Berlusconi denuncia una gran conspiraci¨®n de empresarios y jueces
El primer ministro italiano reclama el env¨ªode observadores internacionales a las elecciones
La campa?a de Silvio Berlusconi adquiri¨® ayer tintes apocal¨ªpticos. El presidente del Gobierno italiano denunci¨® una presunta conspiraci¨®n contra ¨¦l, que inclu¨ªa a "los peri¨®dicos y los grandes grupos econ¨®micos", a magistrados, a cooperativas, a partidos de la izquierda y a sus propios empleados. Dijo que la democracia estaba en peligro y reclam¨® el env¨ªo de observadores internacionales para evitar un "pucherazo" electoral. "Est¨¢ desesperado porque sabe que va a perder", coment¨® su rival, Romano Prodi.
Parec¨ªa dif¨ªcil crispar a¨²n m¨¢s una campa?a de tono violento y de rasgos delirantes, obra de un Berlusconi deseoso de convertir las elecciones generales en una cuesti¨®n de vida o muerte: segu¨ªa convencido de que pod¨ªa ganar si lograba movilizar a su favor a los indecisos, atemoriz¨¢ndoles con un futuro desastroso en caso de victoria de Prodi. Los italianos, que en general escuchaban el griter¨ªo pol¨ªtico con resignaci¨®n y un relativo desinter¨¦s, recibieron ayer una nueva ducha de espantos.
Berlusconi convoc¨® a la prensa y en cuanto comenz¨® su mon¨®logo se vio venir un torrente de improperios: "Quiero hacer una denuncia grav¨ªsima de la en¨¦sima acci¨®n pol¨ªtica de la justicia, dirigida a desacreditar, desestabilizar y atacar al Gobierno italiano". En ese punto, Il Cavaliere se refer¨ªa a su m¨¢s reciente procesamiento, anunciado con sospechosa oportunidad al principio de la campa?a por la fiscal¨ªa de Mil¨¢n. La acusaci¨®n era la de corromper a un testigo judicial, el abogado ingl¨¦s David Mills, y la primera vista deber¨ªa celebrarse en junio. El presidente del Gobierno distribuy¨® entre los periodistas unos documentos que, seg¨²n ¨¦l, probaban su inocencia. No probaban nada, salvo que los 600.000 d¨®lares recibidos por Mills hab¨ªan salido de una cuenta corriente atestada a un empresario napolitano, pero gestionada por el propio Mills, cosa ya sabida.
Hubo, de nuevo, palabras dur¨ªsimas contra los fiscales: "Es absurdo que mientras trabajo cada d¨ªa desde las 7.30 hasta las 2.30 de la madrugada por el bien del pa¨ªs, haya funcionarios p¨²blicos indignos que traman contra el presidente del Gobierno; se trata de una infamia para empujar a los ciudadanos hacia un voto determinado", declar¨®.
Berlusconi prosigui¨® refiri¨¦ndose a "una alianza entre los peri¨®dicos y sus propietarios, los grandes grupos econ¨®micos, para formar un frente oscuro y opaco contra m¨ª, contra la peque?a y mediana empresa y contra los ciudadanos". Result¨® evidente que no le hab¨ªan gustado los titulares del d¨ªa, referentes todos ellos a su fallido intento de comparecer, frente a Prodi o frente a quien fuera, ante las c¨¢maras de Canale 5, emisora televisiva del grupo Mediaset, de su propiedad, que junto con la p¨²blica RAI acaparan el 85% de la audiencia. Tampoco le gust¨® que el comit¨¦ de redacci¨®n de Canale 5 se opusiera a la aparici¨®n del propietario de la empresa en hora de m¨¢xima audiencia, en violaci¨®n de las leyes electorales.
El hombre m¨¢s rico de Italia denunci¨® acto seguido una "trama de corrupci¨®n" tejida por los Gobiernos regionales de centro-izquierda y las cooperativas en torno a la concesi¨®n de contratas y obras p¨²blicas: "Nos encontramos", subray¨®, "ante un perverso conflicto de intereses entre gobiernos rojos, finanzas rojas, partidos de izquierda y cooperativas rojas, inaceptable en una democracia".
Poco antes de ese discurso tormentoso, durante una entrevista en televisi¨®n, Berlusconi hab¨ªa intentado explicar las diferencias entre ¨¦l y Romano Prodi: "Yo soy la persona m¨¢s buena que existe, soy tolerante, quien llama a mi puerta la encuentra siempre abierta, ayudo a los pobres, amo a todo el mundo, soy una persona que une. Forza Italia es el partido del amor", precis¨®, "mientras la izquierda es el partido del odio".
Sus rivales se tomaron con calma el furor berlusconiano. "Da pena, habla como si estuviera ya en la oposici¨®n", dijo Luciano Violante, de los Dem¨®cratas de Izquierda. "Cada d¨ªa se inventa una barbaridad mayor, basta con no escucharle", asegur¨® Fausto Bertinotti, de Refundaci¨®n Comunista. "?Pucherazos? ?Pero si ¨¦l lo controla todo! Est¨¢ desesperado porque sabe que va a perder, por eso trata de envenenar la campa?a", afirm¨® Prodi. Nicola Marvulli, presidente del Tribunal de Casaci¨®n y m¨¢xima autoridad de la magistratura, prefiri¨® no hacer comentarios: "A veces, el silencio es oro".
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