El caso del cerdo azul
AHORA MISMO, el cerdo se estar¨¢ acordando de la madre que pari¨® a la sardina. Dos noticias cient¨ªficas publicadas esta semana han dado un vuelco a la vida del cerdo. Una: en EE UU trabajan para conseguir dotar al cerdo de las propiedades del pescado azul. (Propiedades alimenticias, no es que est¨¦n ense?ando a nadar a los cerdos, que tambi¨¦n tendr¨ªa gracia ver a un cerdo con estilo mariposa) Segunda noticia: revisan los estudios sobre el pescado azul y detectan que no es tan sano como parece. Pobre cerdo. En cuanto ley¨® la segunda noticia, huy¨® del laboratorio y se meti¨® en el primer bar: "Un whisky doble, y deje la botella, amigo". Un baj¨®n de campeonato. Veinticuatro horas hubo entre esas dos noticias. Durante un d¨ªa completo, el cerdo alberg¨® esperanzas de ser, alg¨²n d¨ªa, sano, y entrar por la puerta grande en los consultorios m¨¦dicos: "Debe usted tomar un poquito m¨¢s de jam¨®n, abuelo".
Lo m¨¢s pringoso eran las cuotas que cobra ERC a personas que no son militantes, pero son "de confianza"
Una advertencia, antes de seguir: el p¨¢rrafo anterior no es met¨¢fora de nada relacionado con la pol¨ªtica. Alguno estar¨¢ pensando: ?¨¦ste imb¨¦cil a qui¨¦n llama cerdo? Nada, nada. Era un simple chiste de animales. ?Si precisamente esta semana los pol¨ªticos han dejado de insultarse! El lunes, Espa?a parec¨ªa Finlandia. Era hasta aburrido. Lo m¨¢s pringoso que hab¨ªa en el escenario era el caso de las cuotas que cobra Esquerra Republicana en la administraci¨®n catalana a personas que no son militantes, pero son "de confianza". A veces, la confianza da asco, pensar¨¢ el pagano. Otros se har¨¢n los golfos: "Yo no soy muy de fiar, ?eh?". "Vamos, vamos, se le ve a usted bonach¨®n, usted es de confianza seguro". "Le juro por Dios que por dentro soy una aut¨¦ntica bestia: tengo a mi madre abandonada en una residencia ilegal, a mi hijo le pego unas palizas de aqu¨ª te espero, soy exhibicionista de gabardina y zanahoria, y m¨¢s de un peque?o hurto he cometido. ?Ve ese coche? Lo rob¨¦ ayer. Cr¨¦ame. No soy de confianza": "Usted merece una segunda oportunidad, y se la voy a dar. Deposito en usted mi confianza. Aqu¨ª est¨¢ la factura.". "?Pero si yo vot¨¦ a otro!". "?A pagar o a la calle, frescales!".
Como dec¨ªa Gila: si no le gustan nuestras normas, que se vaya del pueblo. Cada terru?o tiene sus normas, que no siempre son bien entendidas desde fuera. Ah¨ª tenemos el caso de Marbella. Durante a?os ha habido concejales en los tribunales, proyectos paralizados, recalificaciones oscuras y casas como setas. ?Qui¨¦n pod¨ªa sospechar que en Marbella hab¨ªa algo raro? No se puede decir que en este caso la Justicia haya actuado con precipitaci¨®n. Se han tenido que asegurar bien. Curiosamente, en el caso Marbella nos encontramos por en¨¦sima vez construcci¨®n, urbanismo y corrupci¨®n en la misma cr¨®nica. Bah, ser¨¢ una coincidencia. Ya ven que una vez m¨¢s, la pol¨ªtica nos ha desviado, distray¨¦ndonos del asombroso asunto del cerdo y el pescado azul, que es el que yo quer¨ªa contarles hoy. En todo caso, siendo domingo, y primavera, podemos ocuparnos de ello durante el aperitivo, con unas ca?as y unas tapas. De jam¨®n y bonito, para comprobar qu¨¦ es m¨¢s sano. Y a los recaudadores, a los crispadores y a los corruptos, que les den morcilla.
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