Londres muestra la profunda influencia de Giorgio Morandi en el arte brit¨¢nico
La exposici¨®n del maestro italiano del siglo XX contrapone su obra a la de 13 pintores
Una nueva exposici¨®n en la Colecci¨®n Estorick de Londres descubre un entramado de conexiones entre artistas contempor¨¢neos brit¨¢nicos y la obra de Giorgio Morandi (1890-1964). En cuadros de Caulfield, Cragg, Hockney y Whiteread, entre otros creadores seleccionados por el comisario de la muestra, el artista y profesor de arte Paul Coldwell, rebrota la huella modernista que el maestro italiano del siglo XX dej¨® en sus bodegones y paisajes. El legado de Morandi. Influencias en el arte brit¨¢nico estar¨¢ abierta al p¨²blico desde hoy hasta el 18 de junio.
"Es una exposici¨®n muy personal", advierte Coldwell, "Morandi ha influido enormemente en mi obra, y eso me permite comprender algunos aspectos que me fascinan de ¨¦l. Establezco yuxtaposiciones deteni¨¦ndome en esas cualidades a las que responde un artista y entablando, al mismo tiempo, di¨¢logos entre obras contempor¨¢neas y piezas de Morandi de forma que el visitante vea todas ellas bajo una luz ligeramente diferente".
Estos di¨¢logos llevan al artista-comisario a contraponer 15 pinturas, grabados y dibujos del maestro italiano con obras de exponentes del arte brit¨¢nico reciente. Son 13 los artistas seleccionados; el propio Coldwell, Patrick Caulfield, Tony Cragg, Michael Craig-Martin, David Hockney, Christopher Le Brun, Ben Nicholson, William Scott, Euan Uglow, Rachel Whiteread, Victor Willing, Paul Winstaley y el colectivo Theatre of Mistakes. "No todos incluyen a Morandi entre sus influencias, pero a todos les ha interesado el debate que se entabla entre sus creaciones y la obra de Morandi", resalta Coldwell mientras organiza el montaje de la exposici¨®n.
Cotejando parejas de cuadros, surgen las claves del proceso creativo de Morandi y su conexi¨®n con la obra de artistas posteriores: con Nicholson y Le Brun, en el interrumpido camino del italiano hacia la abstracci¨®n; con Craig-Martin y Scott en la compilaci¨®n de un archivo de objetos; con Hockney y Coldwell en la fuerza de la l¨ªnea del grabado; con Whiteread en el ambiguo juego entre positivos y negativos; con Cragg en la conversi¨®n del estudio en laboratorio de ideas...
"Morandi es la ant¨ªtesis del gran artista. Un hombre t¨ªmido, que apenas sali¨® de su natal Bolonia... Se asemeja al modelo de acad¨¦mico encerrado en su estudio por el placer de investigar. Su mundo fue muy limitado pero su impacto es extraordinario. Mayor, defienden algunos, que el que otorgamos a Picasso. En su obra hay elementos del arte conceptual, del arte de sistemas, de procesos y un m¨¦todo espec¨ªfico de trabajo que conecta con la actualidad", se?ala Coldwell.
La exposici¨®n agrupa paisajes y bodegones ejecutados por Morandi desde 1929 a 1959. Excluye ejemplos ilustrativos de sus representaciones humanas. "No era muy bueno como retratista, lo cual habla de su personalidad. Se sent¨ªa m¨¢s a gusto intentando extraer personalidad a una botella que enfrent¨¢ndose a una persona real", deduce el comisario. Y, por supuesto, la muestra limita las conexiones a artistas brit¨¢nicos o asentados en el Reino Unido. "Conecta particularmente con los brit¨¢nicos, a quienes atrae su tem¨¢tica aparentemente simple, su paleta de colores apagados y la reducci¨®n de la informaci¨®n, casi minimalista y curiosamente protestante, que impregna su obra", a?ade Coldwell.
En su estudio, Morandi trabajaba constantemente con los mismos objetos: jarras y jarrones, vasijas, tazas y latas. Borraba los signos m¨¢s distintivos de cada objeto y los agrupaba en distintas formaciones y posiciones hasta dar con la composici¨®n adecuada. Hab¨ªa un proceso de transformaci¨®n inicial y una interpretaci¨®n de cada escena abierta a la imaginaci¨®n. Esas repetidas botellas y latas de sus bodegones evocan, a menudo, cuerpos humanos. "Mostrando estas pinturas modestas junto a trabajos contempor¨¢neos salen a relucir las ideas radicales en la obra de Morandi", concluye el comisario.
La sombra de Mussolini
Estudios recientes intentan desmitificar la imagen de artista ermita?o, aislado del mundo exterior, que acompa?a a Giorgio Morandi. En el cat¨¢logo de la exposici¨®n de la Colecci¨®n Estorick, Paul Coldwell recuerda la larga tarea docente de Morandi en la Academia de Bellas Artes de Bolonia, su activa presencia en la Bienal de Venecia y otras muestras nacionales e internacionales de arte italiano y, controvertidamente, el respaldo del artista al r¨¦gimen fascista de Benito Mussolini.
"Es un terreno complicado", afirma Coldwell. "De acuerdo con los documentos que he consultado, Morandi era miembro del partido fascista y nunca renunci¨® al fascismo. Mussolini adquiri¨® sus pinturas. Pero hay que entender la situaci¨®n en el contexto de la ¨¦poca. Morandi era provinciano por naturaleza, muy apegado a la tradici¨®n e interesado por las cosas que no cambiaban. El fascismo le ofreci¨® la idea de permanencia basada en los valores italianos a los que ¨¦l se aferraba".
Babelia
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