China, el espejo desmesurado
Qu¨¦ sabemos de China? Pr¨¢cticamente nada. Es la primera evidencia que salta ante el espectador que se acerca a Nunca salgo sin mi c¨¢mara, una excepcional muestra de videocreaci¨®n china contempor¨¢nea que se presenta actualmente en la Fundaci¨®n ICO de Madrid. Las 17 piezas -algunas de ellas largometrajes- despliegan el sorprendente fresco de una sociedad con muchas m¨¢s similitudes con las grandes urbes occidentales de lo que muchos podr¨ªamos pensar. Y no s¨®lo las ciudades con sus rascacielos, atascos, edificios superpoblados y efectos de las reconversiones industriales. Tambi¨¦n los conflictos individuales: los mayores apegados a ¨¦pocas pasadas, los j¨®venes v¨ªctimas de la fantas¨ªa de los videojuegos o los dramas de los parados. Quiz¨¢ todo esto ¨²ltimo sea lo que hace esta muestra m¨¢s interesante. Acostumbrados a las grandes cifras que acompa?an la informaci¨®n sobre China, sabemos poco de la vida de sus habitantes, sobre todo de los de las metr¨®polis. Iguales a nosotros, pero inquietantemente distintos.
"La sociedad china se halla en plena reconstrucci¨®n y los creadores audiovisuales son muy conscientes de los cambios sociales"
Seg¨²n Hou Hanru (Guangzhou, 1963), comisario de la exposici¨®n, ¨¦sta es un reflejo de la China global. "En los ¨²ltimos veinte a?os la situaci¨®n ha cambiado radicalmente", explica. "Al inicial entusiasmo de descubrir la forma de vida occidental a trav¨¦s de la televisi¨®n, la publicidad e Internet, ha seguido un r¨¢pido proceso de asimilaci¨®n". En relaci¨®n con el arte contempor¨¢neo, "en diez a?os se digirieron cien a?os de historia", dice.
Hanru se refiere en particular al uso del v¨ªdeo en el campo de la creaci¨®n visual. El camino de la pintura china lleva otro ritmo. Ha estado ligada hasta hace poco al cors¨¦ del academicismo, el peso de la tradici¨®n y el constre?imiento de una est¨¦tica de realismo social impuesta por las directrices gubernamentales. Con el fin de librarse de ello los artistas m¨¢s independientes han puesto sus ojos en Occidente para experimentar en busca de estilos y lenguajes propios, aunque algunos confunden eso con cierto mercantilismo. Ponerse "al d¨ªa" en pintura requiere un proceso m¨¢s lento. En cambio, todo el mundo puede tener una c¨¢mara.
El t¨ªtulo de la muestra lo dice de forma clara. Los artistas escogidos est¨¢n entre los m¨¢s innovadores y provienen principalmente de las grandes ciudades como Pek¨ªn, Shanghai, Hangzhou y Guangzhou. Ellos no han tenido que ponerse al d¨ªa porque han crecido con la cultura audiovisual. La exposici¨®n se divide en tres secciones para abordar tres de los aspectos m¨¢s destacados. La primera se titula Yo y el mundo, y en ella tienen cabida las expresiones m¨¢s cercanas al videoarte. Incluyen trabajos como Double landscape, de Zhu Jia (Pek¨ªn, 1963), un filme en 16 mil¨ªmetros de un joven que toma tranquilamente un caf¨¦, abordado desde una supuesta "neutralidad"; COSplayers, de Cao Fei (Guangzhou, 1968), que alude a ciertos j¨®venes que viven disfrazados como sus h¨¦roes de c¨®mics manga, incapaces de adaptarse al mundo real, o The Gooey gentleman, de Zhou Xiaohu (Changzhou, 1960), un artista que va pintando figuras animadas sobre su cuerpo en una historia de sexo y humor.
La secci¨®n titulada Testigo aborda el g¨¦nero documental, quiz¨¢ el m¨¢s emergente del momento, no s¨®lo en China sino en las culturas occidentales. "Muchos de estos directores han estudiado Bellas Artes y despu¨¦s se han relacionado con el periodismo al hacer sus propias publicaciones. Juegan el doble papel de artistas y trabajadores sociales".
"Los artistas chinos que han
surgido a partir de los a?os noventa pertenecen a una generaci¨®n muy comprometida con su sociedad", afirma Hou Hanru. Mientras en los grandes festivales internacionales se daba a conocer el nuevo cine chino, en el pa¨ªs surg¨ªa una escena subterr¨¢nea m¨¢s interesada en el documental. La sociedad china se halla en plena reconstrucci¨®n y los creadores audiovisuales eran muy conscientes de los cambios sociales que ve¨ªan. Hicieron sus propios festivales locales donde exhib¨ªan sus pel¨ªculas".
Seg¨²n Hanru, uno de los comisarios de exposiciones m¨¢s prestigioso de la escena internacional y director de la Bienal de Estambul 2007, los problemas de la censura han venido sorte¨¢ndose con mayor o menor fortuna, en un momento en que el Gobierno chino se muestra algo m¨¢s permisivo que antes. "La pol¨ªtica es algo compleja y en este momento en China hay cambios program¨¢ticos muy interesantes. Lo que manda es el inter¨¦s del Gobierno, no la ideolog¨ªa o los principios. Siempre hay una clase pol¨ªtica que quiere controlar la sociedad bajo cualquier pretexto, se llame ¨¦ste democracia o comunismo. El sistema no es democr¨¢tico en el sentido occidental, pero siempre puedes negociar ciertos niveles de expresi¨®n. La situaci¨®n en China combina una mezcla de factores que escapan a la l¨®gica occidental", dice Hanru.
Houjie Township, de Zhou Hao y Ji Jianghong, es un largometraje sobre Houjie, un "pueblo" de la costa este de China donde se dice que se fabrican nueve de cada diez zapatillas deportivas del mundo. En veinte a?os de reforma econ¨®mica del pa¨ªs han emigrado de las zonas rurales a esta regi¨®n cerca de 130 millones de personas en busca de trabajo. Los directores han vivido un a?o con familias que viven en casas ruinosas, retratando la dureza de las historias particulares. Our love, de Jiang Zhi (Yuanjiang, 1971), es muy distinto aunque no menos conflictivo. Aborda la vida amorosa de tres j¨®venes transexuales en un relato a medio camino entre el documento y la ficci¨®n. "Hace diez a?os a los homosexuales se les trataba como a dementes o criminales. Ahora el Gobierno ha dictado leyes que los protegen. Es un cambio en la mentalidad", apunta Hou Hanru.
Pero no s¨®lo hay drama en estos testimonios. Laden's body could be nothing but a copy, de Huang Weikai (Guangzhou, 1972), es una curiosa historia que parte de un programa de radio titulado algo as¨ª como Digamos chorradas. El locutor propone a los oyentes crear una historia utilizando tres palabras: mujer, Ucrania y Bin Laden. El resultado es una sucesi¨®n de situaciones delirantes que van arrastrando la broma a los titulares de los informativos de televisi¨®n.
Entre la ficci¨®n y la realidad es donde se han reunido tambi¨¦n los v¨ªdeos de la secci¨®n Narraciones fant¨¢sticas, con trabajos como San Yuan Li, de Ou Ning y Cao Fei, un v¨ªdeo en blanco y negro exhibido en la Bienal de Venecia de 2003, que hace un recorrido por los contrastes de Guangzhou, una gran ciudad que acaba devorando al peque?o pueblo de San Yuan Li. Spider 2, de Wang Jian Wei (Provincia de Sichuan, 1958), se inclina por el g¨¦nero del misterio fant¨¢stico en el seno de una familia de clase media.
Las piezas que se exhiben en
Nunca salgo sin mi c¨¢mara pueden durar entre tres minutos y casi dos horas. Las que lo necesitan se presentan con subt¨ªtulos en castellano. Es conveniente tomar en cuenta el tiempo para visitar esta exposici¨®n en la que casi todas las obras se exhiben por primera vez en Europa. China se presenta a trav¨¦s de los ojos de sus artistas como un universo amplio y complejo, pero menos lejano de lo que podr¨ªa esperarse. "La televisi¨®n e Internet est¨¢n al alcance de todos y ahora cualquiera puede convertirse en director, productor y hasta distribuidor de sus propias pel¨ªculas. Es un fen¨®meno que acent¨²a a¨²n m¨¢s las contradicciones de China. Pero no todo es as¨ª. En aspectos como ¨¦ste estamos a la par que el resto del mundo, mientras en otros tenemos grandes lagunas", concluye Hou Hanru.
Nunca salgo sin mi c¨¢mara. Museo ICO. Zorrilla, 3. Madrid. De martes a s¨¢bado, de 11.00 a 20.00. Hasta el 28 de mayo.
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