hacer los cambios constitucionales que le interesan.
Los progresistas de todo el mundo deben esperar que la coalici¨®n de centro-izquierda sea capaz de mantener su ventaja hasta el d¨ªa de las elecciones y obtener una mayor¨ªa suficiente. Romano Prodi tiene un estilo discreto, pero lo ¨²ltimo que necesita Italia en este momento es otro l¨ªder populista. Los progresistas necesitan dar la vueltaa la oleada de populismo de derechas en Europa, y las elecciones ofrecen esa oportunidad.
Si gana el centro-izquierda, el nuevo orden de prioridades lo marcar¨¢, m¨¢s o menos, la lista de desastres mencionada anteriormente. La primera preocupaci¨®n debe ser la econom¨ªa y la recuperaci¨®n del crecimiento. ?Por qu¨¦, en el Reino Unido, el laborismo ha logrado permanecer tres mandatos en el poder? Fundamentalmente, porque puso la econom¨ªa por encima de todo lo dem¨¢s. El ¨¦xito econ¨®mico es la clave para tener justicia social, no a la inversa. Muchos dicen que es imposible hacer reformas econ¨®micas en un pa¨ªs como Italia, porque para ganar hay que sufrir, y la resistencia al cambio es demasiado fuerte. Yo no acepto este argumento. No es verdad que toda reforma tenga que ser dolorosa para ser eficaz, aunque a veces, por supuesto, es as¨ª. El laborismo introdujo en Gran Breta?a diversas reformas que produjeron beneficios de forma casi inmediata y, al mismo tiempo, fomentaron el dinamismo econ¨®mico. Entre ellas, por ejemplo, el "nuevo pacto" que redujo dr¨¢sticamente el paro juvenil y el programa de cr¨¦ditos fiscales para ayudar a los parados a volver trabajar, adem¨¢s de reducir los niveles de pobreza.
Italia necesita que trabajen m¨¢s j¨®venes, pero tambi¨¦n m¨¢s personas mayores. En Estados Unidos y Jap¨®n hay el triple de personas mayores de 60 a?os con trabajo que en Italia. ?Por qu¨¦? En gran parte, porque a los grupos de m¨¢s edad se les mira de forma mucho m¨¢s positiva. ?Basta de hablar de la sociedad que envejece! Hablemos, en su lugar, de la "sociedad que se rejuvenece", unas personas mayores que son cada vez m¨¢s j¨®venes, m¨¢s activas y m¨¢s sanas, por t¨¦rmino medio, que en el pasado. ?Por qu¨¦ tiene que desperdiciar la sociedad el talento que necesita, precisamente cuando el ¨ªndice de natalidad es tan bajo?
El centro-izquierda en Italia, y en el conjunto de Europa, debe afrontar simult¨¢neamente dos problemas muy graves, el del cambio clim¨¢tico y el la de la energ¨ªa. Y Berlusconi tampoco ha dejado ninguna herencia ¨²til en este aspecto. El cambio clim¨¢tico ya no es una vaga amenaza que se anuncia para el futuro. Parece casi indudable que est¨¢ ya aqu¨ª, que est¨¢ alterando el tiempo. Mientras tanto, quiz¨¢s estamos acerc¨¢ndonos al fin de la era del petr¨®leo. Suecia ha anunciado que terminar¨¢ con su dependencia de los combustibles f¨®siles en el a?o 2020. Otros pa¨ªses seguir¨¢n sus pasos, e Italia deber¨ªa ser de los primeros porque tiene pocos recursos energ¨¦ticos propios. ?Ser¨¢ muy costoso para un pa¨ªs con graves problemas econ¨®micos? No necesariamente: una mezcla de incentivos y sanciones puede servir de motivaci¨®n para que el sector privado asuma gran parte de la carga. La inversi¨®n en tecnolog¨ªas ambientales ser¨¢ uno de los motores del crecimiento econ¨®mico en el futuro.
Por ¨²ltimo: Europa y las relaciones internacionales. El neoconservadurismo est¨¢ muerto, y ha muerto suicidado. Volvamos al multilateralismo, la ¨²nica forma de ir adelante en un mundo interdependiente. El centro-izquierda debe situarse en la vanguardia y, al mismo tiempo, contribuir a la renovaci¨®n del proyecto europeo. El euro no era ni es el origen de las dificultades econ¨®micas italianas; s¨®lo ha servido para sacarlas a la luz. Italia puede estar entre los primeros de Europa. Al fin y al cabo, ser¨¢ una situaci¨®n ¨²nica que en un pa¨ªs gobierne un pol¨ªtico que ha sido presidente de la Comisi¨®n Europea.
Anthony Giddens es soci¨®logo brit¨¢nico, autor, entre otros libros, de La tercera v¨ªa: la renovaci¨®n de la socialdemocracia. ? La Repubblica, 2006. Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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